El cactus milenario que habita en la Cartuja
El ejemplar fue donado por el Gobierno de México para la Expo y cuando llegó a Sevilla ya tenía 1.500 años de historia
La Cartuja afronta su segunda modernización treinta años después
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Iniciar sesiónCuando el califa Abu Yabub Yusuf ordenó levantar el minarete de la mezquita que es hoy la Giralda e l enorme cactus que todavía vive junto al pabellón de México de la Cartuja ya había cumplido 800 años . Este monumento natural, donado por el ... Gobierno de aquel país para la Expo 92, tenía casi la misma altura que ahora en tiempos del rey visigodo Hermenegildo y también es anterior al sabio San Isidoro de Sevilla (570-636). Lo recuerda el científico titular del CSIC Ramón Morales Valverde , que supo de la existencia de este ejemplar cuando visitó la muestra y desde entonces sigue impresionado por la resistencia y la capacidad de adaptación a un suelo que nada tiene que ver con su desierto californiano.
Cuenta el experto que se trata de uno de los cactus de mayor talla de los que habitan en la Baja California. «Este en concreto vivía en el llamado Valle de los Gigantes , Junto al municipio de San Felipe. Su nombre científico es 'Pachycereus Pringlei' y en su tierra de origen se denomina sahuaro o cardón». Al parecer «habitan sobre sustratos desnudos y descarnados, por lo tanto muy pobres en materia orgánica» y el suelo arcilloso de la capital andaluza no ha debido de venirle mal, pues ahí lleva treinta años sin inmutarse, en el bulevar Tomas Alva Edison, a la espalda de la Facultad de Comunicación, donde ahora Emasesa construye el proyecto Qanat.
«Estos cactus gigantes alcanzan los 20 metros de altura y uno de diámetro en su parte inferior. Su estructura es leñosa y su madera era utilizada por la población nativa para la construcción. Las espinas pueden llegar a medir 30 centímetros», explica. Con semejantes dimensiones hubo que afinar mucho la operativa para desarraigarlo y embarcarlo en un viaje de más de 9.000 kilómetros . La idea de traer tan «magnífico embajador natural para la Expo» fue de Juan Siles Aguilera , ingeniero agrónomo que conocía bien el Valle de los Gigantes y que fue el encargado de decorar la fachada del pabellón mexicano. Enseguida propuso plantar un cactus gigante de los más de 4.000 que viven en esta zona delante del edificio y en 1991 empezaron los trabajos.
La gran aventura
Según relata Ramón Morales, «lo primero que se hizo fue una gran excavación a su alrededor para no dañar el sistema de raíces, lo que supuso todo un acontecimiento en la región, cuyos responsables municipales organizaron actos para cada etapa de la aventura. Luego se procedió a la preparación y embalaje en una jaula metálica de unas cuatro toneladas. El cardón se pudo mover con tres grúas para cargarlo en un trailer especial en una operativa que coordinó Alfredo Silvestre y su equipo y que amenizó una banda de música. Aquello sirvió también para que los cactus milenarios fueran reconocidos y que el entorno aumentara su conservación renombrándolo como el Santuario de los Sahuaros .
El 18 de marzo de 1992 dejaba este gigante su desierto y comenzaba un viaje transatlántico. «Aunque en principio estaba planeado el traslado en barco desde el puerto de Veracruz hasta el de Sevilla, surgió una buena oportunidad que hizo que el cactus volara rápidamente a España. Un avión de carga ruso estaba esperando un porte en el aeropuerto de San Diego, en California, y después voló a Hermosillo , en México, para acomodar en su enorme bodega el cactus enjaulado. El 23 de marzo aterrizó en el aeropuerto de Sevilla para una descarga que supondría un esfuerzo titánico», tanto para bajarlo del avión como para llevarlo hasta el recinto de la Expo.
Iba a ser trasladado en barco, pero la llegada de un avión de carga ruso al aeropuerto de San Diego aceleró el viaje
La aventura de Alfredo Silvestre Anaya, es digna de contar, insistió el investigador. Mientras estaba asegurando el ejemplar dentro del avión se cerró la bodega y despegó, «con lo que no tuvo más remedio que viajar a España improvisadamente, llegando a Sevilla con lo puesto y sin la documentación en regla». El asunto se solucionó sobre la marcha, dadas las circunstancias especiales, pero del susto tardó en recuperarse.
El 20 de abril el Rey Juan Carlos I inauguró la Expo y a la mañana siguiente la edición de ABC de Sevilla recogía una reseña sobre la especie milenaria que todavía sigue en la Cartuja como un recuerdo más de la muestra, aunque en opinión de este experto «el entorno hace poca justicia a semejante monumento vivo». Considera que «poco costaría embellecerlo y cambiar el vulgar aparcamento cementado».
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