Entrevista

Manuel García: «En mi época los de derechas y los de izquierdas no nos matábamos»

El exdelegado municipal de Seguridad con Soledad Becerril lamenta que las nuevas generaciones políticas no hayan heredado el talento de las anteriores «y pactar y arreglar las cosas por las buenas, hablando»

Manuel García, en el balcón de su vivienda, frente a la iglesia de San Luis de los Franceses Vanessa Gómez

Jesús Álvarez

Manuel García afronta esta Semana Santa con una mezcla de tristeza y alegría. El exhermano mayor de la Macarena (es el cuarto más antiguo de la hermandad) lamenta este segundo año sin procesiones pero reivindica la religiosidad interior para vivir estos días ... de celebración en los que se podrá visitar las imágenes en sus templos.

Hermano de la Macarena desde 1935, cuando contaba con menos de dos años, frutero de la Encarnación por tradición familiar y empresario hasta que entró en la política municipal de la mano del médico Ricardo Mena y en la que alcanzó la delegación de Seguridad en la época de Soledad Becerril , Manuel García reza porque la pandemia acabe de una vez este año. «Yo no salgo a la calle desde el penúltimo domingo de octubre. Cuando me creció el pelo, fui a Melado a pelarme en un taxi. Y no he vuelto a salir de casa», confiesa. Este veterano dirigente critica el retraso en la campaña de vacunación: «Tengo 87 años y me debían haber vacunado en enero», cuenta a ABC un día después de recibir la segunda dosis de Pfizer. Y dice que dentro de diez días volverá a salir por fin a la calle.

¿Como delegado municipal de Seguridad tuvo algún incidente en algún bar como el de Juan Carlos Cabrera en El Principito?

Conozco a Juan Carlos desde hace mucho tiempo y me cae muy bien. Es hermano de la Macarena y me parece que no es hombre de broncas, al contrario, muy sensato y tranquilo. Se habla de que él llamó al jefe de la Policía Local pero es normal que el jefe de la Policía Local te llame cada día para contarte alguna novedad y no me extrañaría que él le contara ese problema y a lo mejor quiso congraciarse con el delegado y en vez de mandar un coche mandó dos coches. Pero no lo sé. Son cosas que se lían, que empiezan de una manera y acaban de otra.

Su mujer fue secretaria de Soledad Becerril, que fue alcaldesa de Sevilla entre 1995 y 1999. Y usted fue delegado municipal de Seguridad, entre 1991 y 1995, y teniente de alcalde del distrito Casco Antiguo entre 1995 y 1999. ¿Era buena jefa Soledad Becerril?

Soledad era un poco seca de carácter pero se daba a querer por su forma de trabajar. Y era muy coherente, no se salía de la línea establecida. Renunció a continuar en la alcaldía por no ponerse de rodillas frente a las exigencias de Alejandro Rojas Marcos.

—Parece que se ha perdido esa forma de hacer política, mantener los principios sin faltar el respeto al adversario. Que ahora es el enemigo...

Entonces los de derechas y los de izquierdas no nos matábamos. Había otra forma de pensar, de sentir, con más principios. Manolo del Valle fue también mi alcalde y era socialista. Nos apreciábamos y respetábamos. Recuerdo que un día me llamó para pedirme que hiciera de intermediario ante Soledad Becerril. Él no quería saber nada de los comunistas y no quería negociar con ellos. Decía que Soledad era muy seca y me pidió que hablara con ella. Recuerdo que ella me preguntó por qué no la llamaba él. Y se llegó al acuerdo, algo que sería imposible hoy. Es una pena que las nuevas generaciones no hayan heredado ese talante y esa cultura. Las diferencias no se llevaban a los juzgados, se arreglaban las cosas por las buenas, hablando.

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