Todo un viernes del Señor junto a los más pobres

El día amaneció con mayor fuerza que estos días. Era viernes del Señor y se hacía en Tres Barrios. Los carros de la compra del fin de semana se mezclaban con los devotos que llegaban desde todos los puntos de la ciudad que han desplazado a kilómetros, por unos días, el epicentro y foco de sus vidas. Por la tarde, el ritual de cada viernes junto al Señor. Ese código que tiene en el Miserere previo a la gran misa el rezo más rotundo que cada semana se puede escuchar para el Gran Poder.

La misa fue presidida por el arzobispo emérito y hermano mayor honorario del Gran Poder, Juan José Asenjo . Al acto acudió el alcalde, Juan Espadas, que portaba su medalla de hermano que posee desde el 1 de octubre de 2020. Junto a él, el delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera y el delegado de distrito, Juan Manuel Flores también quisieron participar de una eucaristía con la presencia de los hermanos mayores de la Quinta Angustia y de la Macarena. Esta última trajo su coral para el canto de la misa.

Es la letra del salmo leído y que refleja a la perfección lo que se vive estos días en Los Pajaritos. Una imagen «para regenerar un barrio», el mensaje que el propio Asenjo ha versado en la mayor parte de una homilía que ha recordado la figura de San Juan Pablo II en el día de su festividad : «Un papa que unió al hombre y a Cristo , las dos perspectivas por la que se celebra esta peregrinación que ha aparecido hasta en la prensa italiana y vaticana».

Asenjo pidió «al alcalde y a los servidores públicos un esfuerzo mayor» por estos lugares, argumentando que «de este encuentro tendrían que surgir iniciativas consistentes y permanentes de ayuda al desarrollo». Porque, «a todos nos interpela y nos comprometen estos barrios, por eso el Señor ha puesto de manifiesto esta pobreza». Y es que, a estos vecinos «hay que recordarles que tienen un padre bueno en el cielo. T engo la impresión de que muchos católicos no han tenido nunca un encuentro espiritual ni se han encontrado vitalmente con Jesús. Dios quiera que muchos de nosotros nos encontremos con él estos días». finalizaba el prelado.

El gran encuentro semanal de los hermanos del Gran Poder se trasladó también a Los Pajaritos. El casinillo de cada viernes se celebró en el patio de la Blanca Paloma gracias a la logística de la Abacería de San Lorenzo y al esfuerzo de la parroquia. Allí departieron vecinos y hermanos, autoridades y asistentes.

Tras la misa y en vísperas de este primer traslado entre parroquias, el propio arzobispo hacía balance de la eucaristía y de esta Misión que está cambiando el sino de las hermandades: «He visto muchísimo fervor, compostura y silencio. Estoy seguro de que la visita del Señor a estos barrios va a ser muy fecunda, un aldabonazo grande para que los gestores redoblen su interés por salvar estos barrios, una invitación a empaparnos en la generosidad y al servicio de los que más sufren. La misión va a acercar a muchas almas al Señor». También, Asenjo pone este hito como referencia, asegurando a este periódico que «el Gran Poder ha roto el hielo y ha creado un estilo. Será una ejemplo para otras hermandades».

Por su parte, el alcalde Juan Espadas analizaba que «desde el pasado fin de semana, en este barrio y en la ciudad hay una sensación general de que el Señor está en un lugar que lo necesita y se funde con su presencia. La misión que está llevando a cabo . Su presencia aquí hace mucho bien y es muy emocionante». El propio Espadas habló de la situación de la zona y apunta que «el gran proyecto que tiene este barrio es el de la rehabilitación de sus viviendas. La financiación está conseguida y tengo una confianza grande en que el Ayuntamiento encabece a través de Envisesa esa gran rehabilitación. Esta barriada va a mejorar notablemente. Generará esperanza, esa que trae el Señor , una imagen universal. Porque si algo tiene el Señor de Sevilla, es que se le reconoce en cualquier parte».

En el caso del hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero , apunta a esta celebración como «un camino y una dirección. El camino es algo que hay andar y la dirección, lo indica. El Gran Poder nos marca el único sentido de las hermandades: los pobres. Han señalado un destino: fuera de los pobres no hay salvación».

Con esto, esgrimió a ABC que «el Gran Poder ha demostrado la potencia que tiene una imagen , de atracción y acercamiento a Dios. No encuentro un camino más acertado ahora mismo». Por ello, abre la puerta a que algún día la corporación de San Gil siga sus: «La Macarena tendría que pensar en hacer cosas iguales y similares. La Virgen es la Esperanza y el Señor, el gran consuelo de los necesitados».