La «revolución silenciosa» de las mujeres gitanas universitarias
SEVILLA. La Asociación de Mujeres Gitanas Universitarias (Amuradi) nació hace cinco meses y ayer fue presentada oficialmente en la Universidad Pablo de Olavide (UPO), institución en la que la joven presidenta del colectivo, Beatriz Carrillo de los Reyes, cursa estudios de Trabajo Social. La presentación ... estuvo acompañada de la celebración de una jornada a cuya inauguración asistió el consejero de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña, quien manifestó su convicción de que las mujeres gitanas están protagonizando «una revolución silenciosa» de la que esta asociación puede ser exponente.
Soporte de la familia
Pérez Saldaña destacó el papel que las mujeres de esta etnia vienen desempeñando como «soporte de la familia» y en la transmisión de códigos y valores culturales relacionados con sus tradiciones y costumbres. Dentro de este contexto, subrayó la importancia que la educación adquiere con vistas a una integración de pleno derecho que no implique una pérdida de sus señas de identidad.
«Formación para derribar los muros», indicó el consejero, para el que uno de los grandes retos reside en conseguir que las niñas gitanas no abandonen el sistema educativo a los 12 años de edad sino que tengan «derecho a gozar de su adolescencia, puedan terminar sus estudios e iniciar una carrera universitaria». El gran problema radica en el índice de absentismo escolar que existe en un núcleo importante de la comunidad gitana, -estimado en un 12 por ciento-, y, como consecuencia, el fracaso escolar que arrastra. De hecho, sólo un 1 por ciento de estos jóvenes llega a la universidad y entre ellos predominan, sobre todo, las mujeres.
Beatriz Carrillo de los Reyes es, precisamente, uno de esos casos. El reducido número de estas chicas que acceden a las enseñanzas universitarias hizo que esta joven cordobesa de Palma del Río decidiera dar el paso junto a otras seis jóvenes y crear la asociación, Amuradi, que ella misma preside y que desde el principio contó con el apoyo de la rectora de la Olavide, Rosario Valpuesta. El colectivo cuenta por el momento con 60 socios de ambos sexos, payos y gitanos, de distintos ámbitos sociales aunque, eso sí, con un claro predominio de mujeres gitanas. «Entre nosotras hay abogadas, economistas, filólogas inglesas, pedagogas...» comenta con orgullo Beatriz, que está concluyendo en la UPO sus estudios de Trabajo Social.
No disponen de sede ni recursos, pero sí de mucha ilusión. Las ideas las tienen muy claras y tienen como referente de su trabajo el objetivo de promocionar a la mujer gitana, «romper con mitos y tabús y captar al mayor número de mujeres que ha llegado a la universidad para realizar un congreso donde reflexionar y ver cómo está nuestra realidad». Para Beatriz Carrillo el acceso a la educación ha sido algo normal en el seno de su familia por lo que considera que se trata de «una cuestión de mentalidad» más que de otra índole, de aquí que una de las pretensiones de Amuradi sea la de «hacer ver a las demás mujeres que no es tan difícil llegar hasta aquí».
Premio de la Iniciativa Joven
«Los gitanos somos otra realidad y no marginales ni delincuentes; las mujeres -añade- exigimos estar acordes con los tiempos que corren sin perder ni un ápice de nuestra identidad», apostilla esta joven universitaria que habla con especial satisfacción del taller de lecto-escritura que su asociación desarrolla en el Polígono Norte, en San Diego, y del Premio de la Iniciativa Joven de la Junta con el que Amuradi ha sido distinguida pese a su corta trayectoria.
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