Sevilla inaugura su «merecida» facultad de Teología San Isidoro

La nueva Facultad de Teología «San Isidoro de Sevilla » ya es una realidad. Un nuevo centro y comunidad de estudio, de investigación y de formación; que funcionará bajo los principios de la misión evangelizadora de la Iglesia y que tendrá como fin prioritario «cultivar y promover, mediante la investigación científica, las propias disciplinas que sirven de un modo directo a la misión de la Iglesia» , comentó el arzobispo de Sevilla. Asimismo, Sevilla podrá acoger los estudios de segundo y tercer ciclo de Teología para las diócesis más cercanas (Jerez, Cádiz, Huelva, Málaga, Córdoba, Badajoz), la mayoría de las cuales solo cuentan con estudios de primer ciclo en seminarios diocesanos. Asimismo, la nueva facultad cuenta con claustro de 34 profesores , de los cuales, 25 son doctores, y una valiosa biblioteca con casi 80 mil volúmenes .

El acto con concluyó con el develado de la placa conmemorativa de la nueva Facultad de Teología ‘San Isidoro’ de Sevilla, cita que coincidió con el 50º aniversario de la creación del Centro de Estudios Teológicos (CET).

Anteriormente, Versaldi anunció la erección canónica de la facultad tras la lectura del decreto pontificio de creación, durante la lección inaugural con motivo de la apertura del curso 2019-2020 de las instituciones académicas de la Archidiócesis de Sevilla. En su intervención a los medios, destacó que «las facultades y universidades de teología están llamadas a convertirse en lugares de encuentro y escucha , donde los estudiosos eclesiásticos deben tener convicciones y estructuras que favorezcan una teología de rodillas». El acto se desarrolló en base a la ponencia titulada: «Teología y el mundo actual». Allí el cardenal Versaldi invitó a los teólogos «a empeñarse en el estudio de la hermenéutica evangélica para comprender al mundo y a los hombres».

Por su parte, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, aseguró que «Sevilla merecía tener esta nueva facultad» ya que «cumplíamos con todos los requisitos, teníamos un edificio capaz y hermoso para desarrollar las tareas propias» de estas tareas. Una incorporación al programa de estudios eclesiásticos que, en palabras del prelado, «se ha conseguido en un tiempo excepcionalmente corto». Y es que finalizaba diciendo que «esto no es obra mía, le agradezco profundamente a mis predecesores; a los cardenales Carlos Amigo Vallejo y a Bueno Monreal» la puesta de su semilla para lo que ya es una realidad.