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Entre la Triana de ayer y de hoy

La cucaña sobre el río que comenzó ayer se desarrollará hasta el próximo día 26 de julio. PEPE ORTEGA

SEVILLA. Patio central con pequeños nichos convertidos en cocina. Alrededor de 40 viviendas bordeando el patio decorado con latones llenos de flores configuran un auténtico corral trianero. Una vivienda autóctona donde las alegrías y las penas se compartían en comunidad. Sin agua corriente en las casas, con un solo pilón comunitario en el patio y un retrete para toda la vecindad son algunas de las características que conforman estas casas de vecinos.

La asociación Copavetria con 16 años de antigüedad (una de las más antiguas del barrio), tiene como objetivo principal crear una trama de defensa de los patios de vecinos y de los corrales tan concurridos durante muchos años. Según datos que maneja la asociación, en el año 1999 en Triana existían unos 40 corrales y hoy día no son ni 15 los que se conservan. Es decir, los que son conservados con su sello de autenticidad, «hecho en Triana», sin reformas y con la gente del barrio que ha vivido allí generación tras generación. Los que se conservan están concentrados donde la especulación ha llegado más tarde. Podemos encontrarlos paseando por la mítica Pagés del Corro, por la calle San Jorge, por la trianera Pureza, cerca del Cachorro en Castilla e incluso en Alfarería.

La asociación, que ayer organizó dentro del programa oficial de festejos una mesa debate sobre «la transformación de la vivienda en Sevilla», lo que siente profundamente es el desplazamiento masivo de la población histórica del barrio en los últimos 30 años.

Según Copavetria la Administración coayudaba a los especuladores que llegaban a los corrales, los apuntalaban, los declaraban en ruina e inmediatamente se daba orden de desalojo para venderlo a las inmobiliarias. Con todo esto, opinan, se pierde la autenticidad del barrio porque los corrales reconvertidos en la mayoría de las ocasiones se quedan como segundas viviendas desalojados durante casi todo el año

¡Qué bonita era Triana! y lo sigue siendo con todo aquello que la hace especial y distinta, pero vivir anclado en el pasado y en los recuerdos es imposible. Épocas diferentes, personajes diferentes, formas de vivir diferentes e incluso regímenes diferentes hacen imposible la reedición contemporánea de la Triana de hace décadas.

Y volver, volver, volver

Aunque todo vuelve, como la moda de los 70, como el tecno pop de Mecano o el Naranjito del 82. Por que ¿no eran los corrales de vecinos «soluciones habitacionales» de otra épocoa marcada por la necesidad de vivienda?

De esa Triana de 30 metros cuadrados. queda la gente y esa es la que mantiene apuntalada la Triana como referente de barrio. Ese es el patrimonio a defender, el que garantizará la velá de los tópicos y la de los conciertos de rock, la de la cucaña y el «mojto» de medianoche.

Tópicos que no pueden hacer olvidar que los recuerdos tienen también la sombras de un retrato en blanco y negro. Los más viejos del lugar recuerdan su niñez con la candidez y la alegría de la infancia, pero saben reconocer las verdades de la época. El hambre y los piojos eran también compañeros inseparables de muchísimas de las familias que se hacinaban en los corrales. A pesar de todo, sitios como el Puente de Triana, la capillita del Carmen, el Altozano, el nuevo mercado, Pureza, el Barrio León, Betis, San Jacinto, Castilla, Santa Ana y un sin fin de enclaves estratégicos hacen de esta tierra un lugar envidiable para desarrollar los avatares del día a día.

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