¿Pasaporte Covid, por favor? Primer día de la aplicación de la normativa en Andalucía

Ha sido un inicio paulatino de esta medida ya que aunque la mayoría de los locales sabe que tiene que hacerlo, la primera mañana, a la hora del desayuno, esta nueva normativa se estaba aplicando de forma desigual. En la calle San Fernando y la Puerta Jerez había de todo, desde los que no sabían cómo debían pedirlo y estaban a la espera de instrucciones hasta los que tenían ya colgado el cartel en la puerta avisando de que es obligatorio a los que tenían una persona en la puerta pidiendo a los clientes que lo mostraran e instando a los que aún no lo tenían a sentarse en una mesa al aire libre en el exterior del local. Y entre los clientes los había que lo llevaban ya descargado en el móvil y otros con papel impreso y guardado en el bolso para enseñarlo al entrar en el local.

Así estaban por ejemplo en Los Cien Montaditos de la calle San Fernando, donde además del cartel avisaba de las medidas. «Nuestro personal realizará las comprobaciones en cumplimiento de las nuevas normativas sanitarias de la comunidad. La lectura del código QR del certificado Covid digital de la UE no comporta conservación por parte de los establecimientos de los datos personales acreditados ni la creación de ningún archivo con las mismas«, dice en el papel que han colgado en la puerta para advertir al público.

Cristina, una de las empleadas del local se puso ayer en la puerta del establecimiento para preguntar a los clientes si iban a desayunar fuera o dentro. Si se quedaban fuera podían sentarse sin ningún papel. Pero si querían entrar debían escanear con el móvil con la aplicación de la Junta de Andalucía el pasaporte para comprobar que éste es válido y si era así ya podían acceder al interior del local. Se encontró de todo, desde los que llegaban ya con el pasaporte descargado en el móvil a los que aún no lo tenían o algunos con el impreso en papel. A ellos sus superiores en el local les dieron instrucciones de cómo deben hacerlo.

María Fernanda trabaja en la Universidad de Sevilla y baja cada mañana a desayunar a una de las cafeterías de la calle San Fernando. Se enteró en el trabajo de que era necesario el pasaporte porque no estaba segura de que fuera necesario. «Como sabía que lo iba a necesitar para desayunar, me lo he sacado y lo he impreso. Me lo ha pedido la chica al entrar en el bar pese a que me conoce de toda la vida y tras enseñarlo ya estoy aquí desayunando« , explicaba esta mujer a la que le parece «muy bien» que se imponga esa medida pese a que haya «mucha gente en contra» que no está vacunada. «Si quieren entrar en algún sitio lo necesitarán y creo que deberían pedirlo también en el trabajo para estar más tranquilos», dice.

En otro local de la misma calle, en el bar La Auténtica, Sergio Valle, uno de los camareros confirmaba que empezaron a pedir el documento desde primeras horas de la mañana y que no han tenido ningún problema. La mayoría de la gente se lo enseñó descargado en el móvil y no hubo incidentes. A los que no tenían el certificado no les dejaban pasar y les pedían que se sentaran en la terraza exterior- «La mayoría de la gente sabe que para salir a comer o cenar lo necesita» , decía el empleado confirmando que hay un gran porcentaje de gente que se lo había descargado de forma digital. Y para los que no lo tienen aún les ofrecen sentarse en uno de los veladores al aire libre, donde no es necesario ningún papel. A ellos les habían dado instrucciones sobre cómo hacerlo en la propia empresa antes del inicio de la jornada.

Sin embargo, en esa misma calle, en el bar San Fernando no habían empezado a pedirlo a los clientes. Porque no habían recibido aún instrucciones de como hacerlo y porque, según decía uno de los empleados, hay mucho público que aún no sabe cómo tendrá que hacerlo. Tampoco estaban pidiéndolo a primeras horas de la mañana en el Starbucks de la Puerta Jerez , donde los empleados esperaban instrucciones para comenzar a hacerlo. «Estamos esperando una reunión de los jefes para saber cómo debemos pedirlo», admitía una empleada.

«No sabemos quien se va a encargar de inspeccionar que las normas se están cumpliendo. Lo más lógico es que venga la policía «, decía el camarero de un local mientras otro admitía que muchos clientes lo llevaban preparado y lo enseñaban antes de entrar y que el público, por lo general, está siendo muy responsable y está concienciado con la situación.