Entrevista
«Logré mi plaza embarazada de nueve meses y con una canastilla por si me ponía de parto en pleno examen»
Ana Isabel Borrás, física e investigadora del CSIC, gana el premio Losada Villasante de investigación por un proyecto internacional que intenta aprovechar la energía residual de la voz humana o del movimiento para recargar móviles y otros dispositivos electrónicos
«En el futuro se podrá recargar el móvil con la energía que generamos al andar o al hablar»
Jesús Álvarez
La física e investigadora sevillana Ana Isabel Borrás acumula premios a sus 41 años: Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Sevilla, Premio de la Real Academia Sevillana de Ciencias, Premio Joven a la Cultura Científica del Ayuntamiento y ahora, junto con ... otros tres investigadores andaluces, Premio Losada Villasante , que recogió el pasado viernes. Esta científica experta en nanotecnología, que obtuvo una plaza titular en el Centro Superior de Investigaciones Científicas estando embarazada de nueve meses y cuando aún no tenía 30 años, dirige un grupo de investigación internacional en el Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla sobre superficies que repelen el hielo y otro que estudia el aprovechamiento de energía residual (por ejemplo, la que generamos con nuestros pasos al andar) para la recarga de móviles y otros dispositivos electrónicos.
Estudió en el instituto Triana. ¿Hubo algún profesor que le marcara y le animara a decantarse por la ciencia?
Para mí fue muy importante mi profesor de Física en tercero de BUP y COU, Antonio Prado. Era una materia difícil pero él logró hacerla muy atractiva y amena. De mi instituto salimos cuatro alumnos, dos chicos y dos chicas, con mucho interés por la Física gracias a él.
¿Y qué pasó con los otros tres?
La carrera de Física es muy dura y dos no la pudieron terminar. La otra compañera está en Suiza y le va muy bien.
¿Había muchas chicas en Física cuando empezó la carrera?
No. Éramos muy pocas. Luego mejoró un poco la presencia femenina pero ahora ha vuelto a caer. Ahora tratamos de hacer divulgación en los colegios de las ciencias y animar a las niñas a conocerlas y estudiarlas.
Tiene tres hijos. ¿Cómo ha llevado su familia la pandemia y cómo ha afectado eso al trabajo?
Mi marido también es científico y eso ha ayudado mucho porque siempre tratamos de hacer un equilibrio, pero reconozco que en muchos momentos me he visto desbordada. Creo que no he tenido más estrés en mi vida y es verdad que he pasado momentos muy difíciles durante la tesis doctoral y a lo largo mi carrera profesional. Me temo que cuando salgan los resultados de la producción científica de las mujeres durante la pandemia, serán más bajos que los hombres por este motivo. Para mí fueron especialmente complicados los primeros meses de la pandemia por la combinación de teletrabajo y telecole. Desde marzo de 2020 han surgido muchas cosas que nos han alterado la rutina y para una familia numerosa como la mía las rutinas son maravillosas, especialmente las de los horarios de los colegios.
Supongo que lo que le ha ocurrido a usted en la pandemia es extensible a todas las mujeres del ámbito científico con obligaciones familiares.
Me consta que ha sido así y que todas lo han pasado fatal. Pero tampoco es muy habitual en los ámbitos científicos tener familias numerosas porque la precariedad laboral no anima mucho a las parejas a tener hijos.
Usted tuvo sus hijos muy joven, incluso fue embarazada al examen donde obtuvo plaza en el Centro Superior de Investigaciones Científicas.
Estaba embarazada de nueve meses y con riesgo de dar a luz en cualquier momento. No fue premeditado pero surgió así y coincidieron las fechas de las oposiciones con el parto. Era 2009 y acababa de volver de una estancia posdoctoral de tres años en Suiza. Fue el inicio de la crisis y me considero una privilegiada por haber logrado esa plaza y poder vivir en Sevilla. Luego apenas sacaron más de mi especialidad. Recuerdo que sólo había cuatro plazas de mi especialidad para toda España y nos presentamos muchos.
Se examinó, aprobó y se fue al hospital a tener a su hija...
Algo así, de hecho fui a Madrid a examinarme con la canastilla hecha y el CSIC me dio instrucciones por si me ponía de parto en el momento del examen. Yo siempre le digo a Laura, mi hija mayor, que gracias a que se retrasó su salida al mundo respecto a lo que estaba previsto, pude hacer esa examen y sacar mi plaza. Era primeriza y di a luz con 41 semanas. Al año siguiente vino al mundo Sandra y un año después, Ángel.
¿Sus jefes y compañeros la ayudaron o sufrió algún comportamiento machista por ser madre?
