El aumento de aprobados en Selectividad dificulta el acceso a la universidad en Sevilla

En la Universidad de Sevilla superaron la prueba el 95 por ciento de los estudiantes, un porcentaje que se elevó por encima del 97 por ciento en la Pablo de Olavide y que supuso además un aumento del porcentaje de aprobados con respecto al curso anterior. De tres puntos en la Hispalense y de dos en la UPO.  Además la nota media de los estudiantes que superaron esos exámenes  también sigue subiendo cada año y ya está muy cerca del 8, por encima del 7,7. Es decir, destacar es cada vez más difícil.

Eso significa que, con más estudiantes aprobados y con más alumnos con buenas notas la cosa se pone más complicado para lograr una plaza en la universidad. El año pasado, de hecho ocurrió así:el mayor porcentaje de aprobados hizo subir las  notas de corte en las titulaciones más demandadas .Las notas de corte, la nota de admisión del último solicitante que se ha matriculado en la carrera y centro de que se trate, ya subieron el pasado año. E hicieron que en Sevilla hubiera hasta cinco titulaciones con notas por encima de trece, algo que no se recordaba.

Aunque esas notas (que después de la primera adjudicación siempre suelen bajar unas décimas) varíen cada año, la previsión es que vuelva a ocurrir y que haya grados a los que cada vez sea más difícil acceder. Normalmente tanto en la Hispalense como en la UPO suelen ser las mismas las titulaciones que se colocan en el top de las notas más altas de toda la universidad.

Aunque hasta el día 8 de julio (el próximo jueves) no se conocerá la primera adjudicación del Distrito Único Andaluz y como quedan finalmente esas notas de corte, todo hace indicar que seguirán siendo más altas e incluso es probable que suban algo con respecto a años anteriores.

En la Hispalense, el top cinco de las titulaciones más altas fue el pasado año por este orden el siguiente: La doble de Física y Matemáticas que pidió un 13,775 , seguida de Biomedicina Básica y Experimental, que el año pasado pidió un 13,532.

En el tercer puesto se situó la doble de Tecnología Informática y Matemáticas con un 13,5. La doble de Fisioterapia y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte fue la cuarta con un 13,498. Medicina, una de las más demandadas históricamente, se situó el pasado año en el quinto puesto con un 13,429.

En cuanto a la Pablo de Olavide, el curso pasado volvió a ser Biotecnología con un 12,912 la titulación que más nota pidió en toda la universidad. Tras ella se situó el doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Inglés (12,851). Luego el doble grado en Derecho y Criminología (12,847); Relaciones Internacionales y Derecho (12,600) y el doble grado en Traducción e Interpretación (Francés) y Relaciones Internacionales (12,505).

Es algo que pone muy nerviosos a los estudiantes, algunos de los cuales incluso se presentan a la convocatoria extraordinaria (este año la segunda oportunidad será a mediados de julio) para intentar mejorar sus calificaciones.

En cualquier caso, esas notas tan altas están relacionadas con la alta demanda de algunas titulaciones (por ejemplo las sanitarias como Medicina o Enfermería parecen ir al alza por el coronavirus). Pero también lo está con la escasa oferta que existe en algunas carreras.  

Hay titulaciones, algunas de la cuales están en lo más alto del escalafón, que apenas ofrecen cada curso 20 plazas. Ocurre así con la doble de Física y Matemáticas que sólo ofrece una veintena de plazas para entrar. Y otras como Medicina que siguen siendo muy solicitadas pese a que la oferta es bastante más amplia. El pasado curso en la facultad de Medicina hubo 6.500 solicitudes para un total de 290 plazas.

En el otro extremo hay otras más fáciles. En la Hispalense, por ejemplo, se entró este curso con un 5 en Filología Clásica. En Finanzas y Contabilidad en la Facultad de Turismo y Finanzas un 5,676 y con algo menos, un 5,520 en esta misma titulación en el grupo de inglés. También se entra con un 6 en Geografía y Gestión del Territorio y con un 6,3 en Lengua y Literatura Alemanas y un 6,4 en Ingeniería Agrícola.

