Los guías turísticos alertan de accesos al Alcázar de Sevilla de turistas con fiebre
El Ayuntamiento alega que la normativa, que es común para todos los monumentos, impide prohibir la entrada por ese motivo
El Alcázar de Sevilla, un palacio mudéjar abierto al mundo
Javier Macías
La polémica está servida. La protección de datos se está situando por encima de la salud pública a la hora de tomar medidas para prevenir el contagio en estos tiempos en los que el refuerzo en la seguridad es obligatorio en espacios ... como los monumentos. El Real Alcázar de Sevilla se ha topado con una normativa que le impide prohibir la entrada a quien, en la toma de temperatura, resulte que tiene fiebre . Guías turísticos que frecuentan el Palacio Real hispalense han alertado de que cualquier persona que llegue con incluso 40 grados de temperatura corporal puede entrar en el monumento sin que nadie le impida el acceso.
Esto genera un problema añadido para los guías, que tienen que agrupar grupos de personas donde alguna de ellas puede haber accedido al monumento pese a tener fiebre y, en el peor de los casos, estar contagiada por coronavirus .
De hecho, según ha podido conocer ABC, se han dado casos de turistas que en la prueba del termómetro han dado unas décimas por encima de los 37,5 grados, que es la cifra considerada como hipertermia, y debido al calor de este tiempo estival le han instado los vigilantes de la puerta a aguardar en la sombra para ver si se le bajaba la temperatura.
El Ayuntamiento de Sevilla alega que no es un problema específico del Alcázar, sino de todos los monumentos debido a que la normativa es laxa en este asunto. Nadie puede prohibir el acceso a una persona a un espacio público porque tenga fiebre, sólo se apela a su responsabilidad personal para con sí mismo y hacia los demás acudiendo al centro médico.
El protocolo que se sigue en el principal monumento público en la capital es pedir a todo el mundo un documento acreditativo y, a continuación, tomarle la temperatura, algo que ni siquiera se hace en otros espacios, ya que no existe obligación para ello. En el caso de que el visitante decida entrar pese a tener fiebre, se le trasladaría el caso a la dirección del Patronato para que tome alguna decisión al respecto.
El Ayuntamiento realizó gestiones legales para determinar si era posible prohibir la entrada y el resultado fue que no, teniendo en cuenta la aclaración que hizo la Agencia de Protección de Datos sobre el asunto. Ésta determina que la toma de temperatura supone «una injerencia particularmente intensa en los derechos de los afectados. Por una parte, porque afecta a datos relativos a la salud de las personas, no sólo porque el valor de la temperatura corporal es un dato de salud en sí mismo sino también porque, a partir de él, se asume que una persona padece o no una concreta enfermedad, como es en estos casos la infección por coronavirus».
Ante esta circunstancia, en lo referente a espacios como los monumentos -no en aeropuertos y navieras en los que la legislación es distinta-, la toma de temperatura es opcional pero el Real Alcázar , como medida preventiva y para reforzar la seguridad, sí lo hace de forma obligatoria desde la reapertura en junio. Esto se le comunica al visitante en el momento de la adquisición de la entrada, por lo que la propia compra de la misma se considera como aceptación para que se le ponga el termómetro al llegar. Eso sí, la protección de datos impide que quede registrada la temperatura como dato personal.
En el Consistorio aclaran que es posible que la temperatura más alta de lo normal puede ser por Covid-19 o por otro motivo , por lo que «no se puede discriminar a nadie en este sentido». Asimismo, exponen que, en una ocasión, a una persona que accedía corriendo y acalorada porque llegaba tarde se le hizo esperar para tomarle la temperatura, y resultó ser normal. Fuentes municipales aseguran que desde que reabriera el Alcázar el 15 de junio, no se ha dado ningún caso.
Por otro lado, según estas mismas fuentes, esta normativa es común no sólo para espacios como el Alcázar, sino también para otros como podrían ser el Museo de Bellas Artes o la Catedral , pese a que este último espacio es de titularidad privada, donde también entraría en juego el derecho de admisión.
En el Ayuntamiento defienden que, junto con las distintas medidas de prevención sanitaria que se han implantado (aforo limitado, distancia de seguridad, toma de temperatura, recorrido marcado…) el recién implantado sistema de venta de entradas nominales facilita a las autoridades sanitarias el rastreo de personas en el caso de que exista un positivo.
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