Jamás hubo un comportamiento machista ni paternalista conmigo y tanto lo uno como lo otro me parece igualmente rechazables. Se me trató como a una persona más y se me ha exigido igual que a todos. Lo más importante para un científico que se está formando es darle herramientas para que sepan enfrentarse a los problemas. Y desde que empecé la tesis todos me arroparon y me ayudaron para conseguirlo, como yo ahora hago con los estudiantes a los que dirijo su tesis, a los que les animo a que investigan y acaban sabiendo más que yo de la materia objeto de su tesis. La investigación en mi área es un microclima, casi una burbuja.
¿Existe un control horario en el trabajo de un investigador?
Este trabajo es muy vocacional y siempre trabajamos más horas de las que deberíamos. Yo creo que todos los científicos estamos un poco obsesionados con nuestro trabajo. Antes de tener hijos estaba todo el día aquí metida, incluso venía los fines de semana. Recuerdo que el director de mi tesis doctoral llegó a prohibirme que lo hiciera porque siempre estaba con nuevos experimentos y temía que no acabara nunca la tesis. Quizá fuera algo insano dedicar tantas horas.
¿Y desde que tiene familia numerosa?
Tengo más flexibilidad para la crianza de mis hijos y trato de sacar tiempo como puedo para seguir llevando todo para adelante. De lunes a viernes me levanto a las 5 de la mañana para trabajar. A las 7,30 despierto a mis hijos y después de dejarlos en el colegio me vengo para el Instituto. Estoy hasta las 5 de la tarde y algunas noches, cuando mis hijos están acostados, también me pongo a trabajar para terminar las cosas que no me ha dado tiempo de hacer durante la jornada.
¿Y los fines de semana también trabaja?
Los fines de semana los dedico a mi familia y soy consciente de que eso me puede impedir llegar a tantas cosas. Pero con menos tiempo que antes, que quizá fuera demasiado, intento mantener el nivel.
¿Y cómo lo logra? ¿Tiene alguna técnica o truco que se pueda contar?
Empezar antes el día. Y tengo comprobado que soy más productiva por las mañanas y por las tardes las suelo dedicar a tareas más rutinarias, menos creativas. Sé que tengo que ser más productiva si quiero hacer lo mismo en menos tiempo. Supongo que levantarte a las cinco de la mañana en una conservera no sirve para nada, pero aquí sí.
¿Hay mucho control sobre los resultados del trabajo científico?
Muchísimo. La evaluación constante de los resultados de los científicos es algo que puede llegar a resultar estresante porque se miden mucho las aplicaciones de nuestras investigaciones pero estamos acostumbrados a esa exigencia. Nuestro trabajo es muy exigente pero tiene cierta flexibilidad.
¿Por qué cree que en España hay mucha gente que piensa que el dinero en investigación no es productivo?
Esto es muy curioso porque el otro día lo hablaba con una amiga. Mucha gente piensa que los países que invierten más en investigación lo hacen porque les sobra el dinero. Y es justo al revés: los países más ricos lo son porque han invertido más en investigación. Y por supuesto, como les ha ido bien, lo siguen haciendo. Esa mentalidad es algo endémico en la sociedad española: que investiguen otros que ya compraré yo la tecnología. Esa es la mejor manera de no alcanzar nunca un nivel más alto de desarrollo económico.
Durante la pandemia quizá esto se ha visualizado mejor.
-Sin duda. Todos hemos salido de estos dos años con la conciencia de lo importante que es la investigación, desde la ciencia más básica. Espero que lo que ha ocurrido con la investigación biomédica haya servido para que se produzca un cambio de mentalidad en España respecto a la importancia de la investigación. Me gustaría que los científicos españoles, ya sea en España o fuera de España, no sólo critiquen el sistema que tenemos aquí, que es muy criticable, sino que fueran también más positivos y difundieran lo que se hace con el dinero que se invierte en investigación y difundan la ciencia que se hace en España. Y demuestren que no es tirar el dinero.
¿Cómo lo hace usted?
Siempre trato de hacer difusión de las investigaciones y voy a muchos colegios a enseñar la ciencia que hacemos. Y he notado grandes avances en la mentalidad de los chavales de dos años para acá. Ahora todos los niños saben lo que es el CSIC y les extraña que animemos a que las niñas se hagan científicas porque ellas sacan las mejores notas y les parece algo normal. Yo creo que ese cambio de mentalidad es lo más positivo que podemos sacar de la pandemia.
Estuvo casi tres años en Suiza haciendo una estancia posdoctoral. ¿No se planteó quedarse allí?
El jefe del laboratorio me ofreció trabajo y estaba muy a gusto allí. El laboratorio es muy bueno pero yo quería volver a Sevilla por diversos motivos, no sólo por estar con mi familia. Mi aspiración era volver al Citius porque me permitía investigar con más libertad; en Suiza podía tener un nicho pero tenía que empezar de cero y prácticamente sola. Aquí me sentía más arropada y tenía acceso a la infraestructura que necesitaba.
