La moda flamenca remonta el vuelo tras dos años con los trajes colgados

Cuando quedan apenas tres meses para las fecha señaladas en el calendario para la Feria, el sector ha arrancado. Después de que hace unos días se celebrase la pasarela «We Love Flamenco»y en vísperas de Simof, hay un indicio muy claro de que ya no hay vuelta atrás. La mayoría de los diseñadores han sacado una nueva colección de trajes para este 2022 e incluso han sacado de los Erte a los empleados de los que tuvieron que prescindir durante este tiempo en el que han sobrevivido como han podido. Unos haciendo mascarillas, ropa del hogar, trajes de fiesta o incluso arreglos de otras prendas, la mayoría tuvo que buscarse la vida en otras tareas muy distintas a lo que era la moda flamenca.

Ahora comienzan a trabajar de nuevo en lo suyo. Se trata, en cualquier caso de prolongaciones o adaptaciones de las colecciones que se les quedaron colgadas cuando en marzo de 2020 el coronavirus obligó a pararlo todo y a cancelar también las fiestas. Seguramente por eso la mayoría de los diseñadores ha decidido no poner en el mercado una colección totalmente nueva que deje antiguos los modelos comprometidos con las clientas que durante este tiempo les han sido fieles. Muchas les han pagado ya por ese traje que se quedó colgado.

Pedro González, presidente de la asociación de moda Qlamenco, asegura que la remontada se está notando por el hecho de que todo indica que va a haber Feria. «Tendría que ocurrir algo muy grave para que no la hubiera». Por eso el sector ha retomado lo que dejó hace dos años después de un tiempo en el que, pese a lo que les dijeron, no han recibido apenas ayudas económicas.

Aunque desde Qlamenco no se atreven aún a dar cifras, ya notan el movimiento en las tiendas. Porque, como dice González, el traje de flamenca es muy importante para las mujeres de Sevilla y es una prenda «que forma parte del armario femenino».Por eso aunque hay aun mucha cautela y están lejos de volver a las cifras de negocio prepandemia, las del año 2019, hay «un gran deseo de emprender».

«Veo mucha ilusión», dice González, que también asegura que se están retomando tejidos y «customizando» o modificando productos anteriores. «Están haciendo upcycling (reciclaje) y montando trajes nuevos de piezas que ya existían», admite el presidente de Qlamenco insistiendo en que el proceso de recuperación está siendo aún lento.

Delia Núñez, una de las diseñadoras que ha estado en «We Love Flamenco» con su firma Pol Núñez, también está notando como llega poco a poco esa ansiada recuperación. Ella, por ejemplo, tuvo un buen mes de noviembre, justo antes de la sexta ola, unas fechas en las que vendió muchos trajes. «El mes de noviembre pasado fue alucinante . Lo comparo con el marzo de las épocas de prepandemia», dice la diseñadora sevillana admitiendo que la Omicron volvió a frenarlo en diciembre y que ahora se va remontando lentamente.

De hecho, ahora comienza a entrar público en la tienda. Ella ha hecho una colección que en realidad es una continuación de la que dejó en 2020 ya que ha utilizado la misma línea de tejidos que trae cada año de la India. «Tenía clientas de 2020 que no habían recogido sus vestidos y les prometí que no iba a sacar una colección totalmente nueva», confiesa.

Núñez, que sobrevivió durante la pandemia con una nueva marca de costura, kimonos, prendas de hogar, mantelerías y haciendo un poco de todo, dice haber recibido una ayuda «ínfima» de la Junta de Andalucía . Ahora está notando como se reanima el negocio lentamente. Muchas prefieren esperar hasta tener más certeza y hasta que quede menos para la Feria. «Espero que se animen pero que lo hagan pronto porque si vienen todas al final va a ser imposible atenderlas», advierte. Hay ganas pero también hay miedo. Por eso Núñez pide que se animen a comprar a un sector que da «mucha alegría» y ahora necesita más apoyo que nunca.

Otra diseñadora que se ha puesto ya las pilas es Carmen Acedo, propietaria de dos líneas, la que lleva su nombre y Alfarera, ambas en Triana.

Acedo, autora de los dos trajes de flamenca que se exhibieron en la feria de Fitur en Madrid, asegura que la remontada está siendo aún lenta. «La gente viene con más alegría pero vamos poco a poco» , dice sin querer echar las campanas al vuelo todavía. Acedo ha sobrevivido haciendo un poco de todo, ropa de cama, de hogar e incluso arreglos de ropa con empleados en ERTE pero sin cerrar el negocio. Incluso el pasado mes de noviembre montó un Black Friday de trajes de flamenca.

Ahora como la mayoría de sus compañeros cree que la gente «tiene muchas ganas porque parece que va a haber Feria» y ha alargado la colección anterior. Está dando ya citas previas para evitar que al final se le amontone el público. «Quienes quieran comprarse un traje que lo hagan lo más rápido posible porque al final va a ser la locura», dice.

También se ha decantado por una prolongación de la colección anterior Rocío Olmedo. La diseñadora cuya colección de 2020 era «las reina del sur», la ha denominado este año «la Feria vuelve para las reinas» para no defraudar a las clientas que tenían sus trajes encargados justo antes de la pandemia.

Olmedo, que se queja de que las ayudas sólo se las dan a los que montan las pasarelas, es optimista sobre esta temporada. Porque su clientela le ha respondido y porque pese a que el Omicron ha ralentizado las ventas, está segura de que habrá Feria . Ella ha sobrevivido haciendo abrigos, ropa de bodas, o incluso bolsas de playa pero ahora anda liada con los encargos que van entrando poco a poco. «Todas van a venir en marzo», advierte.

Desde su tienda de los Remedios Carmen Cañaveral (Pepa Garrido) observa como van entrando las clientas poco a poco aunque «aún no están en modo compra». Vendieron algunos trajes antes de Navidad y ahora poco a poco se empieza a notar la vuelta del movimiento.

Ella, que ha sacado a varios empleados del Erte, está confiada en que haya Feria y en que el público se anime y pase de mirar a empezar a comprar. Porque, como todos coinciden, aguantar un año más será prácticamente imposible . Muchos lo dejan claro: otra temporada sin Feria sería el final del negocio.