Sevilla se llena de controles de alcoholemia por Navidad

Si usted cogió el coche este viernes por la noche y circuló por vías muy transitadas como Torneo, Concejal Alberto Jiménez Becerril, Paseo Colón o el entorno de Plaza de Armas, es muy probable que se topara con alguno de estos dispositivos.

ABC acompañó a la Policía Local en el inicio de una de las épocas de máximo riesgo en el asfalto por la conjunción de alcohol y volante. En el caso de Sevilla sólo la Feria supera a las navidades en el recuento de conductores ebrios que son cazados cometiendo una infracción o un delito en función del nivel de alcohol ingerido. Sólo en una jornada se pueden hacer medio millar de pruebas. Sin embargo este viernes, considerado «una noche muy caliente» antesala del 25 de diciembre y de la temida mañana del 1 de enero, los agentes realizaron 860 pruebas (un 20% más de lo habitual) y detectaron 23 conductores que dieron positivo, un 3,8% del total.

Sobre las once de la noche, en la Avenida Concejal Alberto Jiménez Becerril, se instalaba uno de los operativos en sentido al puente del Alamillo. En apenas unos minutos, la fila de vehículos cuyos conductores esperaban a soplar por el alcoholímetro era considerable. Doce agentes conformaban el dispositivo que llegó a hacer en casi dos horas 290 pruebas , de las cuales cinco de ellas dieron positivo.

Entre los que no tuvieron una buen final de noche estaba Vicente, un vecino de La Puebla del Río . Tras dar 0,51 mg/l aseguraba que sólo se había bebido dos cervezas al salir del trabajo. «Acabo de dejar a un compañero y me marchaba al pueblo para recoger a mi mujer que está embarazada para traerla al médico aquí a Sevilla». Con diez años de carné dice que es la primera vez que lo sancionan por conducir tras haber bebido. Reconoce el trabajo de la Policía pero se lamenta. Recurre a una excusa muy habitual: el «yo voy bien». «Estoy de acuerdo con estos controles, pero qué mala suerte he tenido. Sólo me he tomado dos cervezas y a veces no pillan a los que van mal». A pesar de todo, dice que la experiencia, los cuatro puntos de carné perdido y los 500 euros de multa, le han servido de correctivo. «Está claro que después de esto no vuelvo a tomarme nada».

La tasa más alta la arrojó un vecino de Los Palacios . En el segundo test, el de precisión que se realiza en el interior de una furgoneta tras haber dado positivo cuando se sopla en al alcoholímetro, marcó 0,58 mg/l al borde de lo que se considera delito , que está fijado a partir de 0,60mg/l . Sus síntomas de embriaguez eran evidentes y no quiso atender a este medio. La grúa se llevó su coche porque sus otros dos acompañantes también estaban ebrios. Uno de ellos intentó engañar al agente, asegurando que no había bebido. Sin embargo, cuando sopló dio una tasa superior incluso que el conductor. «Caballero si usted hubiera estado conduciendo tendríamos que haberlo detenido», le dijo un agente al comprobar el resultado del test.

En ese mismo dispositivo, los agentes detectaron a un conductor que circulaba sin carné y detuvieron a otro, un ciudadano colombiano, que intentó esquivar el control, dándose la vuelta a contramano. Cuando fue interceptado admitió rápidamente que no quería soplar porque había bebido. Dio positivo, pero además en su coche encontraron una botella de whisky «de la que iba bebiendo mientras conducía» –le reprocha un policía- y cocaína. A ese cúmulo de infracciones se suma el delito de haber intentado huir de la Policía.

La concienciación le está ganando la partida a las conductas irresponsables al volante. Sólo un 3% dio positivo el viernes. Un dato que está por debajo de la media anual, que se encuentra en el 4,4% , según datos ofrecidos por el Ayuntamiento. Pero para el oficial Moisés Venegas , que ha cumplido 19 años en el Cuerpo, cada conductor ebrio que cazan «es una potencial amenaza». «La gente piensa que nunca le va a pasar nada y claro que pasa. Cuando un conductor ebrio mata a otra persona, perdemos todos».

Aún recuerda, a pesar de los años de experiencia acumulados, al joven de 25 años que se le murió en los brazos mientras esperaban a la ambulancia en Torneo . O a las tres personas, «dos hombres y una mujer, cada uno con más de 60 años, que iban camino del Rocío y les acompañaba una niña de cuatro años en la parte trasera. Los tres dieron tasas altísimas a pesar de tener una menor a su cargo. Si hubieran tenido un accidente, la tragedia hubiera sido terrible». También se han detectado casos de mujeres embarazadas que han bebido y se han puesto al volante.

Este oficial, además, advierte sobre los falsos mitos que circulan sobre métodos para engañar al alcoholímetro . Que si pasta de dientes, beber mucha agua, no fumar, esperar una hora antes de coger el coche… «Ojo con esos trucos que pueden hacer que te confíes y al final arrojas una tasa mayor. No hay ningún método válido, sólo circular sin haber bebido ».