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«La solución de los "Papeles de Salamanca" fue servil con intereses nacionalistas y fetichistas»

Manuel Romero Tallafigo_Historiador

Profesor de la Universidad de Sevilla, ha ganado el Premio Agustín Millares Carlo de Investigación en Humanidades por el libro «De libros, archivos y bibliotecas. Venturas y desventuras de la escritura» -Usted estaba trabajando en el Archivo de Indias, una tarde de enero de hace años, cuando se produjo un conato de incendio. ¿Qué sintió?

-Un revolcón ante lo imprevisible e inoportuna que es la naturaleza, ante algo custodiado celosamente durante muchos siglos.

-¿Le consta que los documentos del Archivo de Indias hayan servido para descubrir tesoros?

-Claro, y muchos lingotes de oro y plata. Un registro de mercancías de galeones es un aval para conseguirlos.

-¿Y los buscadores de tesoros, aun sin proponérselo, han servido alguna vez para aclarar algún dato histórico?

-Los datos arqueológicos siempre se contrastan y completan con los documentos de archivo, y pueden revelar la verdad de los registros de mercancías y personas de las naos.

-Se lo digo porque creo que usted ha dedicado algún artículo o algún trabajo a uno de ellos.

-No he escrito nada sobre ellos, simplemente los menciono como uno de los prototipos de investigadores en archivos históricos.

-¿Si se escribiera una historia sobre la documentación destruida, quedaría muy distinta a la que conocemos?

-Normalmente lo que se conserva en archivos de origen administrativo es sólo la «verdad» oficial.

-¿La verdad «oficial» no coincide siempre con la «real»?

-Para mí es evidente. Ni con los documentos del pasado, con silencios y voces, ni con la verdad políticamente correcta, se reconstruye siempre la Verdad. Hay que amalgamar muchos datos, que no siempre se pueden tener a mano.

-El capítulo del derrumbe del techo de la Biblioteca Colombina lo termina exclamando como el Caudillo, no hay mal que por bien no venga. ¿por qué?

-La sabiduría de Atenea nació de un doloroso martillazo en la cabeza de Zeus. Ese derrumbe doloroso originó una nueva biblioteca y un modélico servicio a la ciudadanía por la Iglesia de Sevilla

-¿Cómo acabó el archivo y biblioteca del Conde de Altamira?

-Entre bibliófilos, anticuarios, intermediarios de Europa y América, en papeles de envolver y cartuchos de balas.

-¿Cómo calificaría la labor de la duquesa de Medina Sidonia en su archivo?

-Celar por conservar la integridad de un archivo fundamental en nuestra historia siempre es digno de elogio.

-La duquesa siempre creyó que hay historiadores capaces de destruir documentación si con ello preservar su particular visión de la historia ¿comparte ese temor?

-El mito del ave fénix que se incinera para renacer nueva, es una realidad histórica. Hay algunos que han intentado crear una nueva memoria, destruyendo la anterior. Yo, sin embargo, nunca me he imaginado eso en las mesas del Archivo de Indias.

-¿Se llevó bien con la duquesa de Medina Sidonia?

-Tuve siempre relaciones muy correctas, sólo eso, y compartí con ella alguna mesa redonda en Sanlúcar. Yo he trabajado muchas horas y años en el Archivo de los duques de Medinaceli.

-¿Qué supuso para Sevilla la salida del Archivo de Medinaceli?

-La pérdida de un centro de investigación generosamente abierto por los duques desde la segunda mitad del siglo XX a los sevillanos.

-¿Eso quiere decir que los duques han perdido en generosidad con respecto a Sevilla? -Yo no enfocaría así el tema, pues en investigación fueron muy generosos con los que acudíamos al archivo. Habría que ponderar lo que la sociedad y las autoridades de Sevilla estaban dispuestos a dar para que un archivo de tal categoría gozase del mejor edificio, personal e instalaciones.

-¿Le sorprendió la respuesta ciudadana que originó aquello?

-Sí, pero se confundieron muchos temas sobre la sevillanía o andalucismo del Archivo.

-¿O sea, que los localismos tampoco le convienen a la archivística?

-Los archivos locales existen, aunque han sido los más expuestos al expolio y a la destrucción. Muchos de los documentos que existen en Salamanca hubieran desaparecido, si la Represión del General no los hubiera necesitado.

-Las administraciones públicas dejaron bien clara su impotencia en ese caso, ¿no?

-Sí, desde la supresión de los señoríos en el reinado de Isabel II, que eran jurisdicciones públicas, esos archivos deberían haber sido compartidos por la nobleza -patrimonio- y el Estado -jurisdicción-.

-¿Qué le pareció la solución de la ministra Carmen Calvo a los papeles de Salamanca?

-Servil a unos intereses nacionalistas y fetichistas hacia el documento original. Se rompió la integridad de un archivo de la Represión que podía haberse multiplicado en porciones por las copias.

-¿Se destruyó mucha documentación en la Transición?

-Por los testimonios que recojo en mi libro, más de la que nos imaginamos. Se pasó de la memoria de la Dictadura a una nueva «memoria».

-En el Tesoro de la Catedral de Toledo se conservan dos medallones con las firmas de San Ignacio y Santa Teresa. ¿De dónde proceden?

-De cartas, lo más probable. No hay mejor reliquia de santo que la escritura de una persona, en donde está su alma, porque con ella se escribe.

-¿Felipe II fue más consciente de la necesidad de preservar archivos que Isabel II o Fernando VII?

-Sin duda Felipe II que creó el mito de su omnipresencia, en la que nunca se ponía el sol, a través de la escritura.

-¿Qué es lo más sorprendente que vio en los archivos caribeños?

-La humedad y el calor como desintegradores persistentes del papel y el pergamino.

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