La Madeja: ciudad de las calles podridas
El paseo de Torneo es una 'gymkana' y el Centro es el museo de los baches. ¡Un poquito de alquitrán, por favor!
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Iniciar sesiónLa calle Antonia Díaz, nervio turístico de Sevilla, es un ejemplo perfecto de la desidia municipal en el mantenimiento de la ciudad. Haga la prueba de pasar por allí en moto. Le garantizo que es imposible recorrerla en línea recta. El estado del asfalto ... es tan malo que la rueda se mete entre baches, bollos, algún socavón, grietas y peraltes mal trazados, de manera que usted no puede gobernar su destino, sólo puede agarrarse fuerte al manillar y dejar que el azar le guíe por el serpenteo del alquitrán hasta la plaza de toros. Si logra alcanzar el monumento de Curro Romero con todos los dientes en su sitio , vaya a darle las gracias al Gran Poder porque seguro que ha intervenido. Él sabe mejor que nadie que el Centro es el museo de los baches.
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Algo parecido puede ocurrirle si desea dar un paseo por la orilla del río en la calle Torneo . Aquello es una 'gymkana'. Si quiere usted evitar meter el pie bajo una de las miles de losas levantadas , cortarse con un cristal de un botellón celebrado en la década de los noventa, hundir la pierna en un agujero negro o caerse en un alcorque vacío en medio de la oscuridad , tiene que renunciar a contemplar el paisaje. Es obligatorio mirar al suelo todo el tiempo para salvarse del descalabro.
El Ayuntamiento se gasta más en indemnizar a los caídos que en arreglar las calles
El listado es muy amplio, aunque creo que lo más grande que he visto en años es el pináculo que la raíz de un árbol ha levantado en el carril bus de la Ronda Histórica a la altura de la avenida de Miraflores más o menos. Como por ahí se puede ir en moto, el otro día cogí el camino y de repente sentí que no estaba tocando tierra, que volaba como un vencejo hacia quién sabe dónde. Los autobuses no notan ese bulto gigantesco y afilado como una estalagmita porque la prominencia pasa entre sus ruedas, pero los moteros que vamos detrás sin perspectiva del carril nos lo comemos con todos sus avíos y despegamos como el coche fantástico. El vuelo dura apenas unos segundos, pero da tiempo a rezar dos rosarios, a pensar dónde dejaste los papeles del seguro de defunción y qué habría sido de ti si hubieras tenido la fortuna de vivir un poco más. En ese tris sólo tienes un objetivo: no comerte la luna trasera del autobús y aterrizar en una zona más o menos plana para que la cosa se quede solo en un par de huesos partidos . Por suerte, la Macarena está cerca. Las súplicas le llegan y Ella se encarga de solucionar lo que el Ayuntamiento no arregla.
La cuestión es que el estado de conservación de las calles es tan deficiente que el alcalde ha tenido que encargar un plan de choque millonario. A este paso el Ayuntamiento se iba a gastar más dinero en indemnizar a los caídos que en arreglar el viario. Y en las urnas podemos tragarnos la lentitud paquidérmica de la administración para sacar adelante los grandes proyectos de la ciudad o incluso el desprecio histórico para modernizar las infraestructuras, pero no nuestra plaza comida de mierda y de baches. No pedimos mucho, sólo un poquito de alquitrán . Porque no hay partido que conserve el gobierno en una ciudad con las calles podridas.
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