«Los hospitales son el sitio de máximo riesgo de transmisión del virus y no es momento de visitar a los enfermos»

La sospecha de que hubiese una tercera ola después de Navidad estaba bastante extendida porque coincidía con una fase de relajación de las medidas preventivas con unas fiestas como las Navidades que se caracterizan por las reuniones familiares, de trabajo y de amigos, a lo que se ha añadido el frío que ha llevado a que la mayoría de esas reuniones se hayan realizado en el interior. Era el cóctel perfecto para que el virus tenga facilidades para contagiar y acelerar su transmisión, como ocurrió en la primera y la segunda ola.

¿Aprendimos las lecciones de esas dos primeras olas?

Las aprendimos a medias porque esas lecciones no las hemos aplicado para evitar que esto sucediera, como desgraciadamente ha ocurrido. Las historias son clavadas.

¿Qué les cuentan los pacientes que ingresan?

Hablan de la Nochebuena, la Nochevieja, de que no se pusieron mascarilla porque eran familia o amigos. Esto se repite paciente tras paciente. Y esta es la principal razón por lo que durante las fiestas ha producido una tercera ola.

¿Observa alguna diferencia de esta ola respecto a las anteriores?

La diferencia está en que mientras que en la primera y segunda ola la ocupación de los hospitales era moderada, en estos momentos no es así. Por estas fechas todos los hospitales se encuentran en los máximos niveles de ocupación del año por la descompensación de patologías crónicas que el frío trae. Una tercera ola en enero añade una complejidad aún mayor y el riesgo que todos tememos es que el sistema no dé suficiente de sí. El crecimiento exponencial del coronavirus en este momento es una mala combinación.

¿Lo peor vendrá dentro de una semana?

Es lo esperable. Desde el punto de vista de la prevención, el escenario de que el incremento de ingresos continúe a partir de hoy es real. Habrá que buscar los recursos necesarios para atender a todas las personas que enfermen y los pacientes que lo necesiten.

¿El colapso de los hospitales es posible?

Es posible porque estamos en el momento de más alta frecuentación hospitalaria, como decía antes, por la patología estacional vinculada al frío. En marzo teníamos mucho más espacio libre en los hospitales. Después del verano también teníamos mucho hueco. Por ese motivo todo lo que hagamos a nivel sanitario y por parte de la población para reducir la transmisión es muy importante para evitar que el colapso de los hospitales pueda producirse. Esto añadiría un gran sufrimiento a lo que ya nos ha traído el coronavirus.

¿Podrían darse en Sevilla las imágenes de pasillos atestados de enfermos y problemas para asignar respiradores que vimos en marzo y abril en hospitales de Madrid y de algunas ciudades catalanas?

Sí. Podrían darse esas imágenes dramáticas pero está en nuestra mano evitarlo si cumplimos las normas de prevención. Necesitamos reducir los contagios para salvar el riesgo de colapso hospitalario. La calidad de la asistencia sanitaria se resentiría mucho y las víctimas serían tanto los pacientes con coronavirus como los que padezcan otras patologías graves.

Los hospitales sevillanos han tenido que posponer la cirugía no urgente que requiera un ingreso hospitalario. ¿Qué consecuencias puede traer esa medida?

Las consecuencias indirectas de la pandemia son muy importantes y son bien conocidas por la primera ola las víctimas colaterales del coronavirus. La mortalidad ha sido más elevada en los lugares donde sus hospitales han estado más saturados y donde se han tenido que dejar de hacer procedimientos médicos habituales para afrontar la pandemia. También por eso es importante detener cuanto antes el incremento de los contagios en la comunidad que dentro de diez días llegarán a los hospitales.

¿El llamado virus británico, del que se dice que es más contagioso, puede tener mucho que ver con este incremento de las infecciones?

Tenemos información sobre la mayor capacidad de transmisión de ese virus en el Reino Unido y sabemos que esa variante ha llegado a nuestro país porque los microbiólogos del Hospital San Cecilio de Granada y del Virgen del Rocío de Sevilla lo han secuenciado. Sin embargo, el número de casos de los que tenemos constancia es tan pequeño que no se puede conocer si ha tenido mucha influencia en el incremento de los contagios de estos últimos días. Lo que es evidente es que el crecimiento de los contagios es exponencial y que a medida que se multiplica el número de infectados su capacidad de transmisión será aún mayor. Por eso es importante insistir en que en una población donde se respetan las normas de prevención como distancia de seguridad, mascarillas e higiene de manos el virus tiene mayor dificultad para transmitirse y que en la población donde no se respeta se transmite con mucho más facilidad.

¿Las vacunas aprobadas valdrán para todas las variantes del coronavirus?

No tenemos datos que hagan pensar que no. Se espera que sean lo mismo de eficaces frente a esta variante británica.

Parece que hay problemas de suministro.

La Unión Europea ha hecho un esfuerzo enorme y se ha conseguido un suministro bastante homogéneo de vacunas para todos sus miembros. Si España no estuviera en Europa no sé cuánto tiempo habrían tardado en llegarnos. Hay un movimiento muy favorable hacia la vacunación en la población y esto es muy buena noticia porque está protegiendo a los más vulnerables con el protocolo de prioridad.

¿Para verano habrá una inmunidad de rebaño?

Ojala sea así. La directora de la Agencia Española del Medicamento decía recientemente que se alcanzaría el 60 por ciento de la población vacunada en verano.

¿Los hospitales son seguros ahora?

Al hospital no hay que venir salvo que se esté enfermo o citado. Una medida muy importante para tratar de reducir el riesgo es que la gente que no esté enferma no venga a los hospitales puesto que son el sitio de máximo riesgo de transmisión del virus. Los familiares deben acompañar al paciente pero dejarlo en la puerta y no entrar. Se trata de evitasr todos los contactos posibles y cuantos más acompañantes más riesgo de provocar brotes en los centros. Salvo en el caso, por supuesto, de que los pacientes necesiten acompañantes por razón de su estado.

En la primera ola estaba prohibido pasar a un hospital salvo en circunstancias muy excepcionales.

Esto es una recomendación pero es muy complicado cumplirla en un hospital que tiene tantas puertas. En la primera ola había mucho miedo y eso hacía que personas que no estaban enfermas no se acercaran a un hospital pero ese miedo se ha perdido un poco. Hay que tener responsabilidad porque los hospitales son un foco de alto riesgo de transmisión del coronavirus al que no podemos contribuir trayendo el virus desde fuera.

Somos el sexto país del mundo con más infectados y el segundo en función de su población. ¿Qué han hecho los países que tienen índices más bajos que no hemos hecho nosotros?

Las cifras de todos los países europeos son muy altas. La comparación más importante es con los países que han tenido éxito, los del Sudeste asiático, donde han logrado controlar la pandemia, nada que ver con el Occidente desarrollado. Y allí han hecho una mezcla de las mismas medidas que nosotros, sólo que su aplicación fue óptima. Además, hicieron una identificación inmediata de los casos con pruebas diagnósticas instantáneas y una identificación muy ágil de los contactos que permitió frenar los focos. Y probablemente con un nivel de comportamiento de la población muy adecuado. La mezcla de las dos cosas marca la diferencia con los países occidentales. Esto requiere un análisis y una autocrítica para conocer qué podíamos haber hecho mejor.