La dispersión de los juzgados de Sevilla, una constante histórica desde hace siglos

Un día después, la portada de ABC de Sevilla la ocupaba la botadura del “Tivano” , buque de 15.900 toneladas de peso muerto para la compañía finlandesa Oy Pulpships AB . Tal era la frenética actividad del tardofranquismo. La inauguración de las instalaciones del actual Palacio de Justicia en el Prado de San Sebastián, con asistencia del ministro de Justicia Antonio María de Oriol y Urquijo (secuestrado por ETA en 1976), ocupaba páginas interiores.

El ministro inauguró el edificio y entregó la raimunda (cruz de San Raimundo de Peñafort) a «los señores Cano de Gardoqui y Sinobas, Rubiales Poblaciones y Polaino Ortega ». El de Sevilla hacía el número 31 de los construidos de nueva planta a la conclusión de la Guerra Civil. Al día siguiente, el ministro Oriol inauguró el edificio judicial de Huelva.

Lo que entonces se saludaba como «magníficos locales», hoy se han quedado obsoletos, desfasados e insuficientes para la planta judicial hispalense, que se reparte entre el Prado de San Sebastián , la sede en Viapol , la del edificio Noga y la de la Buhaira . La crónica de ABC del día previo a la inauguración ensalzaba las condiciones del Registro Civil: « No existe un tomo a la vista del público , ni expedientes amontonados, ni legajos por doquier».

En 1971, fue la concentración de órganos jurisdiccionales la que inspiró la edificación de una sede conjunta para los juzgados y la Audiencia entonces llamada Territorial. Pero fue la excepción, por breve en la historia, puesto que la norma fue la dispersión.

La Audiencia ocupó históricamente el edificio de la Plaza de San Francisco , catalogado como monumento en 1963, que hoy ocupa la Fundación Cajasol . Allí se impartió justicia en Sevilla de forma ininterrumpida, al menos desde el siglo XIV . Primero los alcaldes de Alzada, Vista y Suplicación del Adelantado de Andalucía tras el repartimiento que siguió a la reconquista, luego la Audiencia de Grados, más tarde la Real Audiencia como recuerda el escudo de armas del emperador Carlos de su fachada y, por último, la Audiencia Territorial.

En el gremio jurídico se conoció durante siglos como Casa Quadra , ya que en ella residían los alcaldes de Quadra (distritos) de la ciudad. El primitivo edificio se fue ampliando con casas adosadas por la calle Entrecárceles , llamada así por separar la cárcel Real (donde hoy tiene su oficina la Caixa en la calle Sierpes) y la de la Audiencia.

En 1554, Carlos I crea la Real Audiencia en el mismo local que ocupaba la Casa Quadra, construyéndose el edificio judicial en la plaza de San Francisco cuya reforma se ejecutó en 1595 para reformar el patio y «darle aire y sol a lo que hasta entonces eran sombrías covachuelas». El inmueble que hoy conocemos corresponde a esa época. Las obras acabaron en 1606 . La escalera actual y la fachada se labran en el siglo XVII después de un incendio que arrasó el inmueble en 1645 .

No es el único fuego que jalona la historia judicial sevillana. En agosto de 1918 , la techumbre de la Audiencia se desplomaba, obligando a trasladar los juzgados a un nuevo edificio construido entre 1895 y 1908 en estilo neoclásico, conforme a un proyecto de los arquitectos José Sáez y José Ga llegos levantado como Palacio de Justicia sobre lo que fue la Alhóndiga. Allí, en los conocidos como Antiguos Juzgados en la calle Almirante Apodaca , se concentró la actividad judicial hasta 1924, en que la Audiencia volvió a su histórico emplazamiento tras la rehabilitación acometida por Aníbal González .

Los juzgados sevillanos habían tenido otro emplazamiento del que no se tienen demasiados datos. El nomenclátor conserva una calle rotulada como Juzgado en la confluencia de Pasaje Mallol con Moravia , en San Julián.

En el número 17 de la citada calle Juzgado existieron, en efecto, unos órganos jurisdiccionales, probablemente de los de primera instancia. Sevilla, en el siglo XIX , disponía de cuatro de estos órganos de los que Pascual Madoz da cuenta en su «Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España»: Salvador, Magdalena, San Vicente y San Román , coincidiendo con la división administrativa de la ciudad de esa época en 1849. Para Triana se proponía un quinto distrito judicial con dos demarcaciones, en torno a las dos parroquias del arrabal: La O y Santa Ana, que nunca llegó a fraguar.

Esta denominación histórica se mantuvo hasta la Segunda República , cuando en 1933 pasaron a denominarse con cardinales 1, 2, 3 y 4. La planta judicial llegó a crecer hasta diez juzgados hasta su supresión en 1973 en que se sustituyeron por los juzgados de Primera Instancia, por un lado, y de Instrucción, por otro.

Son estos órganos los que se habían concentrado a finales del siglo XIX en el edificio de nueva planta de la calle Alhóndiga, hoy sede del Archivo Histórico Provincial después de que una intervención de los arquitectos Cruz y Ortiz lo rescatara en 1983 del abandono en que habían caído desde su desafección casi tres lustros antes. El Ministerio de Cultura corrió con los 220 millones de pesetas (1,3 millones de euros constantes) de la intervención para devolverlos a la vida.

Pero tampoco ese edificio judicial que todavía se conserva en la memoria colectiva había conseguido reunir todos los órganos de la planta judicial sevillana.

El Tribunal Tutelar de Menores se creó en febrero de 1929 pero el pleno fundacional no llegó hasta el 1 de septiembre de 1930 bajo la presidencia del abogado Amante Laffón (el «apóstol sevillano de la caridad» que da nombre a una calle en el Retiro Obrero ).

El tribunal y la casa de observación (eufemismo para eludir el lugar de internamiento) estuvieron hasta los años 80 en un edificio de nueva planta proyectado por el arquitecto Luis Fernández Palacios-Palazuelos en el número 135 de la calle Luis Montoto.

Tras pasar por varios emplazamientos, esta jurisdicción de Menores nunca se ha reunido con el resto de órganos judiciales sevillanos hasta la fecha cumpliendo así el sino de la planta judicial de la capital hispalense en toda esta aventura de siglos