El decano de Medicina, Luis Capitán, es consciente de la frustración que genera en muchos estudiantes no poder entrar en la titulación que desean. Sin embargo, asegura que es peor, terminar la carrera y colgar el título o tener que irse fuera. «Eso es algo que le cuesta mucho a todo el Estado» , dice  insistiendo en que esa situación sería «un despilfarro de dinero y talento que nos perjudica a nosotros y beneficia a otros países que se ahorran la formación».

Luis Capitán también advierte de que lo que no se puede es generar cada año una bolsa de 20.000 médicos en paro como ocurría hace algunos años en España.

Otra opinión la da el decano de la facultad de Psicología, Francisco Medina, que considera que si la Selectividad es un examen que ahora aprueba más del 95 por ciento quizás «habría que repensárselo porque estaba pensado para igualar y ahora parece que no iguala». En este sentido Medina recuerda que hay colegios que son «generosos» con las calificaciones de sus alumnos» y eso está provocando que se está llegando al «efecto techo» ya que «todo el mundo tiene las notas más altas.

En cualquier caso, en referencia a determinadas titulaciones que se han puesto de moda, Medina advierte que, por ejemplo, en el caso de Psicología, «no se parece mucho a la expectativa que la  mayoría de la gente trae» . En este sentido el decano asegura que se trata de una titulación que no es tan clínica sino que tiene un aspecto  más social. Y también cree que los jóvenes deben orientarse antes de decidir para saber que no todas las titulaciones están disponibles.

«A veces orientándose puede dirigir a una titulación que les resulte interesante», explica el responsable de Psicología en Sevilla. Medina espera que la nota de corte para Psicología no experimente demasiados cambios en la adjudicación que saldrá esta semana (el año pasado se situó en un 10,9).

Otra visión es la que dan los directores de instituto. Este año tras la realización de las pruebas todos coincidían en que el examen había sido más fácil  que en años anteriores y que no era difícil de aprobar.

El curso pasado, debido a la pandemia, decidieron simplificar el modelo de examen en toda España. De manera que las dos opciones, entre las que había que elegir una, fueron sustituidas  por un solo modelo de examen pero con muchas más opciones de respuestas. De esa forma el alumno podía elegir unas pocas respuestas de entre una amplia gama de preguntas. Y eso lo hacía mucho más fácil para los estudiantes.

De hecho, hasta los propios estudiantes reconocían tras hacer los exámenes que, en algunos casos como en la prueba de Historia, era posible superarla habiéndose estudiado sólo un siglo o con una tercera parte de la materia. E incluso algunos también admitían que así lo habían hecho y no se habían estudiado el temario completo.

Desde la Asociación de Profesores de Instituto,  José María Alcántara, profesor en el instituto Martínez Montañés de Sevilla, reconoce que los docentes tienen un problema porque muchas veces aprueban a alumnos que no se lo merecen. «Aprobamos por presión», dice.

En este sentido, el docente asegura que el cuatro se ha convertido en un cinco y que ya nadie deja suspensa una asignatura a un alumno con esa nota. «Hay profesores que se niegan a que los alumnos repitan», explica, insistiendo en que están aprobando «más de la cuenta».

Algo que, según dice, se debe a las presiones que ejercen los padres y al hecho de que cada vez se presentan más reclamaciones contra las notas. Y eso hace que algunos profesores estén dispuestos a aprobar a los jóvenes para no tener problemas con los padres. Ni tampoco con la dirección de los centros.

Otro director de instituto lo corrobora. «No es de extrañar que hayan subido las notas y que  cada vez aprueben más», explica insistiendo en que es lógico con más opciones para responder. Ypor ello también lo tiene claro:Con ese sistema de evaluación, las notas de corte seguirán subiendo.