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Homenaje

Sevilla salda su deuda con Rafael Juliá, padre de los hosteleros

El sector de la restauración agradece su entrega «infinita» al empresario que sirvió la boda de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar

José Luis García-Palacios y Francisco Herrero entregan un cuadro a Rafael Juliá Juan Flores

Elena Martos

Cuando los camareros recogieron las últimas mesas aquel 18 de marzo de 1995, Rafael Juliá respiró tranquilo. En uno de los baños del Real Alcázar , que se había cerrado a cal y canto para la celebración del banquete nupcial de la ... Infanta Elena y Jaime de Marichalar , el hostelero sevillano supo que había superado uno de los mayores retos de su carrera. Casi sin fuerzas tras semanas de nervios y preparativos, se enjuagó la cara, se cambió de camisa y se peinó con fijador. «Y ahora llévame a Villa Luisa que tenemos que saludar a otros novios. No quiero que crean que su boda es menos importante», le pidió a su hijo Rafael, quien ayer compartió la anécdota durante un homenaje que la hostelería sevillana rindió al maestro Juliá.

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