Guerra de Rusia
Una tienda de productos rusos en Sevilla dice «No a la guerra»
En el pasaje comercial que une Almirante Lobo con los Jardines del Cristina hay una tienda de productos de Europa del Este que se ha posicionado en contra del ataque ruso

Hay ocultos en el pasaje comercial Cristina tres carteles especialmente significativos en estos momentos tan convulsos que afrontamos: « No a la guerra », « No war » y « Het bonhe ». En español, en inglés y hasta ... en ruso, para que le quede claro a todo el mundo. Colgados sobre el escaparate de un reconocido negocio de productos de los países del Este en Sevilla , advierten a clientes y curiosos del distanciamiento de su propietaria con el conflicto bélico que se libra su cuna natal.
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Pocas referencias españolas hay en 'Troyka', que hasta acuña su nombre en ruso. Sus estantes rebosan cervezas, alimentos, libros, películas y discos traídos de Rumanía, Ucrania, Rusia, Bulgaria, Polonia, Bielorrusia y Lituania. No hay autor soviético que se le escape a su biblioteca, así como el escritores modernos más reconocidos. Y ofrecen todas las revistas de actualidad y prensa del Este.
La pasada semana fue amenazada e insultada por unos asaltantes que la señalaban por el conflicto que ha estallado en su tierra
Valentyna Melekhova es la propietaria de 'Troyka'. Lleva veinte años residiendo en Sevilla y durante todo este tiempo se ha convertido en el comercio de referencia para todos sus compatriotas . Ahora afronta con especial preocupación esta guerra, pese a estar a 5.000 kilómetros de distancia . El epicentro del conflicto le toca de lleno: nació en Luhansk , en la región del Donbás . Fue ése el territorio tomado 2014 por separatistas prorrusos , en el que se estima que hasta la fecha han podido producirse 14.000 muertes en estos ocho años. Desde la semana pasada ocupa titulares por ser una de las dos « repúblicas independientes », junto con Donetsk, que reconoció el presidente ruso, Vladimir Putin .
Unos asaltantes «rabiosos»
Esta vecina del Heliópolis , con pasaporte ucraniano , no quiere pronunciarse sobre lo que está ocurriendo en su tierra, por temor a represalias. « Ya me han amenazado e insultado », explica. El otro día tuvo que denunciar su desprotección a la Policía Nacional , aunque quiere aclarar que aquellos individuos «rabiosos» no eran ni sevillanos ni españoles . La abordaron cuando su negocio estaba vacío y le hicieron temerse lo peor.

Pese al céntrico enclave de la 'Troyka', su ubicación dentro del pasaje comercial que enlaza la calle Almirante Lobo con los Jardines del Cristina le resta visibilidad; y, por lo tanto, seguridad. Pero su preocupación va más allá de su propia integridad y la de su negocio: en el foco del conflicto tiene a su hija Kseniia y su nieto Mark . Consiguió traerlos a la capital hispalense cuando en 2014 estallaron los primeros episodios bélicos en aquella región ucraniana limítrofe con Rusia . Aquí dio sus primeros pasos el retoño, aunque más adelante se verían obligados a regresar al Donbás . «Ahora estoy aquí sola», señala. Y reconoce que desde el comienzo del conflicto empezó a ver cómo descendía su clientela , como si ella tuviera culpa o justificara lo ocurrido.
Papeleo para compatriotas
Además del material en venta ya citado, esta tienda es un reclamo para sus compatriotas como punto de información de ofertas empleos que requieran el idioma ruso ; alquiler y venta de viviendas; transferencias de dinero a todo el mundo, especialmente enfocadas a Europa del Este; envío de paquetería; y gestión para la legalización de documentos . Es toda la oferta que aparece en su página web.
En su tienda oferta vodka ruso, manteca de cerdo ucraniana, dulces bielorrusos y champán soviéticos
Como ella misma anuncia, «las tiendas rusas en España son, ante todo, un trozo de nuestra Patria en el extranjero ». Mientras explica el drama que le está tocando vivir, la mirada indiscreta del periodista encuentra el clásico vodka ruso , manteca de cerdo ucraniana , dulces bielorrusos y champán soviético .
Tampoco podían faltar en esta casa las muñecas rusas 'matrioskas' , pintadas a mano; que oscilan desde unos quince euros hasta casi noventa, en función del dibujo y del tamaño. Como ya reconoció en un reportaje anteriormente publicado en este periódico, « el único producto español que vendemos aquí es el agua y la cerveza Cruzcampo ».
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