Descubriendo a los personajes sorprendentes de Sevilla

Su principal preocupación era la de llevar la cultura y enseñanza a todo el territorio que gestionaba. Nombró magistrado a Melchor Gaspar de Jovellanos en la Audiencia de Andalucía, además ordenó que eliminara del tocado de la Ley la peluca blanca al estilo inglés, hecho que provocó un escándalo en la época.

Mandó repoblar la comarca de la Sierra Morena para acabar con los refugios de los bandoleros, pero al no haber gente que quisiera vivir en aquellas zonas se decidió traer a familias alemanas que dieron origen a pequeños núcleos poblacionales con nombres como La Carolina , La Carlota o La Luisiana entre otras muchas.

Sin embargo, cuando el Conde de Aranda cae en desgracia, su protegido Olavide sufre las mismas consecuencias, lo que le obliga a expatriarse e incluso a ser procesado por la temida Inquisición.

Fue el injusto pago a un hombre que sólo quiso engrandecer Sevilla y Andalucía y que, entre otras cuestiones, realizó el primer plano de la ciudad de Sevilla.

A Sevilla llega, en el año 1602, una compañía de teatro muy especial, la de Baltazar de Pineda , en la que destacaba la cómica Micaela Luján por su belleza.

Un par de años antes, se cree que había llegado a la ciudad Lope de Vega pues su creatividad e inquietud le hizo participar en reuniones con personajes tan destacados en la época como Rodrigo Caro , Jáuregui , Rioja , Fernández de Andrade , Ximénez de Enciso , Medrano y muchos otros en reuniones presididas por Juan de Arquijo , el caballero Veinticuatro de Sevilla.

Hay que recordar que en Sevilla había otras corrientes literarias como la presidida por Juan de Ocho Ibañez, que era enemigo de Lope de Vega y amigo de Miguel de Cervantes.

La compañía de Baltasar de Pinedo actuó en Sevilla representando autos sacramentales y tras ello se dirigió a Granada. Con ella partió Lope de Vega y sus ingeniosas creaciones, en las que la bella Micaela Luján, por ejemplo, sería «Camila Lucinda», la esposa de Diego Díaz.

Lope de Vega se traslada posteriormente a Madrid donde escribe sus nostálgicos poemas, eso sí, se le olvidó pronto pues encontró a una mujer que le haría perder esa nostalgia. A Sevilla le dedicó obras como «El ruiseñor de Sevilla» , «La estrella de Sevilla», «El Arenal de Sevilla», «Los peligros de la ausencia», «La esclava de su galán», «La niña de plata», «Lo cierto por lo dudoso», «El amigo hasta la muerte» y muchas más que engrandecieron aún más el nombre de esta ciudad añorada por él.

Era la esposa del Marqués de la Algaba , que era gobernador en Orán, y su nombre era Doña Mariana de Velasco.

Tuvo el marqués el infortunio de morir en una de las salidas contra los moros, cayendo en aquella escaramuza y siendo su cuerpo capturado por los enemigos infieles.

Doña Mariana de Velasco, al ser enterada de la trágica noticia, se dirigió a los moros para reclamar su cadáver , el cual le venderían a cambio de una determinada suma, máxime cuando lo habían decapitado y habían clavado su cabeza en una lanza, siendo objeto de burlas por parte de los moros.

Así, compró la cabeza del marqués al peso en oro , luego asumió el mando de las tropas y de la ciudad y mantuvo con firmeza el mismo hasta que llegó el nuevo gobernador. Con posterioridad se trasladó a Sevilla e ingresó en un convento hasta su muerte.