Salud
El médico sevillano que va por toda España salvando a bebés y a niños a los que les falla el corazón
El cirujano cardiaco Francisco Javier Arias Dachary, nieto de la exlotera de El Gato Negro, forma parte desde hace más de dos años del equipo ambulante que lleva la ECMO a pacientes pediátricos muy graves que no la tienen en sus ciudades
Jesús Álvarez
Francisco Javier Arias Dachary es un cirujano del equipo del Hospital 12 de Octubre de Madrid que recorre toda España tratando de devolver la vida a bebés y niños en estado crítico a los que por alguna enfermedad o circunstancia coyuntural no les ... funciona el corazón. «Salvamos a más de dos terceras partes de los que visitamos; ojalá fueran todos pero si pudiéramos salvar a uno a uno solo con nuestro programa ECMO de transporte, ya merecería la pena hacerlo» , cuenta a ABC este facultativo sevillano de 33 años, padre de una niña (y otra en camino) que se crió en la calle Mateos Gago y es nieto de la exlotera de «El Gato Negro».
ECMO son las siglas en inglés de un aparato que hace las funciones cardiacas y respiratorias de un paciente que las ha perdido por cualquier circunstancia: la máquina extrae la sangre, la bombea y vuelve a introducirla en el organismo . Conocida y apreciada en los grandes hospitales españoles, el resto carece de ella, razón por lo cual los pacientes que la puedan necesitar deben ser trasladados a un centro que disponga de ella. Esto no es siempre posible y para cubrir ese vacío (que puede significar la vida de una persona, en estos casos, de un niño) surgió el equipo ambulante de transporte del 12 de Octubre de Madrid. No hay ninguno otro que cubra toda España.
En Andalucía sólo tienen ECMO pediátrica el Hospital Virgen del Rocío (Virgen Macarena la tiene para adultos), el Hospital Regional de Málaga, el Hospital Nuestra Señora de las Nieves de Granada y en el Reina Sofía de Córdoba . Sin embargo, sólo el antiguo Carlos Haya puede realizar traslados de pacientes pediátricos de otras provincias andaluzas que necesiten de este aparato para seguir viviendo.
Francisco Javier Arias se incorporó a este equipo hace dos años y medio después de estudiar Medicina en Navarra, formarse como cirujano cardiovascular en el Reina Sofía y perfeccionar esta técnica en el Hospital Necker de París, donde se operan de corazón a muchos niños franceses y Arias pudo profundizar en el implante de ECMO pediátrica.
Este hermano de la hermandad de Santa Cruz, que estudió en las antiguas Escuelas Francesas de la calle Abades, trabaja en Madrid pero no pierde de vista a Sevilla. Arias ha participado en numerosas operaciones de trasplantes de órganos y desde hace dos años y medio está centrado en llevar la ECMO a todos los niños de España que no viven en ciudades con esa tecnología. Para lograrlo considera que debería articularse un programa nacional parecido al de los trasplantes, cuyo éxito ha inspirado a muchos países del mundo.
«En trasplantes se pone muchísimo dinero, porque se alquila un avión que cuesta 10.000 euros para recoger un órgano a lo mejor para un paciente de 60 años, lo cual me parece magnífico, pero para un niño que acaba de nacer y que tiene algo transitorio y que se puede curar, no disponemos de ese dinero -asegura Arias-. Y o creo que también debería ponerse. Como afecta a menos personas, no se le da tanta importancia como a enfermedades que afectan a más gente».
Este cirujano sevillano destaca que «u na de las situaciones que con más frecuencia tratamos con la ECMO es que al bebé se le meta en un pulmón la primera caca, llamada meconio, en cuyo caso este órgano falla completamente. Si le ponemos la máquina durante diez días, los pulmones se curan y vuelven a funcionar sin dejar ninguna secuela al bebé, que tendrá una vida completamente normal», cuenta Arias. Sin embargo, según el lugar donde se encuentre el paciente, puede recuperarse o no. «En algunas ciudades estos niños se salvan, pero en otras no, según haya ECMO o no en su hospital. Para evitarlo nació este programa de transporte», añade.
El equipo del 12 de Octubre ha visto incrementar mucho su actividad en el último año y ahora recibe una llamada de auxilio cada tres semanas. «Llevo dos años y medio en el equipo y en este tiempo hemos realizado 39 transportes. No todos los niños se han salvado pero una treintena lo lograron. Necesitamos más recursos y un programa nacional para afrontar todos los casos porque ya no es algo esporádico como hace algunos años. Hacemos todo esto aparte de nuestra jornada laboral, por las tardes o los fines de semana, y estamos estresados. Esto es algo voluntario , nadie nos obliga, pero todos tenemos niños y las fuerzas flaquean».
La falta de estructura y las distintas normativas autonómicas provocan situaciones atípicas, a menudo incomprensibles. «Lo más absurdo de todo es que por no podemos ir, por ejemplo, a Valladolid con una ambulancia que sea de Madrid, de modo que desde el hospital de esa capital nos tienen que enviar una ambulancia vacía a recogernos a Madrid, tanto a las personas del equipo como al aparataje. Y luego esa ambulancia traernos de nuevo a Madrid y regresar a Valladolid, es decir, cuatro viajes en lugar de dos», cuenta a ABC.
Aparte del gasto duplicado de fondos públicos, se pierde un tiempo que puede ser vital. «Muchas veces los niños están tan malitos que esperar esas dos o tres horas extra puede suponer que se mueran. Un programa nacional que permitiera que la ambulancia saliera de Madrid a donde fuera nos ayudaría mucho. Para realizar un servicio a Santiago de Compostela tuvimos que esperar seis horas y media a que llegara la ambulancia. Y no sólo se pone en riesgo la vida del niño, también la seguridad del conductor de la ambulancia y de todos nosotros porque el chófer está reventado cuando llega a Madrid y tenemos que emprender inmediatamente el camino a Santiago».
Con todas estas peticiones, Arias y sus compañeros iniciaron una campaña en Twitter que ahora se ha expandido en los medios de comunicación. «Queremos un programa nacional como el de Traplantes. Con él salvaríamos más vidas y podríamos realizar nuestro trabajo de una manera más eficaz» . Han aplicado estas máquinas a niños de toda España y han comprobado que si el paciente está, por ejemplo, en Ciudad Real, donde no hay ECMO, tiene menos opción de salvarse. «Esto es un poco injusto y triste porque todos los niños deberían tener las mismas oportunidades de vivir», insiste.
El coste de la ECMO es elevado pero no es la principal causa de que no la tengan muchos hospitales. "Los hospitales que no hacen cirugía cardiaca infantil no la tienen. Hace falta una especialización profesional y un entrenamiento específico para hacerlo y tampoco tendría sentido que las tuviesen todos los hospitales porque a lo mejor solo hay dos casos en Huelva al año y es más lógico concentrar las máquinas en pocos centros, que tengan más volumen y cirujanos con más experiencia que sepan manejarlas. Tres o cuatro centros en España hacen unas quince al año cada uno. Cuanto más experiencia se acumula, más probabilidades de éxito. En España está el 12 de octubre, Carlos Haya y Vall D'Hebrón de Barcelona", dice Arias.
Este cirujano cardiaco pediátrico sevillano aprendió la técnica ECMO en el Reina Sofía de Córdoba, el único hospital de Andalucía que hace trasplante cardiaco infantil. " Cuando a un niño le falla el corazón o los pulmones, necesitan tiempo para sanarse y es lo que esta máquina les proporciona. Cuando operamos una rodilla se mantiene en reposo para que pueda sanar pero el corazón no se puede detener, salvo que tengas una ECMO. Si ese niño está ingresado en el Juan Ramón Jiménez de Huelva, irían profesionales del Carlos Haya a ponerle la ECMO. Málaga lleva ocho o nueve transportes por toda Andalucía".
Para enchufarlo a la máquina es preciso hacer una operación que requiere una cirugía especializada de la que no disfrutan todos los hospitales. "Esta máquina es compleja y necesita un entrenamiento y también es precisa otra cirugía para retirar la máquina".
El equipo básico de transporte ECMO del 12 de Octubre lo forman cuatro personas: un cirujano cardiaco infantil (Francisco Javier Arias), un médico intensivista ( la coordinadora y fundadora del programa, Sylvia Belda lo es en la UCI pediátrica ), y dos enfermeros, uno de Cuidados Intensivos que maneja la medicación y otra de perfusión, que es la que maneja la máquina.
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