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Muere Rafael Serna, monumento de sevillanía

El artista de la Cuesta del Rosario, autor de más de 12.000 obras y padre del torero Rafael Serna, ha fallecido este martes con 53 años

El funeral por Rafael González-Serna será este miércoles a mediodía en Santa Cruz

Rafael González Serna, durante su pregón de la Semana Santa de Sevilla | En vídeo, Serna en el pregón del centenario de la Coronación de la Virgen del Rocío Foto: Juan Flores

Alberto García Reyes

Se dejó el aire de sus pulmones a los pies de la Virgen del Rocío . Y ahora esa bocanada agónica que le dio a la Blanca Paloma para pregonarle el centenario de su coronación hace sólo tres meses y medio le ha faltado ... a él. Ha muerto Rafael González Serna , el pregonero de las cosas de Sevilla, el autor de las coplas anónimas del pueblo, la voz del río Betis . Una infección pulmonar ha agotado su pulso, que siempre latió por sevillanas, tras más de un mes de batalla contra el destino y a las puertas de otra Cuaresma. Con 53 años. Y con la túnica macarena esperándolo ya en su casa de la Cuesta del Rosario , desde donde Rafael González-Serna Bono admiraba cada mañana la cúpula del Salvador y la torre alminar de la vieja mezquita en la que jugaba de niño al escondite. Su deseo, de hecho, fue ir a morir a ese patio de naranjos . A la vera del Señor de Pasión. Lo dejó dicho cuando cayó malo de verdad hace unos años y su médula le enseñó a agarrarse a la vida por derecho para aguantar transplantes y quimioterapias . Y ahora que las naranjas constelan los árboles de ese rincón, un gajo de amargura se ha metido en las entrañas de la ciudad. El niño de la Hermandad del Rocío de Sevilla , el que dirigía el coro y vendía zapatos con su madre en las 3B , el de Santa Cruz por su padre —ay, ese ropero con la túnica colgada que ahora le ha dejado él a sus hijos—, el que se enamoró de Magdalena Lirola y fundó una familia con tres pilares de carga —Magdalena, María Eugenia y Rafael—, el que compuso joyas para decenas de artistas, el bético, el devoto del Señor de la Sentencia, el currista, el amigo de Romero , ha rematado la melodía más triste de su vida con un jipío de Esperanza.

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