Salud

Más de 40.000 sevillanos sufren apnea del sueño, una enfermedad en crecimiento por los hábitos poco saludables

Relacionada a menudo con la obesidad, la apnea no tiene cura aunque se puede cronificar, como ocurre con la diabetes

Una paciente de la Unidad del Sueño del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla C.B.

Jesús Álvarez

Se estima que un 5 por ciento de la población sufre apnea obstructiva, la causa más frecuente de alteración del sueño que se trata en los hospitales . Se llama comúnmente «síndrome de apnea del sueño» y es la reina de las enfermedades respiratorias ... del sueño.

En el Hospital Virgen del Rocío se diagnosticaron durante 2019 unas 1.750 personas con apnea del sueño. A estos nuevos pacientes se suman unos 3.700 que reciben tratamiento desde hace años, de modo que por las consultas de la Unidad de Trastorno Respiratorio del Sueño del primer hospital sevillano desfilan ese año unos 5.500 personas con esta patología. En 2020, el primer año de la pandemia del coronavirus, se atendieron, según datos oficiales, a unos 4.700 pacientes con apnea del sueño, a pesar de las restricciones y del miedo de muchos ciudadanos a acudir al hospital.

Se estima que unos 40.000 sevillanos padecen esta enfermedad, aunque no todos estén diagnosticados. Los hospitales Virgen Macarena y Valme también tienen unidades de trastornos del sueño por las que pasan cada año entre cinco mil y diez mil pacientes.

Ángeles Sánchez Armengol, miembro de la unidad de trastorno respiratorio del sueño del Virgen del Rocío, que depende del servicio de Neumología y en la que trabajan a tiempo completo tres neumólogos y cinco enfermeros, asegura que «no es tanto que haya muchos más pacientes de apena que antes como que cada vez se reconocen mejor gracias a la mejor formación de los médicos de atención primaria».

Aunque no tiene cura en este momento, la apnea obstructiva del sueño se puede cronificar como ocurre con la diabetes y se intenta con muchos tipos de cáncer. «La enfermedad tiene un proceso lento, no aparece de un día para otro, incluso tarda años en cursar, aunque tiene mucho que ver con hábitos de vida de los pacientes», asegura esta experta.

Estos malos hábitos están relacionadas a menudo con la obesidad y la aparición de enfermedades cardiovasculares o hipertensión. Asimismo, suele ir asociada a arritmias, cardiopatía isquémicas y diabetes. «No todo el mundo que ronca tiene apnea, aunque el ronquido siempre es el inicio de la apnea. Mucha gente ronca pero no deja de respirar mientras que el que sufre apnea sí y el organismo es el que lo despierta ante la necesidad de respirar», explica Sánchez Armengol.

La doctora Sánchez Armengol con la doctora Carmona Bernal HUVR

Si hay una falta de respiración superior a los diez segundos, se considera apnea, lo que provoca una pérdida notable de la calidad del sueño y de la recuperación de todas las funciones vitales del organismo. Entre cero y cinco paradas respiratorias en una hora se considera «leve» ; entre cinco y quince «apnea moderada»; entre quince y treinta, una «apnea normal»; y más de treinta interrupciones en una hora se considera «apnea severa».

El 85 por ciento de los estudios sobre alteraciones del sueño se hacen en casa con un aparato que se le entrega al paciente y que mide las interrupciones. El usuario devuelve el polígrafo al hospital, donde se le hace un diagnóstico en función de los datos obtenidos. En los casos más severos en los que se sospecha alguna otra patología se deriva el estudio al hospital .

Los neurofisiólogos que atienden esta unidad realizan cada año 70 estudios nocturnos de polisomnografías PSG, 36 test de latencias múltiples (se hacen al día siguiente de algunas PSG, por lo que el paciente pasa aquí la noche y el día siguiente) , y 72 estudios de siestas. Además, atienden 595 consultas de sueño, algunas presenciales, otras telefónicas a raíz de la pandemia por COVID19.

Se trata de estudios complejos, especialmente las polisomnografías, para las que el paciente acude a dormir por la noche al hospital. En este tiempo los profesionales registran parámetros electroencefalográficos, curvas respiratorias, efectúan electrocardiogramas y supervisan la actividad muscular para localizar movimientos anormales de extremidades.

La obesidad es un factor de riesgo para la apnea, que suelen sufrir mayoritariamente los hombres a partir de los 45 años. Es raro que las mujeres las padezcan antes de la menopausia. El cambio en los hábitos de vida amenaza con agravar la incidencia de esta patología en el futuro . «La obesidad infantil ha crecido hasta el 30 por ciento de los niños y cuando se hagan mayores van a desarrollar problemas maxilares o nasales y apnea», cuenta Sánchez Armengol. Se están dando casos de apnea en niños y en adolescentes y jóvenes con obesidad

El alcohol y el consumo de relajantes musculares favorece también la aparición de la apnea, según los últimos estudios. « El alcohol altera mucho la respiración y por culpa de éste y de y la obesidad nos vamos a encontrar con un crecimiento de esta patología a corto plazo. De hecho ya se está constatando un crecimiento de EPOC en hospitales y atención primaria», asegura esta experta.

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