Nacho La Casa: «Para rodar 'Sevillanas de Brooklyn' contratamos una enfermera y diez mil botellas de agua»

Venía de Madrid, donde estudió periodismo y compartió piso con el bailaor Javier Barón. Creo que aquella casa era la bienal, de tanto como sonaba flamenco.

(Risas) A todas horas. Y a gran volumen. Menos mal que las vecinas que teníamos estaban un poco tenientes.

Gracias a Javier Barón usted no se perdía un buen espectáculo flamenco en Madrid. Creo que se pegó más de una noche de cabales en algunas de las cuevas del foro.

En aquella época, la oferta era bestial y rara la noche que, tras un espectáculo, no acabáramos en el Candela, el punto de reunión de los flamencos. Hasta que Miguelito, su dueño, nos echaba con su célebre «Nada es eterno…».

Una vez coincidieron Paco de Lucía, Carmen Linares y Enrique Morente. Y alguien se subió a una mesa y no quedó un cristal sin quebranto.

No he vuelto a vivir algo igual. Creo que fue tras la presentación de un disco de Morente en el Café del Foro. Paco de Lucía se las arregló para que, de madrugada, nos abrieran un bar. Detrás de la barra, había una compuerta que daba a una cueva. Y allí acabamos todos en éxtasis: Paco tocando, Enrique y Carmen cantando, y Javier Barón bailando sobre una mesa… te puedes imaginar la que se lio.

Pero los cristalitos no cortaron la magia de la noche…

¡Qué va! De allí salimos a las 10 de la mañana… Desayunamos churros y cada uno para su casa.

No sé yo cómo iba usted a Canal Plus a montar ‘El día después’ con Michael Robinson tras una juerga tan flamenca.

Esas noches tenían poco de juerga. Lo llamábamos la panadería, porque lo que grabábamos lo editábamos de madrugada.

Me imagino que alguna mañana apelaría usted a lo que el ojo no ve…

(Risas) Era nuestro salvoconducto.

¿El guiri era lo que veíamos en cámara o era un personaje?

El inglés era así. Un gran tipo, ingenioso, de humor elegante e inteligente.

¿Por qué se hizo tan cadista?

El se sentía gaditano. Y te lo decía en serio.

Pero usted hace carrera trabajando para Disney Channel. Y su primera película fue ‘Ozzy’, que produce y codirige, y fue uno de los films más vistos y con más ingresos.

En Disney Channel es donde empezamos y crecimos como productora. Tras dirigir y producir múltiples series y programas, decidimos probar suerte con el cine de animación. Y como nos fue tan bien, decidimos seguir haciendo cine.

Con ‘Sevillanas de Brooklyn’, que tantas expectativas levantó, no tuvo la misma suerte en taquilla. ¿Qué pasó?

Las críticas han sido muy buenas, pero por la pandemia la recaudación de los cines se ha reducido a la mitad. Sólo están funcionando en taquilla las tres o cuatro pelis distribuidas por las ‘majors’, y algunos títulos infantiles. No da para más.

¿No es posible rescatarla de los escombros de la pandemia?

Salvo que obtenga premios. Y a las comedias les suelen dar pocos o ninguno… Es casi imposible.

Tengo entendido que fueron a Los Pajaritos a localizar exteriores y que no los recibieron bien…

Uff… sólo con las miradas de algunos «vecinos», no va por los del barrio de toda la vida, fue suficiente para darnos cuenta de que no éramos bienvenidos.

El rodaje fue especialmente duro. Con un verano sahariano y lipotimias por calor en casi todo el equipo.

Durísimo. No recordaba un verano igual. Más de 40 grados todos los días y encima con mascarillas. Y para colmo, la única semana que bajaron las temperaturas, teníamos rodaje nocturno y pasamos frío.

¿Es cierto que tuvieron que contratar a una enfermera?

Una enfermera y más de diez mil botellas de agua y refrescos. Probablemente tengamos el récord de bebidas en un rodaje.

¿Cuál es la historia del cine que más le ha conmovido y que le gustaría haber escrito?

Muchas, pero por citar una, ‘Qué bello es vivir’. Y espero que podamos rodar pronto ‘Un hijo’, una película basada en un libro de Alejandro Palomas, que a conmovedora quizá le gane.