Reloj de arena: José Luis Cabeza Hernández, bajo la luna de los furtivos
Nació en el seno de una familia numerosa en El Fontanal de donde salió a base de brochazos y papeles pintados
José Luis Cabeza y José Manuel Soto
Soñó con gaoneras y pases de pecho, pero le salían mejor los negocios. Quiso ser torero, pero donde de verdad cortaba orejas era creando trabajo. Todas las luces del traje que no lo llevaron a la gloria se encendieron para iluminar su fantasía y su ... afán. Dicen que duerme con un papel y un boli en la mesilla de noche para apuntar las cosas que sueña o se le ocurren . Que no suelen ser corrientes.
Nació en el seno de una familia numerosa en El Fontanal de donde salió a base de brochazos y papeles pintados. Mientras empapelaba las paredes de los sevillanos y pintaba el cortijo de Antonio Ordóñez , soñaba con dos amigos suyos con llenarse las manoletinas de albero y las manos de sangre con las orejas del éxito. Compartía la luna de los furtivos y llegó a dar sus pases como novillero, pero llegó más lejos empapelando paredes, desde la Antilla a Benidorm, donde dejó la firma seria y profesional de aquella empresa que tenía un Seat mil quinientos de segunda mano para meter los rollos de papel y los sueños de torero de él y sus amigos. Canorea lo llevó a torear a Madrid, Sevilla e Ibiza. Mariví Romero y Manolo Molés lo hicieron protagonista de «Furtivos», un reportaje en televisión sobre la vida de las maletillas. Pero la suerte estaba echada.
Diodoro le dijo un día que tenía más futuro en los negocios que sobre el albero y se dedicó a coger el lápiz de la mesilla de noche y apuntar ideas. Abrió su primer Serranito en la calle Antonia Díaz . Y pese a las dificultades primeras salió adelante y se fue haciendo de un montoncito de perras la mar de respetable. Pero el toro lo llevaba en la sangre. Los mesones de la marca El Serranito están todos decorados con cabezas de morlacos, carteles de ferias grandes y algún que otro fetiche taurino que perteneció a un torero de tronío. Vino al mundo para repartir felicidad, porque lo mismo que te daba serranitos para matar el hambre de tres cuarteles de la época, apoderaba a fenómenos sociológicos del mundo de los capotes. Suya fueron las ideas más osadas de la época que, de alguna forma, dejaron en ocurrencias las que tuvo el Pipo para El Cordobés . Se empeñó en que la gente conociera a un tal Camarena. Y la gente lo conoció. Porque lo hizo que se encadenara a la Catedral para que le dieran una oportunidad y lo hizo posar en el cementerio de Los Palacios dentro de un ataúd mientras les decía a los periodistas de gabardina y libretilla de la época: «o le regalo un jamón a cada uno de mis hermanos y atranco las puertas de mi casa con cuñas de queso o me muero en el empeño». También apoderó a Luis Mariscal , que lo hizo torear en el campo de fútbol de Sevilla 2. Y a Cayetano Rivera , Manzanares , Ponce , Padilla y a alguna otra figura, les dio desde el callejón un jamón enfundado con la marca del Serranito, para que sobre sus hombros le dieran la vuelta al ruedo y se llevaran la ovación de la tarde.
Los más cercanos le llaman Chico. El Chico con el corazón más grande de la clase. Porque Midas le dio el secreto para hacer dinero. Y Atón, el dios egipcio de la generosidad infinita, le guía el lápiz con el que anota sus ideas en el papel de la mesilla de noche. Ha vestido de limpio iglesias enteras, ha estado al lado de amigos a los que se comió la crisis y coquetearon con la canina, ha abierto la cartera cuando la de otros sólo guardaba ruina. Y todo lo ha llevado tan en secreto que cuando lea estas líneas seguro que se levanta de manos, como los caballos de Peralta. Entre sus nueve hermanos tiene dos que le salieron artistas: Fran Bravo y Añete , el de Bordón 4. Y con ellos y con las voces de Ortega Cano , César Cadaval , Juan José Padilla , El Cani de Triana y otros tantos más grabó un disco que tituló «Corazón Torero» dejando los derechos de ventas para la viuda de Adrián López , un hombre de plata de la cuadrilla del Fandi .
Ha grabado siete discos de sevillanas y pasodobles. Y en el Cossio de la amistad tiene página firmada por un millón de amigos. Por estas calendas, tan cercanas a su cumpleaños, suelen cumplimentarlo con una fiesta de mucho compás en una finquita de la carretera de Utrera.
El año pasado, cuando cumplió sus 69 almanaques, le dieron una sorpresa grabándole en un vídeo las cosas que se le ocurrieron decir a gente tan seria y de fiar como José Manuel Soto, Los Morancos, Padilla, Campuzano, Manu Sánchez, Cantores de Híspalis, El Mani, Pepe da Rosa, El Yuyu, el comandante Lara, el Risitas, Josele, El Cani… La tarde se cerró en abrazos tiernos y yintonis con arvejones, cantándole El Mani, gran amigo suyo cuya pérdida lloró desconsoladamente, un fandango en que engloriaba al Chico.
A José Luis no lo paró el picador de la crisis . Ha estado dándole vuelta a hacer una película, ha montado un hotel, está a punto de abrir una cervecería a lo grande en Montequinto y quiere llevar al libro Guinness de los récords su última idea: hacer un serranito que ocupe todo el puente de Triana. A sus setenta años aún continúa soñando con la romántica luna de los furtivos…
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras