PROSTITUCIÓN EN SEVILLA ESTE
Pulso municipal al mercado de la carne
Policía local y vecinos patrullaron ayer en el Polígono Aeropuerto para disuadir a las prostitutas callejeras
El reloj marca la una de la madrugada cuando varias patrullas de la policía local, acompañados por el delegado del Distrito Este-Alcosa-Torreblanca, Ignacio Flores, varios vecinos y algunos periodistas salen de la comisaría de Sevilla Este, sita en la Avenida de las Ciencias, ... para r ecorrer las calles del barrio en lo que será el primer dispositivo de actuación real contra la prostitución callejera en la capital hispalense.
El barrio está casi desierto , por la noche esta zona de nueva construcción aledaña a la avenida de Emilio Lemos, antiguo cortijo de la prostitución en esta barriada, se queda casi desierta. Las calles quedan vacías y el descampado en el que los domingos se celebra uno de los mayores mercadillos de la ciudad se convierte en un espacio «privado» para el proxenetismo callejero. En cuanto el coche de la policía local ronda un par de calles, justo al lado de un centro comercial, frente a pisos en construcción, localizan a tres mujeres de color, con poca ropa y llamativos zapatos de tacón que hablan con un posible cliente, que sentado en su moto, parece negociar con una de las chicas.
Da comienzo la operación. Cuatro coches policiales rodean al grupo. El posible cliente, de unos treinta años, de baja estatura y ataviada con ropa de trabajo, se baja de la moto en la que se encontraba sentado. Algo nervioso, asegura que «únicamente hablaba con ella, no soy cliente, estábamos charlando». La policía le pide que se identifique y le advierte de la nueva ordenanza, que no entrará en vigor hasta octubre, pero mediante la que la policía podrá multar a los clientes. A los pocos minutos, arranca su motocicleta y se aleja del lugar. Allí quedan las tres chicas. Detrás de ellas un descampado completamente oscuro en el que se atisban algunos coches, posiblemente de clientes. Los policías las identifican, ellas piden que no las fotografíen, incluso, uno de ellas, aparentemente mayor que las otras, llega a insultar a un cámara que graba a una distancia prudencial lo ocurrido.
La noche es de las más frescas de todo el verano, ataviadas con un corto vestido, unos pantalones diminutos y una falda pequeña tiritan de frío, caminan de un lado a otro y responden a las preguntas de los policías. Ninguna de ellas tendrá más de 25 años . Sus rostros denotan la juventud de unas chicas que, en la mayoría de los casos, se ven forzadas por proxenetas a prostituirse en las calles, inmiscuyéndose en un mundo duro del que les resulta imposible salir. Están muy lejos de sus casas y sin dinero que les permita escapar de esa situación.
En esta zona de la ciudad son en su mayor parte extranjeras y de raza negra , estás mujeres trabajan cada día en el mismo lugar convirtiéndose en el principal comedero de cabeza de los vecinos que sufren las peleas con los chulos, además del constante ir y venir de clientes, reyertas, coches que se paran, discusiones, exhibicionismo, etc.
Los vecinos de Emilio Lemos, anteriormente afectados por el mismo problema, comentan con los nuevos el operativo y lamentan que el barrio, por el momento, no se haya liberado del todo de la prostitución y que sólo se hayan movido de una zona, actualmente completamente poblada, a la parte más nueva del barrio en la que aún no están terminadas todas las viviendas. Los afectados se muestran «muy satisfechos» y confían en que la Administración local no les falle y cumpla con su palabra manteniendo el dispositivo por más tiempo para evitar el regreso de las mujeres una y otra vez al mismo punto o incluso a otros puntos del barrio. Quieren que se haga realidad la erradicación total de esta actividad en las calles por las que pasean sus hijos y en las que viven.
El delegado del Distrito, muy pendiente de la situación, observa el trabajo policial afirmando que «no vamos a dejar en paz a los proxenetas , vamos a perseguirlos vayan donde vayan y vamos a erradicar la prostitución callejera de una vez por todas en esta ciudad».
Tras las jóvenes el guarda de seguridad de las garitas que vigilan las obras colindantes, un hombre de unos 50 años que prefiere no hablar. Asomado a la ventana lo mira todo sin mediar palabra, aunque al ser preguntado por la asiduidad con la que las chicas están en la zona, asegura «todos los días» .
El mes pasado el alcalde se comprometió con todos los vecinos en Santo Domingo de la Calzada, en la zona de Nervión, donde los ciudadanos sufrían este mismo problema, a poner a su disposición todos los medios policiales posibles para erradicar la prostitución callejera. En un mes de actuaciones como la que ayer se llevó a cabo en la barriada de Sevilla Este, los vecinos aseguran que las prostitutas se han ido. Algunos alertan de que éstas se fueron a engrosar la lista de las habituales en Sevilla Este , aunque por el momento este dato no ha podido confirmarse.
En la madrugada de ayer se dio el primer paso para cumplir esta promesa en la barriada , los vecinos del Polígono Aeropuerto eran testigos de como la policía se lanzaba a la calle en un dispositivo especial para localizar a estas chicas y sacarlas de la calle.
Ignacio Flores, afirmó además que «no solo va a ser esta operación». Asimismo, avisó a todos los clientes de que «se les va a sancionar una vez en octubre consigamos aprobar la ordenanza» y a los proxenetas «no los vamos a dejar en paz. No vamos a consentir que nadie intente abusar de mujeres que no tienen la culpa de estar en la calle».
El delegado del Distrito Este explicó que «esperamos aprobar en octubre la ordenanza para empezar a sancionar clientes» y, de otro lado, «detener a los proxenetas y pasarlos a disposicion judicial por posibles delitos contra las prostitutas» . En este sentido, dijo que «vamos a mantener el dispostivo abierto aunque de momento la única capacidad legal que tengamos sea actuar de forma disuasoria».
Las jóvenes abandonan caminando juntas el lugar, la policía continúa con la ruta de la noche. A lo lejos, avenida arriba, es posible observar como algunas mujeres más, bajo la luz de las escasas farolas que aún iluminan la despoblada zona adornan la calle esperando la llegada de algún cliente.
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