Sanidad

Un grave accidente de un niño de 4 años revela las carencias médicas de la Sierra Sur de Sevilla

Unas 50.000 personas que viven en pueblos del área sanitaria de Osuna sufren desde hace años la falta de sanitarios y ambulancias para el traslado de enfermos a Urgencias o al Hospital de La Merced: «Los fines de semana y los festivos estamos vendidos»

Aurelio Montes y Aurora Caballero con su hijo Alejandro en una imagen de hace dos años ABC

Jesús Álvarez

Una grave caída de un niño de 4 años en Lanjetuela ha sacado de nuevo a la luz la desprotección que sufren los habitantes de unos veinticinco pueblos de la Sierra Sur de Sevilla que no disponen de servicios cercanos de Urgencias ni de ... ambulancias medicalizadas, entre ellos, Aguadulce, Algámitas, Badolatosa, El Saucejo, Villanueva de San Juan, Lantejuela, Martín de la Jara, Gilena, Marinaleda, Casariche, Lora de Estepa, La Roda de Andalucía, Herrera, Corcoya, Marinaleda o Pedrera. Dicen los vecinos que el traslado en un tiempo razonable ante la presencia de un médico les puede salvar la vida o, en caso contrario, perderla.

En estas localidades del área sanitaria de Osuna, una de las más pobladas y dispersas de Andalucía, viven más de cincuenta mil personas que sienten un auténtico terror a ponerse malas a partir de la tres de la tarde , los fines de semana o los festivos, cuando cierran sus centros de salud y el personal sanitario desaparece. Y este terror lo sufrió en primera persona hace pocas fechas el ingeniero biomédico Aurelio Montes cuando su hijo Alejandro, de 4 años, sufrió un accidente en el municipio sevillano de Lantejuela, de casi cuatro mil habitantes.

El menor se encontraba jugando y cayó desde una altura de 1,6 metros. En la caída se golpeó la cabeza y perdió el conocimiento. Su padre, con experiencia en ejercicios de reanimación, fue el primero que lo atendió y se percató de la gravedad del golpe ya que el niño apenas mantenía las constantes vitales. Fue cuando llamó de forma inmediata al 061 y constató que la ambulancia más cercana estaba a una distancia considerable de Lantejuela, lo que hacía imposible llegar al hospital de Osuna, situado a unos 18 kilómetros con la urgencia que necesitaba el caso.

Fue el padre quien se encargó de realizarse a su propio hijo las maniobras necesarias para mantenerlo con constantes vitales. «Todo se complicó cuando mi hijo empezó a convulsionar por dos veces. El aviso de una ambulancia medicalizada llegó a Ambulancias Tenorio , la empresa que gestiona el servicio de transporte sanitario en la provincia de Sevilla, que movilizó al mismo tiempo a la ambulancia convencional más cercana al lugar del accidente y la ambulancia medicalizada más preparada para atender este tipo de accidentes.

La ambulancia convencional fue la primera en llegar. El técnico de emergencias sanitarias que atendió al niño fue el que decidió ante la gravedad de la situación el traslado urgente del pequeño al hospital de Osuna sin esperar la llegada de la ambulancia medicalizada a la que aún le quedaban varios minutos hasta llegar al lugar del accidente.

El Consultorio de Lantejuela, que cierra a las 15 horas, fines de semana y festivos ABC

«Viví una pesadilla porque me parecía que estaba viendo morir a mi hijo. Situaciones cómo esta que pueden ocurrir cada día en pueblos como Lantejuela nos dan una idea que tras un accidente vivir o morir depende del lugar donde te encuentres», cuenta Montes a ABC. La historia tuvo un desenlace feliz gracias a Francisco Javier Barcos , el técnico que con su decisión y rapidez en el traslado hizo posible que el pequeño llegara con vida al centro hospitalario. Allí le esperaba el equipo de pediatría que había sido alertado de la llegada de la ambulancia y del estado grave del niño por el traumatismo craneoencefálico. La pediatra María Quevedo, se hizo cargo de la situación y con la ayuda de otros compañeros logró recuperar las constantes vitales del niño y estabilizarlo. El pequeño se recuperó y ya ha sido dado de alta sin ninguna secuela.

