Misión del Gran Poder
Cuando nadie lo esperaba
El Gran Poder tenía todo el protocolo de actuación para poner en marcha la operación del traslado a los Tres Barrios. La situación sanitaria a mediados de septiembre hacía parecer que no pudiera llevarse a cabo, pero un mes antes de la fecha del inicio de la Misión, todo cambió. Del pesimismo se pasó al optimisimo y del optimismo, a poner en marcha el operativo
El Gran Poder, entrando en Los Pajaritos
A mediados de agosto el mayordomo del Gran Poder, Manolo Ramos, cruzaba Triana para el centro. Por esas fechas, la quinta ola estaba dando muestras de cambiar el sentido de la curva de contagios que tuvo su pico a principios de agosto. Ramos ... no era optimista, ni sus compañeros de la junta ni algunos ex hermanos mayores. En todo caso la maquinaria tenía que estar en marcha. En ese mes, agosto de 2021 ya se encontraba definido el reparto de las papeletas de sitio, los cortejos, los itinerarios, los relevos de los costaleros. Existía una planificación por si hubiera que apretar el botón rojo y sacar adelante la operación de la Misión a los Tres Barrios-Amate.
A primeros de septiembre alguien dice: «Parece que el Ayuntamiento está más interesado en que salga la Misión que la propia hermandad» . Y esa es la impresión que daba por los trabajos que habían comenzado a hacer ya en el Cecop para preparar un operativo que no se sabía si al final se iba a llevar a cabo. Llegó septiembre. El decreto de Asenjo que prohibía el culto público seguía vigente. Pasó el día 8, fecha de procesiones patronales y de fiestas en numerosas poblaciones de la diócesis y como si fuera una catarata de acontecimientos todo comenzó a precipitarse. El martes 14 monseñor Saiz Meneses emite el decreto para restituir el culto público . Ese mismo día la hermandad se reúne con el Ayuntamiento en una cita tras la cual el consistorio le anuncia a la cofradía que tiene todas las bendiciones de la autoridad competente para ocupar de la vía pública y llevar a cabo la Misión. De la nada se pasa al todo. Del pesimismo de agosto a un optimismo de septiembre que era tal que hasta el Ayuntamiento se adelanta a la hermandad y anuncia ese mismo día que el Gran Poder sí saldría a los Tres Barrios-Amate. La decisión, prudente y sabia, se comunica dos días después. La euforia, contenida y serena, pero euforia al fin y al cabo, se desata en la ciudad.
Para una operación de este calibre, ¿existe un plan general? ¿Hay un documento escrito que refleje todos y cada uno de los movimientos que se deben hacer a diario? Lo sorprendente es que no. Que existen papeles, itinerarios, horarios, relación de actos, listados de hermanos para llevar los cirios, pero nada compilado en un documento genérico donde estuviera todo. Así lo asegura Ignacio Soro, que tomó posesión de su cargo este pasado verano y que se encontró buena parte del trabajo ya avanzado. «No había un plan escrito, todo estaba en la cabeza por la experiencia que tenemos de la cofradía aunque esto es como si uniéramos cuatro cofradías a la vez en el espacio y en el tiempo. Lo que pasa es que tenemos mucho camino recorrido en organizar este tipo de actos. Cada uno aporta su idea y las vamos poniendo en común. La experiencia de tantos años nos da cierta garantía». Un ex hermano mayor , Enrique Esquivias , asegura que el traslado a Santa Rosalía en el año 2008 sí fue un precedente para fijar como organizar este tipo de traslados. «Tiene mucho peluseo porque el traslado exigía que toda la hermandad diese lo mejor de sí, pero tenemos ya muchos siglos a cuestas para saber cómo hacer las cosas. De alguna manera ese traslado a Santa Rosalí a con los hermanos haciendo los turnos para portar al Señor sirvió de ensayo aunque multiplicado por diez o por veinte. Lo que es la orgánica del aquello sí que ha servido».
El Gran Poder, por el Parque Amate
Los priostes son Alfredo Rosa y Gerardo Pérez Belmonte. Una semana antes del día del traslado lo tenían ya casi todo dispuesto, que tampoco era mucho. La idea de ambos es no alterar la idiosincrasia de cada una de las parroquias, todas de corte contemporáneo y con una escasa decoración. El Señor iba a permanecer sobre las andas, alumbrado por pocos blandones y acompañado por sus jarras con claveles granate. Pero nada más. Ni cortinajes, ni aparatos de altar… nada. Estaría en todas las parroquias con la misma túnica morada lisa y las potencias lisas del JHS y después en la Catedral se le colocaría la de los devotos estrenada en 2020 , el año de su cuarto centenario para el regreso en su paso. Quien sí días antes del traslado lo tenía todo preparado para el viaje era Miguel Martín, el capiller, que durante tres semanas se iba a instalar en las tres parroquias y Manolo Ramos, el mayordomo, que en ese tiempo trasladaría la tienda de recuerdos a cada uno de los templos para seguir repartiendo las estampas del Señor que sirvan de consuelo en tantos hogares.
El ideólogo de esta Misión hoy no ostenta responsabilidades de gobierno. Pero como ex hermano mayor ha estado para todo lo que se le ha pedido. Es Félix Ríos, que al término de su primer mandato, en 2016, comenzó a tener una idea que le rondaba por la cabeza. «Pensaba sobre la misión de las hermandades en este nuevo siglo, y en la necesidad de participar en esa iglesia en salida. Por el rabillo del ojo veía también que estaba esa fecha del 400 aniversario del la hechura del Señor. Pero fue antes el pensamiento de la misión que el del centenario. Se lo comenté a los párrocos, que no me tocaron las palmas de milagro, y después al arzobispo Asenjo, que nos animó mucho. La hermandad no ha hecho esto por el centenario sino porque aquel es su territorio de misión. Estoy seguro que en los próximos años las hermandades tendrán que buscar estos territorios». En primavera Félix Ríos comenzó en un papel a idear los itinerarios que después, con algunas medicaciones son los que han servido para un traslado que llegó cuando nadie lo esperaba.
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