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Reloj de arena

Kevin Clifton Ted McMinn: las cruces de Manolín

El barrio de Santa Cruz, donde vivió a la vera de los jamones de Casa Román, se convirtió en su zona de confort

McMinn en un derbi Betis-Sevilla Archivo
Félix Machuca

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Braveheart no hubiera tenido un escudero más valiente, sincero y leal que este pelotero que entendió el futbol como una guerra, como una batalla entre invasores e invadidos. Cuando se vestía de protestante con la camisola de los Rangers era la estampa más ... aproximada a un ancestral guerrero picto, aquellos que se pintaban el cuerpo de azul con un pigmento de los pantanos de las Higland para luchar contra los romanos. Cuando a McMinn lo trajo para el Sevilla, allá por el 87, un paisano suyo que entrenaba a los de Nervión, Jock Wallace , sabía lo que se traía para el fútbol español. Quizás el que no supiera bien a dónde venía era el propio Kevin Clifton , sin pajolera idea del idioma, ajeno a la guasa local, sin más dobleces en su transparente carácter que los que les daba a las medias de futbolista y con un valor y arrojo propio de los guerreros que pelearon con Braveheart. Lo empezó a saber cuando la gente lo bautizó como Manolín, traducción libérrima de McMinn al lenguaje de Serva la Bari, una forma como otra cualquiera de hacerlo nuestro, de sevillanizar al que de tan lejos vino.

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