Santa Misión Sevilla
El párroco de Santa Teresa: «Antes de que viniera el Gran Poder apenas había feligreses»
El cura de la parroquia que acoge estos días al Señor tiene la esperanza de que deje un poso de devoción en un barrio que apenas pisaba la iglesia
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónHay vecinos de Amate, no sólo sevillanos, que no habían pisado nunca la parroquia de Santa Teresa , ese templo que levantaron Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín y cuyas paredes pintó el vanguardista Juan Miguel Sánchez. Algunos de esos vecinos, incluso, desconocían quién ... era ese Jesús del Gran Poder que había llenado las calles el pasado sábado, cargado con una cruz, camino de la iglesia de su barrio. «Estos días he visto milagros . Ha venido a confesarse gente que nunca lo había hecho y que esta imagen les ha iluminado para reconciliarse con el Señor». Lo cuenta el párroco, Manuel Moreno, que aún no sale de su asombro a ver ese templo lleno a rebosar desde que abre hasta que cierra, todo el día: «Aquí vienen muy pocos fieles, los vecinos tendrán su fe pero no la demuestran, no hay una feligresía unida a la parroquia». Moreno lleva tres años en Santa Teresa intentando levantar la parroquia, algo que estaba consiguiendo hasta que llegó el Covid y todo se fue a pique. «La pandemia ha destrozado lo poco que había , las catequistas que comenzaron a participar, no han vuelto. Estoy tratando de levantarla desde las cenizas que ha provocado el coronavirus». Ahora, la estancia del Gran Poder servirá para dejar un poso y acercar a los vecinos porque, sin duda, «éste es el acontecimiento más grande que he tenido y tendré como sacerdote. Es historia, una explosión de fe popular» , afirma.
El centro de misión del Gran Poder en Santa Teresa no tiene nada que ver con las anteriores parroquias. El barrio, pese a estar al lado, tiene unas características diferentes a Los Pajaritos y a la Candelaria. «El paro es más o menos similar en toda esta zona, pero se ve menos droga. Aquí no hay narcopisos ni puntos de venta, y tampoco problemas de convivencia. Hay gente joven porque hay mucha inmigración» . En total son unas 900 familias las que habitan este núcleo poblacional de Santa Teresa, «gente de clase humilde, sencilla, con un nivel académico bajo por regla general y religioso por el estilo. Es un barrio obrero , de albañiles, fontaneros... donde la economía sumergida está a la orden del día. Por eso, el Covid ha disparado las necesidades», expone el párroco.
Si las cáritas de la Blanca Paloma y la Candelaria atienden en la actualidad entre ambas a 800 familias, en Santa Teresa apenas son 50. No hay tanta necesidad en esta zona del barrio de Amate, aunque sí es cierto que el confinamiento sí dejó tiritando a muchos hogares, que tuvieron que recurrir incluso a pedir alimentos y ropa para niños en la parroquia. Santa Teresa tiene una zona de casitas bajas donde viven familias muy humildes que viven de la venta ambulante y la chatarra. Entre los principales peticionarios de la cáritas parroquial se encuentran los musulmanes de la zona.
En Santa Teresa sí existe un verdadero desapego con la Iglesia católica. Por eso, aquí, el Gran Poder ha llegado como motor dinamizador de la vida parroquial: invitar a los vecinos al templo . Es la segunda vez que lo hace, ya que en 1965 estuvo también de misión en Santa Teresa. «Hay más gente de lo que yo creía que se acuerda. Los más mayores, perfectamente, y los que entonces eran más jóvenes tienen vagos recuerdos, pero aquello fue un hito». Lo que cuenta Manuel Moreno se refrenda con el azulejo que se instaló en la puerta de la iglesia rememorando aquella estancia del Señor de Sevilla.
La entrevista con el párroco se desarrolla en la capilla del Perdón , un lugar por el que apenas pasaban feligreses a rezarle a un Cautivo que lleva esa advocación y que llegó allí de la mano de una asociación ‘ilegal’ que lo sacaba en procesión y que se convenció de que el mejor camino para hacerlo era dentro de la parroquia. El párroco les tuteló, pero todo se fue diluyendo como una aspirina «porque el único interés verdadero que tenían era sacar el paso». A ese Cristo le habilitaron una capilla que estaba cegada, con un mural de Juan Miguel González que representa el árbol de la vida. Pero no pasaba nadie. Por eso, Manuel Moreno pensaba que allí sería el lugar ideal para la entrevista. Sin embargo, no pocas veces pararon fieles y descorrieron la cortina para rezarle a la imagen. «Todo esto es gracias al Gran Poder» , afirma.
Ahora, la parroquia quiere devolverle la vida a una extinta hermandad sacramental que residió allí, y que a través de ella se le dé culto al Cristo del Perdón, a Santa Teresa y a la Virgen del Carmen.
El Señor de Sevilla ha logrado, por otro lado, que la ciudad y, en particular el barrio, conozca la iglesia de Santa Teresa. «Se quedan admirados porque es distinta a todos. No tiene columnas, es un espacio grande y abierto, rompe moldes . Y las pinturas son una maravilla, la obra cumbre de Juan Miguel». El párroco lo tuvo claro nada más llegó. Había que adecentar la parroquia. Cambió la megafonía, puso luces led... y ahora ha traído al Gran Poder. Más no se puede pedir.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete