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La pandemia cofrade en Sevilla: un año de amargura

Los gremios que viven de la Semana Santa afrontan un viacrucis económico sin precedentes para ellos. Oficios históricos como la imaginería, la orfebrería o el bordado están en peligro de extinción

José Antonio Grande de León restaura una insignia de la Hermandad de la Macarena Raúl Doblado
Alberto García Reyes

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Dolores, Penas, Amargura, Sacrificio, Buena Muerte, Expiración… Cualquier advocación de cuantas procesionan en España sirve para explicar el viacrucis que afronta la industria cofrade, un sector que ha perdido este año el 75 por ciento de su facturación y que sigue de brazos ... cruzados por la pandemia. La suspensión de las procesiones de Semana Santa no afecta sólo al turismo y a la economía del ocio. También es como la lanza de Longinos para los gremios artesanales que trabajan para conservar y ampliar el patrimonio de las hermandades. Si no fuera por las cofradías, muchos oficios con varios siglos de vida se habrían perdido . Los talleres de orfebrería y bordados, las cererías, los imagineros o las tiendas de túnicas y accesorios de nazareno dan trabajo a más de cinco mil familias en todo el país que ahora están pendientes de ayudas directas que les permitan no sólo sobrevivir, sino salvaguardar una tradición que sostiene artísticamente a la Semana Santa para que siga siendo un polo de atracción tanto de religiosidad popular como cultural. Plateros, profesionales de la madera, floristas y bandas de música claman por un cirineo que les ayude a llevar esta cruz. En Sevilla, una de las capitales del universo cofrade, hay incluso un polígono industrial dedicado en exclusiva a este sector. Se llama «Parque Arte Sacro» . Lleva meses en silencio, como una cofradía de ruan, con muchos portones cerrados y algunos locales anunciando ya su porvenir: «Se alquila». Lo habitual en este lugar hace sólo dos años era, incluso en el verano, envolverse en una amalgama de marchas rompiendo las ventanas de los talleres y nubes de incienso en cada puerta. Ahora está todo quieto. Como un cristo sobre su paso. No hay trabajo. Sólo les queda rezar.

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