Decenas de personas sin hogar pernoctan a diario en la Plaza Nueva de Sevilla

El martes había varios durmiendo semidesnudos, para combatir el calor, en las escalinatas de la estatua de Fernando III a caballo. Todos los soportales y los bancos estaban ya cogidos y decidieron instalarse en el monumento. La estampa, visible desde la puerta del Ayuntamiento, era muy llamativa, ya que el puesto de vigilancia de la Casa Consistorial conoce la situación y la Policía Local lleva sin intervenir semanas . Tanto es así, que se ha corrido la voz y cada día son más las personas sin techo que se dan cita en la plaza a partir de las diez de la noche.

Varios voluntarios que pertenecen a asociaciones de asistencia a estas personas sin hogar y que cada noche recorren el Centro para ofrecerles agua, alimentos y abrigo dan fe de cómo ha crecido la colonia de la Plaza Nueva desde que se levantó el estado de alarma. La ausencia de turistas ha restado vida al casco histórico y los indigentes han decidido acampar en los espacios de referencia de la ciudad, donde hay fuentes y buenos soportarles y al que no necesitan desplazarse cuando se despiertan para buscarse la vida entre los sevillanos que van de tiendas o a los bares. «Habitualmente en la Plaza Nueva hay dos o tres personas por las noches que aprovechan el refugio de distintas entidades bancarias o soportales de edificios» , explica uno de esos voluntarios a ABC. Pero «con la llegada de las altas temperaturas y la desaparición de turistas y viandantes en el Centro durante la noche, han convertido a la Plaza Nueva en un enorme dormitorio al aire libre», incide.

En torno a las dos de la madrugada, contamos 32. En los días previos se han llegado a juntar casi cincuenta . Están organizados. Cada uno sabe qué banco tiene asignado para pasar la noche y eso no se discute, pero los que se incorporan nuevos ocupan ya el suelo central de la plaza, incluidos sus objetos personales, que van desde carros, bicicletas, transportines para mascotas, cartones...

La mayoría lava la ropa en la fuente de agua potable de la plaza y luego la tienden en las cadenas que cercan el monumento a San Fernando o sobre los setos de los jardines. Y esto ya está ocasionando un problema logístico para llevar a cabo la limpieza diaria de este espacio . Cuando Lipasam acude a llevar a cabo sus tareas por las noches, los operarios no pueden acceder a la zona en la que ya hay personas durmiendo. Por el día esos bancos son usados por otras personas —muchas de ellas mayores— sin que hayan sido desinfectados ni limpiados. El Ayuntamiento hizo los test a todos los indigentes registrados en su censo, más de 600, y todos dieron negativo. Pero esas pruebas se llevaron a cabo hace ya casi dos meses, por lo que al no existir un programa de desinfección del mobiliario urbano, el riesgo de contagio es bastante alto.

El Ayuntamiento habilitó tres pabellones deportivos y varios hostales para alojar a 624 personas sin hogar durante el confinamiento y a todas ellas les hizo las pruebas para determinar si tenían coronavirus. En un primer momento, los servicios municipales trabajaron para dar cobijo a 380 personas , que eran las que tenían controlados los técnicos. La Policía Local recibió la orden de llevar en sus propios patrulleros a los indigentes para que pasaran el estado de alarma en alguno de los tres pabellones dispuestos para ello. Y esto permitió descubrir al Ayuntamiento que la cifra de personas sin techo era el doble de la prevista, casi 700 personas , por lo que tuvo que liberar más recursos. El «cuadro de mando» creado por el gobierno local para los sintecho recogía a diario las incidencias de los que estaban confinados, que el delegado calificó de «anecdóticas» porque de los más de seiscientos se produjo la salida voluntaria de menos de cinco personas diarias. Sin embargo, cuando el Gobierno levantó el estado de alarma los pabellones fueron desmantelados y estas personas tuvieron que volver a la calle. Con la presencia de turistas, el Ayuntamiento se ocupaba de evitar que pernoctaran en las zonas monumentales , pero la soledad nocturna del Centro ha rebajado también la tensión policial, por lo que los sintecho han conquistado el propio Ayuntamiento, a cuyas puertas duermen cada noche en grupos cada vez más numerosos, sin que el gobierno les ofrezca una alternativa ni evite una imagen tan decadente.