Lo que gana Bildu, lo pierde Sevilla
El Gobierno ha anunciado su renuncia a los túneles de la SE-40 con la cobardía propia de quien sabe que nos está maltratando
El vodevil del secretario general de Infraestructuras el pasado martes para anunciar con la boquita pequeña que no habrá túneles para sortear el Guadalquivir en la SE-40 fue bochornoso. En primer lugar, su ministro, el inefable José Luis Ábalos, lo montó en ... el AVE en un tic de mediocre que resulta insoportable. «Anda, ve y cómete este marrón». Escogió a un cargo anónimo de cuantos componen la grisura burocrática del Ministerio para que viniera a decirnos que nanai. Y el hombre, que se llama Sergio Vázquez, sacó allí un croquis laberíntico para tartamudear acerca de los problemas que generaría la construcción del túnel, el mal diseño que se hizo en su momento, patatín y patatán. Como sabía que la noticia que tenía que dar era chunga , no la soltó por derecho, sino con mil rodeos. «Hay que estudiar de nuevo cuál es la opción que más conviene, se hará una nueva Declaración de Impacto Ambiental que tardará dos años...». Pero ya llevamos en esto el tiempo suficiente para saber traducir los titubeos de los políticos y sus mensajes subliminales. Esto jeroglífico tiene una solución sencilla. El emisario de Ábalos enunció mil problemas para los túneles mientras daba detalles de cómo sería el puente optativo, su altura, su anchura, «mucho mejor que el del Centenario...». Blanco y en botella. Además, explicó en mitad de su batiburrillo que se va a proceder a la resolución de los contratos firmados con las empresas que ganaron el concurso de los subterráneos. Conclusión: si se construye algo, que no lo creo, será un puente. Lo que pasa es que el enviado del ministro no podía decirlo así de claro porque era demasiado escandaloso. Tenía que intentar engañar a los periodistas , a quienes este Gobierno se pasa por el forro. Pero no lo logró.
El presidente de Gaesco, Juan Aguilera , ha metido el dedo en la herida que más duele. «Esto no se lo harían al País Vasco o a Cataluña» . El evangelio. De hecho, el sainete del secretario general de Infraestructuras esta semana en Sevilla está directamente relacionado con esta afirmación. ¿O acaso es casual que se anuncie este «titubeo» del Gobierno con la infraestructura más necesaria para Andalucía en la actualidad justo cuando el presidente Sánchez acaba de sellar un acuerdo en los presupuestos con Bildu y ERC ? Los sevillanos podemos ser indolentes, despreocupados y pasotas, pero tontos no. Sobre todo porque de estos agravios estamos pasados. El maestro Javier Rubio recordaba en estas mismas páginas el fiasco del canal Sevilla-Bonanza, que es idéntico al de los túneles. Anuncios, planos, titulares y, finalmente, nada.
El rollo del burócrata que mandó Ábalos a Sevilla para no tener que dar la cara no cuela. Los estudios que avalaron la ejecución de los túneles hace más de una década los hicieron profesionales de máximo prestigio. No son incorrectos. El problema es que ejecutar ese proyecto es caro y aquí el dinero se cambia por votos . El Gobierno necesita a los amigos de ETA y a los independentistas. Ellos ganan, nosotros perdemos. El resultado es contundente: nos quitan los túneles mientras acercan al País Vasco a los asesinos de Jiménez-Becerril y Muñoz Cariñanos. Chispa más o menos, esas son las cuentas.
Lo que pasó...
Ya hay presupuesto. El acuerdo de PSOE y Cs ha sellado su primer avance. Sevilla tiene presupuestos.
El protocolo antibullas. Lo dijimos en septiembre. Habrá un control de bullas en Navidad. Ya es oficial.
Las listas de espera. El SAS ha bajado en 5.000 personas las listas de espera en Sevilla. Buen dato.
Lo que pasará...
Las luces de Navidad. El intento del Ayuntamiento de ocultar el día de encendido no evita la aglomeración.
Robo en la Sed. La Policía sigue investigando y en la hermandad hay esperanzas. A ver si los pillan.
Las tunas. No habrá tunos este año en el monumento de la Inmaculada. Otra tradición que cae.
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