Gran Poder
Los presos que buscan la luz en el Señor
El tercer día de la Santa Misión estuvo dedicado a la pastoral penitenciaria y colgó el lleno en una parroquia a rebosar
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Iniciar sesiónLa Blanca Paloma sigue siendo el centro de Sevilla estos días, La Meca de la ciudad que visita hasta el imán de Los Pajaritos que asegura que «han venido a verlo muchos musulmanes del barrio».
Cada día es un hervidero de rezos. ... Llegar al barrio en transporte público sigue siendo lo más cómodo y desde el Metro ya pueden verse kioscos y balcones de las Candelarias engalanados para la inminente visita del Señor que estos días recibe los rezos en su parroquia vecina. «Gracias por traernos tu fe» rezan las banderolas que cuelgan desde las ventanas.
El jubileo de la tarde estuvo dedicado a los presos de Los Pajaritos que viven desde la cárcel la devoción al Señor. La misa fue cantada por el coro de la parroquia de las Flores. El padre Ángel García Rodríguez, delegado de pastoral penitenciaria de la Archidiócesis, predicó la masiva eucaristía y en la organización le acompañó Jose Luis Valverde Tovar, delegado de actividades penitenciarias. Estos trinitarios vivieron emocionados el momento. Eran los heraldos de una fe escondida entre rejas que «claman al Señor porque ayude a erradicar los males del barrio que los han llevado a la ruina» , aseguraban a este periódico minutos antes de comenzar la eucaristía.
Traen consigo los anhelos del olvido. «Hay algunos que han pedido que le den permisos para venir con la familia, tanto mujeres como hombres, a ver al Señor en su barrio. Para ellos es algo ilusionante». Todo ello quedó argumentado en una hermosa carta que Manuel, Óscar y cinco vecinos más de los Pajaritos que cumplen condena han querido escribirle al Señor y que han entregado en mano esta misma mañana entre lágrimas al padre Ángel en el patio de la cárcel: «Padre, rece al Gran Poder para que desaparezca la droga del barrio y se pueda vivir sin esta lacra para que así nuestros hijos puedan vivir con dignidad sin terminar en la cárcel como hemos acabado nosotros».
La carta, que fue leída tras la comunión, calló como un resorte de plomo en los asistentes: «Cuando salgamos de aquí, te prometemos Señor que iremos a tu basílica y tendremos esta conversación, cara a cara. Esperemos que la emoción nos deje hablarte».
Antes de abrir a las ocho
La mañana comienza estos días un poco antes de las ocho. Quince minutos antes llega cada día Fran Ortiz, el párroco de la Blanca Paloma. Cuenta a ABC que desde minutos antes de que se abran las puertas, más de una treintena de personas esperan ya a verlo antes de su jornada laboral: «Es una bonita estampa donde se ven trabajadores de uniforme como limpiadoras, Tussam o Lipasam, entre otros, que viven en este barrio y que tienen la oportunidad de verlo junto a su casa antes de empezar el día».
A la tienda vuelven a traer 2.500 estampas, «las 2.000 de ayer se agotaron en una tarde», aseguran miembros de la junta de gobierno que velan por la organización. Miguel el capiller ha perdido la cuenta de cuantos carritos y personas con andador ha ayudado a subir a ver al Señor de cerca durante la mañana. Es la verdad de estos días que se une a los vecinos de San Lorenzo que esta vez tienen que desplazarse 8 kilómetros para buscarlo: «Ya se sienten huérfanos».
Toda una residencia de vecinos ha venido a verlo. Las asistentes ayudan a los ancianos emocionados a subir la rampa que da acceso al Dios de su niñez en los patios de vecinos del centro. «Es una de mis primeras salidas tras el estallido de la pandemia y ha sido para dar gracias al Señor», comenta María mientras agarra con fuerza la barandilla para poder bajar tras cruzar su mirada con el Gran Poder.
El trajín es incesante. Las constantes limosnas a cáritas parroquial se mezclan con los que traen bolsas llenas de productos de primera necesidad y una tienda de recuerdos que no para de recibir visitas. El padre Fran ha recibido hoy a una familia que operan al hijo de cáncer de Colón estos días. «Me han pedido que le pase la estampa por la túnica». También ha reconocido a una familia que ha venido expresamente de Hinojos para confesarse ante el Señor y «no para» de ver a vecinos que «vienen repetidas veces» al día a su encuentro. Una anciana de Sevilla Este pide al joven diacono Manuel Jesús Robledo que le dé la bendición al verlo con el clériman. Y es que el párroco lo tiene claro tras tres días de vivencias: «Esa religiosidad que estaba oculta en estas calles y en personas que nunca lo esperaba , está saliendo a flote».
Mientras el mundo se vestía de rosa en el día contra el Cáncer de mama, Sevilla sigue pidiendo al Señor por los males que la rodean, esos que ya está apuntando en su cuaderno de rezos el Dios que mejor entiende a los pobres y olvidados de la tierra.
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