No tuvo tanta suerte Manuel Mallén, un vecino de 83 años con buen estado de salud que falleció de un infarto el pasado 1 de julio, fiesta local en Lantejuela. Los festivos son muy temidos por los casi cuatro mil lantejolenses. «Los fines de semana y los festivos estamos vendidos si nos pasa algo» , asegura Pedro Carmona (50), yerno del fallecido, que estuvo tratando de reanimar a su suegro mientras esperaba la ambulancia. Fueron cuarenta minutos que a él se le hicieron eternos mientras un técnico del 112 le aconsejaba al otro lado del teléfono cómo debía hacer ese masaje cardiaco . Cuando llegó la ambulancia, le dieron dos descargas con un desfibrilador y certificaron su fallecimiento. Meses después pusieron un desfilbrilador en el polideportivo municipal.

Pedro Carmona, que vio morir a su suegro de un infarto que le dio diez minutos después del cierre del centro de salud, junto su padre. ABC

Hace ocho años que ya no va ningún médico por la tarde y el pediatra lo hace tres mañanas a la semana. «Aquí hay terror a ponerse malo los fines de semana, los festivos y por las tardes», cuenta Carmona. Su padre tuvo una subida de tensión hace tres meses por encima de 22 «y la ambulancia tardó cerca de una hora en llegar», cuenta. Le ocurrió un sábado. Afortunadamente no sufrió un infarto o un ictus.

« Desde hace una década la Atención Primaria de la Sierra Sur ha sufrido el desmantelamiento y la dejadez por parte de los gobernantes. Nos encontramos que la atención postoperatoria es un caos los fines de semana: los pacientes operados tienen que trasladarse a la atención de enfermería del hospital, y no todos los usuarios pueden desplazarse por diferentes motivos», asegura Soledad Martín Moya , portavoz de la plataforma «Médicos 24 horas. Ya» de Lantejuela.

Juan Lora , alcalde de la localidad, lamenta el abandono que sufren los vecinos desde hace años e insiste que «no todos ellos tienen coche particular para desplazarse al Hospital de Osuna ni tienen conocimientos sanitarios para saber cómo deben actuar para desplazar a un enfermo». Lora dice que se ha reunido «muchas veces» con los distintos gerentes sanitarios para plantearles esta situación y que les dicen que esto ocurre en toda Andalucía.

«No tenemos pediatras y contamos con unas doscientas personas mayores de 80 años y si les ocurre algo urgente por la tarde o en fin de semana dependerán de que alguien pueda llevarlos al centro sanitario. Incluso se les obliga a desplazarse allí para vacunarse contra el coronavirus cuando sería muy fácil que un médico y una enfermera vinieran una mañana y los inmunizaran a todos».

El hospital comarcal La Merced de Osuna atiende a unos veinticinco municipios donde viven unas 180. 000 personas . Lantejuela está reconocida como uno de los «puntos negros» de la comarca en asistencia médica y de urgencias. «No hay servicios mínimos y tenemos alto riesgo de que los casos de gravedad urgentes que se producen no tengan la debida atención y no se les pueda salvar la vida a los pacientes que necesitan atención urgente. La resolución de estas deficiencias depende también de una actuación firme del ayuntamiento que no hace nada: falta de todo y abundancia de la dejadez que le echa pulsos a la suerte», dice Martín Moya, a cuyas quejas se une desde Badolatosa Carmen Romero, fundadora de la «Plataforma Médico 24 horas. Sierra Sur de Sevilla».

A Carmen Romero se le murió su padre, Juan Antonio Romero,que fue alcalde de Badolatosa, en su coche particular camino de Urgencias tras un infarto

«La desidia y no hacer nada también pertenecen a la delegación provincial de Salud y a la gerencia del hospital comarcal, organismos con los que esta plataforma tuvo el verano de 2019 una reunión exponiendo las múltiples carencias sanitarias en nuestra localidad. Los dos últimas situaciones de urgencia han dependido casi de la suerte para tener final feliz», dice Soledad Martín Moya. Semanas antes de la caída de Alejandro en Lantejuela, un vecino de 57 años sufrió un paro respiratorio. « No hubiese sobrevivido si le hubiese sucedido por la tarde porque fueron los médicos de cabecera y los ATS del ambulatorio , abierto solo por las mañanas, los que le entubaron rápidamente y llamaron a la UVI móvil.

Por la tarde, los festivos y los fines de semana cada vecino se vale de sus propios recursos. «Las pocas ambulancias existentes tardan mucho porque no pueden cubrir cómo se debiera tanto territorio comarcal. Queremos médico de guardia y más ambulancias medicalizadas para la comarca», dice Soledad Martín Moya, que añade: «Una sanidad pública de calidad no es una moneda que se lanza al aire; la suerte no puede ser la misma siempre. Lo que ocurre en Lantejuela no puede ser normalizado ».

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