La historia de Sevilla en la cámara de Serrano

Juan José Serrano Gómez , el iniciador de la dinastía, se quedó prendado de Sevilla en una visita que hizo para conocer la Feria de Abril en 1916 , tras ver torear a Joselito el Gallo . Este avulense de Arenas de San Pedro (1888) decidió quedarse a vivir en Sevilla y trasladarse con su familia. Montó una tienda de fotografía en la avenida de la Constitución y comenzó a colaborar con distitos periódicos, entre ellos ABC de Madrid . Su hijo mayor , al que le puso su nombre, trabajó mano a mano con él y ambos firmaban igual: ‘Serrano’. Así, hasta 1969. Cuando falleció la primera generación. Entonces, ya tenía cinco años la tercera pata de la saga, Juan Manuel Serrano Becerra , que lleva en la sangre el fotoperiodismo y que comenzó a trabajar para en 1983, con tan sólo 17 años. Su padre, Juan José Serrano, murió en 1977. Esos seis años son los únicos en blanco de esta familia que ha estado en cada acontecimiento histórico.

Los Serrano han fotografiado la Pasarela de la Feria y el paseo de caballos en el año de la pandemia de la Gripe Española, en 1918. Y también la portada a medio montar y las casetas improvisadas en los balcones en la pandemia del coronavirus en 2020.

El abuelo, aquel que llegó a Sevilla para ver a Gallito, reportajeó a la Macarena vestida de luto a la muerte del torero. El nieto, Juan Manuel, captó la última media de Curro Romero en la Mestranza, en el año 2000, cuando formó un lío cortando dos orejas. En 1929, un Serrano estuvo en la inauguración de la Exposición Iberoamericana de 1929 , en la llegada del Rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia a la Plaza de España. En 1992, otro Serrano, el nieto, cubrió la apertura de la Expo 92 junto a los Reyes Don Juan Carlos I y Doña Sofía. En 1930, el propio Alfonso XIII visitó la Semana Santa de Sevilla. Un Serrano captó el saludo desde los palcos a un nazareno de la Carretería. En 2015, la tercera generación hizo lo propio con Felipe VI, un Lunes Santo , con un nazarenito de la Redención. Aquella fotografía improvisada y su reflejo en la que hicieron sus antepasados 85 años antes, le sirvió para ganar el premio Mingote , que le entregó a Juan Manuel Serrano el propio Rey Felipe VI.

En 1932 , una foto de Serrano dio la vuelta al mundo: había muerto Sor Ángela y la ciudad entera, en plena Segunda República, rindió honores a la fundadora de las Hermanas de la Cruz en el velatorio. Una santa en vida, que fue canonizada en 2003. Aquel año, el cuerpo incorrupto fue trasladado a la Catedral . Allí estuvo la cámara de Serrano.

Aquel año de persecución religiosa, la Estrella fue la única en salir en Semana Santa: ‘La Valiente’. Hubo disturbios, pero allí estuvo Serrano, que fue el primero en llegar a San Julián , cuando llegó la noticia de la quema en la que desapareció la Hiniesta primitiva, cuya imagen calcinada es memoria histórica de Sevilla.

Lo mismo cubrieron el izado de la bandera andaluza en el Ayuntamiento , en 1932, que el de la bandera roja y gualda española tras el golpe de Estado de 1936, con Franco, Queipo y el cardenal Ilundáin . Aquel 18 de julio, el fotoperiodista se echó a la calle y captó las imágenes de la guerra en Sevilla: barricadas de San Marcos, ametralladoras en la Plaza Nueva y el asedio de Triana. La foto de las mujeres llorando a los muertos en plena calle Rodrigo de Triana es la más simbólica de aquellos días tan oscuros.

En la posguerra, el hambre. Para arreglarlo, Franco invitó a Eva Perón a una gira por España que provocó exageradas manifestaciones populares. La primera dama de la rica Argentina pasó por Sevilla y visitó a la Macarena envuelta en el júbilo de aquel barrio humilde. Serrano estuvo allí. Ese mismo año de 1947 , una riada inundó la ciudad. Es historia la foto de la misa en la O, con la calle Castilla inundada . Franco y Carmen Polo juraron como hermanos de la Esperanza de Triana en 1953 , siendo recibidos por Sebastián y Bandarán en San Jacinto. Un año después, nevó en Sevilla , dejando las fotos más hermosas de la ciudad cubierta por un velo blanco. El tiempo seguía causando estragos. En 1961 , se desbordó el Tamarguillo y toda Sevilla sucumbió bajo el agua. Fueron tantos los daños, que hasta la duquesa de Alba partició en la Operación Clavel . En todos estos acontecimientos, estuvieron los Serrano, que cubrieron el traslado del Gran Poder a Las Candelarias para las Misiones de 1965, como hará Serrano nieto cuando la pandemia lo permita, el día que el Señor de Sevilla vuelva a visitar los barrios más pobres de la ciudad.

Murió Franco, y los Reyes de España visitaron por primera vez Sevilla, con un recibimiento en el Alcázar . Fue casi lo último que hizo Juan José Serrano, la segunda generación, antes de morir.

Le pasó el testigo a su hijo, hoy jefe de Fotografía en ABC, que cubrió la visita del Papa Juan Pablo II en 1993, el saludo desde la Giralda. Que se fue a Madrid a la primera gran final de un club sevillano en los últimos 25 años. El Betis perdió con el Barcelona. La foto de Serrano de Serra Ferrer consolando a Alfonso dio la vuelta a España. Ocho años después, en 2005, se metió hasta el centro del campo con Dani cuando metió el gol que le dio la gloria en el Calderón. «Siete seguratas me persiguieron para que me saliese de allí», cuenta. Luego llegaron los triunfos de su Sevilla FC. Estuvo en Glasgow. Tomó la foto de la entrega de la Copa de la Uefa a Javi Navarro en presencia de Antonio Puerta . Nadie podía imaginar que el talentoso lateral zurdo sevillista, el que inició el camino del Sevilla campeón, fallecería tres meses después. La noticia de la muerte le cogió a Serrano junto al resto del equipo en Mónaco, para disputar la Supercopa con el Milán . La foto tras el gol de Renato, con todos los jugadores señalando al cielo, es también historia del deporte sevillano.

La cámara de Serrano estuvo en la capilla ardiente de Alberto Jiménez Becerril y Acensión García Ortiz . También, en el Bazar España . Él fue el primero en llegar a la residencia de Nervión donde murieron siete ancianos. Lleva el fotoperiodismo en la sangre.

Estuvo con la Macarena cruzando el puente del Alamillo en 2010, y repitió la foto de su padre o abuelo en la salida del Gran Poder de 2016 . Los brazos seguían en alto, pero esta vez eran móviles. Y, más recientemente, dejó para la historia la foto de la plaza de San Lorenzo con las sillas separadas por las medidas Covid para celebrar los 400 años del Señor . Un cuarto de este tiempo lleva siendo notario la saga que da fe de la historia contemporánea de Sevilla. En ABC.