La Madeja

La campaña del metro de Sevilla

Una obra que lleva 40 años esperando y que se ha frustrado mil veces se ha convertido en la principal promesa electoral

La consejera de Fomento y el alcalde, presentando el proyecto de la línea 3 Raúl Doblado

No cuela. Después de cuarenta años esperando, de miles de noticias frustradas, de cientos de amagos por parte de todos los gobiernos habidos y por haber en San Telmo y en la Moncloa, no nos van a engañar con el metro en estas elecciones. ... El presidente de la Junta ha anunciado que va a construir la mitad de la línea 3 sin esperar lo que diga el Gobierno, lo que no deja de ser un rentoy a la ministra de Transporte para frenar su estrategia de mareo de la perdiz con la procedencia de los fondos: que si el dinero de Europa no vale, que si tiene que ser presupuesto propio, que si ya nos reuniremos después de votar... Las excusas madrileñas son directamente de cachondeo, burdos argumentos para dilatar un acuerdo que ya lleva varias décadas de retraso y no hacerlo coincidir con las elecciones andaluzas. Sánchez no puede permitirse entregarle a Moreno esa carta. Porque en todo esto lo primero que hay que tener claro es que los políticos no están pensando en los intereses de los ciudadanos, vamos a desengañarnos. Para ellos lo importante es quién se va a poner la medalla mientras usted hoy para llegar de Pino Montano al campo del Betis ha tenido que hacer tres trasbordos de Tussam y caminar durante un kilómetro. Es decir, dos horas.

La propuesta de Juanma Moreno tiene guasa. Si el Gobierno no le deja buscar los fondos en Europa para pagar su mitad, él tiene otra alternativa: construir la mitad a pulmón y que la ministra se encargue de la otra mitad de la línea. Así no hay que ponerse de acuerdo en el origen del dinero. Que cada cual se las avíe como pueda. Pero todos sabemos que un proyecto hecho a trozos nunca se construirá y, en el caso utópico de que se ejecute, no será perfecto. Y eso sin hablar de la competencia que se establecería para dirimir qué mitad funciona mejor, si la del PSOE o la del PP. Como medida de presión de la Junta a Madrid está muy bien, pero hacerlo en campaña electoral no es muy fino . El presidente tendría que haber dado ese paso antes porque el asunto ya lleva meses enfrascado en una relación epistolar entre la consejera Carazo y la ministra Sánchez. Cartas iban y venían desde Sevilla a Madrid.

En el cruce de misivas se ha podido comprobar la categoría de cada uno. El Gobierno ha devuelto el convenio de financiación que le envió la Junta con un montón de tachones. Esto es literal. El Ministerio le ha pasado el boli rojo a varios párrafos de la propuesta andaluza como si se tratara de un examen de primaria. La falta de respeto es palmaria, pero todo eso forma parte del juego electoral, de la maquinaria del ruido que utiliza a Sevilla como objeto arrojadizo durante un par de semanas y, después, si te he visto no me acuerdo.

Aquí estamos ya muy acostumbrados a este manoseo y ni nos inmutamos. Compramos palomitas y nos sentamos a ver el espectáculo. Porque sabemos que en cuanto hayamos pasado por las urnas el metro volverá a ser un sueño imposible , la medida exacta de la clase política que nos merecemos.

Lo que pasó...

El lío de la Palmera. La solución que el Ayuntamiento ideó para detener la especulación urbanística en La Palmera se ha convertido en un problema en el resto de la ciudad. ¿Nadie lo pensó?

Camino del Rocío. Dos años después, las hermandades de Sevilla han vuelto a echarse a los caminos para peregrinar al Rocío. Por primera vez en la historia Triana y el Salvador partieron el mismo día.

Lo que pasará...

La campaña. En los próximos días vamos a escuchar cientos de promesas para Sevilla por parte de todos los partidos. Si lo que anuncian se hiciera, viviríamos en el paraíso.

Guns N'Roses. La banda de Los Ángeles volverá al estadio Benito Villamarín varias décadas después este martes. Sevilla ha entrado por fin en el circuito de los grandes conciertos.

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