¿Más que en Suiza?
Los laboratorios que tenemos aquí son muy buenos. Una marca de esta casa es que te permite abordar todas las fases de investigación relacionadas con la fabricación de dispositivos nanoestructurados. Desde diseñar la cámara de preparación, fabricar el material, caracterizarlo con herramientas pioneras o que montamos «ad hoc», y ver tu material funcionando en la aplicación final. Poder abordar todas esas fases no es tan normal en grupos de investigación muy especializados. Aquí podía trabajar con diferentes tecnologías de vacío y plasma, que es a lo que me quería dedicar. Y también tener la oportunidad de verlas en el dispositivo final para que pudiera evaluarlas. Y aquí también es fácil tener una red de colaboradores que permiten todas estas fases con todas las garantías de calidad.
¿Hay alguna otra infraestructura de investigación que tengamos en Sevilla que no haya en Suiza u otros países europeos de ese nivel económico y de investigación?
Una compañera que ahora investiga en la Universidad de Cambridge me comentó que allí no se creían que tuviéramos un microscopio de transmisión, uno de los más avanzados que hay en Europa. Una de las cosas que está pasando en Andalucía en los últimos años es que se está generando cierta infraestructura científica que hay que aprovechar. El hardware es muy importante pero para aprovecharlo bien hay que tener especialistas y gente trabajando.
¿Esa inversión en personal es menor que en instalaciones y máquinas?
Vamos mejorando en medios materiales pero creo que nos queda dar un pasito más en medios humanos. Se han notado mucho los fondos Feder que han llegado y nos han servido para mejorar estas infraestructuras pero necesitamos más especialistas e investigadores para sacar partido a todas estas infraestructuras.
Muchos científicos vienen denunciando en los últimos años la gran precariedad laboral de los investigadores en España. ¿Es mayor que en otros campos o está todo igual?
Sólo diría una cosa para contestar a esa pregunta. La mayor cadena de supermercados y de distribución de alimentos que hay en España ofrece mejores condiciones económicas y laborales a sus trabajadores que las que reciben los jóvenes científicos en España. Y los intentos que se han hecho en los últimos años por mejorar estas condiciones no han logrado evitar que esto siga siendo así. La vida del científico en España es un calvario hasta que logra estabilizarse, si lo logra.
¿No hay alternativa en la empresa privada?
Por desgracia, no, a diferencia de los demás países de nuestro entorno. Son muy pocas las empresas españolas que invierten en I+D, de modo que aquí apenas hay salida para nuestros científicos y muchos de ellos tienen que irse a a trabajar a centros públicos europeos o laboratorios privados.
Usted ha trabajado casi tres años en Suiza. ¿Es algo malo trabajar fuera de España?
No, al contrario. Yo creo que es imprescindible para el investigador formarse fuera de España durante su etapa posdoctoral. Eso le enriquece mucho pero lo que es muy triste es que no puedan volver con ese bagaje que han adquirido y puedan ayudar a mejorar a su país. Le pongo un ejemplo: las plazas «ramonesycajales» que se aprobaron para facilitar este regreso de científicos a España son unas quince al año. Para un país de cada 50 millones de habitantes es ridículo.
O sea, que la fuga de cerebros no tiene camino de vuelta.
No. Se han reducido tanto los puestos para el retorno del talento que no hay sitio para la inmensa mayoría. Me parece algo terrible. Tampoco se permite así que investigadores extranjeros tengan la oportunidad de venir a España e intercambiar conocimientos, lo cual nos enriquecería mucho.
Hace muchos años que se habla de Andalucía como la posible «California de Europa». ¿Es un mito o podría ser algo real?
Sevilla es una ciudad muy agradable para vivir, manejable, cómoda y con un entorno muy amigable. Y eso se puede decir de todas las capitales andaluzas. Son un entorno ideal para el trabajo y con la pandemia se ha extendido mucho el teletrabajo que te facilita ese tipo de cosas. Creo que se podría traer mucho talento de fuera. En marzo de 2019 teníamos un proyecto europeo con Canadá para hacer superficies antihielo y recuerdo que vinimos a aquí a hacer las reuniones. Estuvo en Sevilla gente de Canadá, Polonia, Alemania, Francia, etcétera, y a las ocho de la tarde les dimos un paseo por la ciudad y recuerdo que muchos me preguntaron que cómo yo podía ir a trabajar por la mañana en esta ciudad. Me dijeron que ellos estarían dando paseos por la ciudad toda la mañana. Creo que muchos volvieron aquí de vacaciones, porque se quedaron enamorados de la ciudad. «¿Cómo te puedes meter en una casa teniendo esta luz fuera?», me decían. Es el momento de aprovechar esa infraestructura de investigación que estamos generando para atraer el talento.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete