Casi 12.000 alumnos se juegan en la PEvAU el acceso a la universidad en Sevilla

En Sevilla serán cerca de 12.000 los estudiantes que se examinen. 10.497 en la Universidad de Sevilla y 1.411 en la Pablo de Olavide . Serán unos cien estudiantes menos que los que se habían examinado un año antes.

Además este año la eliminación de las restricciones sanitarias ha provocado que sean menos sedes que en años anteriores cuando se multiplicaron para que los estudiantes pudieran estar más separados. En la Universidad de Sevilla serán 185 aulas repartidas en 24 sedes: 14 en Sevilla (1 de ellas sedes ANEAE , para el Alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo) y 10 sedes comarcales. La UPO tendrá cuatro sedes.

Es un momento muy complicado para los estudiantes , sobre todo porque la mayoría no sólo se juega el acceso a la universidad, sino también la admisión en la titulación que quiere estudiar y que cada vez es más complicado. Porque en los últimos años las notas de corte han subido y el curso pasado fueron más altas que nunca con quince de titulaciones que pedían más de un 13 entre la Hispalense y la UPO.

En cualquier caso, el modelo de prueba sigue siendo el mismo de los dos últimos cursos en los que se simplificó el anterior. Si antes se elegía entre dos modelos, ahora es un único examen con más opciones para contestar.

Como hasta ahora, en la fase de acceso en la calificación cuenta el 60 por ciento de la nota del Bachillerato y el 40 del examen de prueba de acceso. Aprobando esa fase de acceso se obtiene una calificación entre 5 y 10. Luego, en la de admisión se puede subir nota hasta 14 examinándose de hasta cuatro asignaturas específicas en función de lo que se quiere estudiar.

En la extraordinaria, que tendrá lugar los días 12,13 y 14 de julio, habrá más novedades ya que se permitirá ir al examen con un suspenso en base a la nueva norma aprobada por el Gobierno. ABC ha hablado con cuatro estudiantes que se examinan este año y todos coinciden: lo que más temen son las pruebas de Lengua e Historia que casi todos están preparando en la biblioteca pese a que cada vez son más los centros que siguen dándoles clases para preparar el examen en el que muchos se juegan su futuro.

En algo más de dos semanas alcanzará la mayoría de edad y ahora anda encerrada en la biblioteca preparando la prueba de acceso a la universidad. Claudia Cebolla Benítez, que ha sacado un 8,11 de media en el Bachillerato Tecnológico que cursó en el colegio Entreolivos, quiere estudiar Ingeniería de las Tecnologías Industriales en la Universidad Loyola.

Esta joven dice estar un poco más agobiada por los exámenes de Lengua o Historia que por las asignaturas de ciencias. Sobre todo por el examen de Lengua y Literatura que «es muy subjetivo» y en el de Historia le preocupan los rumores que han corrido de que con el actual modelo de Selectividad se podían descartar temas y elegir entre el siglo XIX o el XX. «Me da miedo descartar algo y que luego caiga». Para evitar eso ha decidido que mejor se lo estudiará todo. Para ello y aunque insiste en que en su colegio la han preparado «muy bien» y dan clases especiales, Claudia está haciendo un curso intensivo en una academia especializada donde le dan las pautas ya que la mayoría de los profesores han sido correctores de exámenes. «Nos lo dan machacadito y la gente saca muy buena nota», explica.

Las matemáticas se le dan bien y en esa materia se siente más segura. «Todo el mundo nos dice que vamos muy bien preparados del colegio», asegura. Y se examinará de dibujo técnico y matemáticas en las específicas, que son las materias que le pueden venir bien para la titulación que quiere cursar. Su rutina de estudio empieza cada día en la academia, luego se marcha a la biblioteca y allí se come un bocadillo. Así hasta que cierran. «No hago otra cosa que ir a la biblioteca, aunque a veces me distraigo» , admite esta estudiante que confiesa que ir a examinarse a la universidad (le ha tocado en la facultad de Geografía) «impone» un poco y está «algo nerviosa». Y también le preocupa que, en caso de que suspendiera, se quedaría sin viaje. «Nos vamos de interrail y será el viaje de mi vida . Si suspendo todo se va a la porra y me quedo sin viaje», dice.

Se llama Oscar Mitillo, tiene 17 años y ha terminado el Bachillerato Tecnológico con un 9,61 en instituto Isbilya . Y quiere estudiar el doble grado de Ingeniería Informática con Matemáticas, una de las titulaciones que exigen notas altas ya que el pasado curso estaba por encima de 13. Es consciente de lo que se juega: «Tengo que rozar la excelencia pero si no llego no pasaría nada», dice asegurando que si no entra se buscará otra alternativa.

Por eso cree que es una prueba «bastante imperante» a la que la mayoría de los estudiantes llegan nerviosos, sobre todo por la cantidad de temario que tienen. «Para mi que soy de ciencias, lengua e historia, que son las más amplias , son las que me cuestan más trabajo pero me he presentado a pruebas de este tipo y creo que sabré manejarlo», confiesa.

Oscar se está organizando. Alterna una asignatura de números con una de memoria. Por ejemplo, por la mañana Matemáticas y por la tarde Historia y al día siguiente cambia el orden. Tiene la opción de ir al instituto pero prefiere organizarse el mismo y si le surgen dudas se acerca a preguntarle a los profesores. ¿Cuántas horas estudia? T res por la mañana y otras tantas por la tarde . Según dice, lo que le queda es repasar aunque, a medida que se acerca la fecha, los nervios aumentan.«Espero mantenerme tranquilo», dice Oscar que se examina en Medicina, algo que le impone. Sobre todo ver a tantos compañeros «luchando por sacar nota». Cuando acabe se irá a Mallorca.

Tiene 18 años y ha terminado el Bachillerato de Sociales en las Esclavas con un 7 de media. A Ángela Carmona Cuervas le gustaría estudiar Comunicación Audiovisual. Aunque quizás haga un grado de FP superior , para el que no hace falta la prueba de acceso a la universidad, ha decidido presentarse para tener mejor nota.

Seguramente por eso no parece nerviosa. «Sinceramente estaba más preocupada por el Bachillerato porque el curso es de septiembre a mayo y la Selectividad es un examen más», confiesa insistiendo en que llevan todo el curso haciendo exámenes con la misma estructura. «Lo llevamos bastante mascado» , dice esta joven que ahora está tranquila aunque no sabe si cuando le queden dos días estará «mordiéndose las uñas». Y es consciente de que «un día malo lo tiene cualquiera». De hecho, Ángela asegura que aprobar Bachillerato da «bastantes puntos» y sabe que la Selectividad es «un examen más» .

¿Lo que más le preocupa? las asignaturas de Lengua o Economía ya que en las clases que está dando, en su propio colegio, le dan demasiada materia. Eso le agobia un poco. En Lengua tiene pensado elegir el texto periodístico que le resulta más fácil y porque ya ha hecho muchos de esos modelos en clase. Además se examina de latín porque, según dice, los números no se le dan bien . «Espero que sea sencillo y me preocupa un poco que tengamos bastante tiempo para el examen y que no tengamos que entregarlo sin terminar», afirma. Ángela está acudiendo a algunas clase al colegio, sobre todo a Lengua y Latín, y el resto de horas se prepara en la biblioteca . Cuando acabe piensa descansar, sacarse el carnet de conducir e irse con su pandilla a pasar unos días a algún sitio. «Estoy estudiando, pero mentalmente ya estoy casi de vacaciones», confiesa.

Ha sacado una nota de 9 en el Bachillerato de Sociales que ha cursado en el instituto Isidro Arcenegui y Carmona de Marchena y quiere estudiar un doble grado de Finanzas y Contabilidad y Relaciones Laborales en la Universidad de Sevilla y con la nota que tiene es más que probable que no tenga problemas para entrar . A Gonzalo Pérez Ponce, de 18 años, lo único que le preocupa de las pruebas de acceso a la universidad es el examen de Historia porque tiene mucha teoría y porque se pueda «quedar en blanco» o que por los nervios no se acuerde de algún tema.

El resto de la prueba no le preocupa porque considera que es «un repaso» de un curso que ha llevado muy bien. Gonzalo dice estar bastante tranquilo.

«Mis compañeros se ponen más nerviosos; yo no», afirma Gonzalo que no parece estar nervioso pese que ya no queda nada para los exámenes. En cualquier caso, a este joven que se examina en la sede comarcal del Arahal les acompañan desde el instituto el primer día en un autobús para que vayan todos juntos. E l resto de los días tendrán que irse cada uno por su cuenta .