Arzobispo de Sevilla
Monseñor Saiz Meneses: «Sevilla está por encima de la media de Occidente en vivencia religiosa»
El nuevo arzobispo ya trabaja desde Tarrasa para ponerse al día con su nueva encomienda. Ya conoce muchas cosas porque es hermano de la Macarena
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Iniciar sesiónTiene una conversación muy cercana, por momentos coloquial, pero siempre desde la profundidad espiritual. El nuevo arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses , conoce bien su nuevo destino y ha recibido la encomienda del Papa Francisco con mucha ilusión , aunque ... en Tarrasa ha dejado huella . En su despacho del Obispado que él mismo construyó atiende a ABC para reflexionar sobre el trabajo que tendrá que afrontar a partir del 12 de junio .
Cuentan que le gusta mucho Sevilla. ¿Se esperaba su designación como arzobispo?
Ha sido una sorpresa para mí por un lado, pero, a la vez, tengo que decir que desde el momento en que recibimos la ordenación y hacemos promesa de obediencia, estaremos donde el Señor nos quiera ir llevando. Desde el primer momento en que supe que sería arzobispo de Sevilla empecé a rezar por toda la gente del pueblo de Dios que peregrina en Sevilla y a quereros desde mi interior y a poner mi mente y mi corazón allí. Esta semana hemos estado en asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal y he recibido muchas muestras de cariño y acogida. Ha sido un regalo del Señor.
Ha estado varias veces en la ciudad por distintos motivos. ¿Se podría decir que la conoce?
He estado en la Macarena predicando y soy hermano de esa hermandad. También estuve hace años dando una ponencia en un congreso de Pastoral Juvenil. También he estado en algunas reuniones del movimiento de Cursillos de Cristiandad. No me es ajena la ciudad de Sevilla ni la archidiócesis, aunque tampoco haya ido con mucha frecuencia.
¿Y cómo se hizo hermano de la Macarena?
Me recibieron muy amablemente, les prediqué en el aniversario de la coronación y después me enseñaron la basílica y me propusieron ser hermano. Les dije que sí, naturalmente.
Monseñor Asenjo, a quien sustituirá, le define como un hombre jovial y buena persona.
Don Juan José es un buen hermano que ha sido muy generoso conmigo en las referencias que os ha ofrecido. Soy abierto y procuro cuidar las relaciones personales y ser alegre y esperanzado, y en ese sentido hay una buena conexión con el carácter sevillano. Además de en la fe, la esperanza y el amor y en nuestra pertenencia a la Iglesia, que es lo fundamental, en el carácter sevillano creo que encajaré bien. Podemos hacer camino juntos y Dios quiera que sea fructífero.
Usted construyó la diócesis de Tarrasa, pero ahora viene a una archidiócesis con mucha historia.
Son dos retos totalmente distintos. El Papa San Juan Pablo II creó el 15 de junio de 2004 la diócesis de Tarrasa y a mí me nombró primer obispo. Se segregó una parte del territorio de Barcelona, dos comarcas, que ahora son 121 parroquias. Me ha tocado, junto con la colaboración del laicado, de los presbíteros y del obispo auxiliar, afrontar la construcción de la diócesis, que ha sido una aventura preciosa de gracia y de amor de Dios y la verdad es que he palpado la Providencia en tantos momentos... Ahora la diócesis tiene mucha vida: el seminario, la Pastoral Juvenil, Cáritas... Pero en Sevilla todo es distinto. Es una archidiócesis de casi 2.000 años de historia, desde el siglo III, con una historia rica y brillante. Ese testimonio martirial se concreta en las Santas Justa y Rufina, San Leandro, San Isidoro, la importancia que ha tenido en la catolización de España y en la evangelización el beato Marcelo Spínola, Santa Ángela y Santa María de la Purísima, con su obra de entregarse a los más necesitados. Son los signos más potentes y más significativos. Pero además las cifras son enormes de parroquias, de diáconos, de hermandades y cofradías, hay como unas quinientas hermandades... Eso es una fuerza grande, incomparable, y ponerme como el nuevo pastor diocesano es una gran responsabilidad. Como dice el Papa, el pastor va delante o detrás, así que no tendré problema en ir detrás.
Hay mucha expectación con su llegada. Sin haber llegado todavía, ya se le elogia. Le advierto de que no es lo habitual.
Pues es un regalo de Dios y de todos los sevillanos de la comunidad diocesana. Me siento desbordado en ese sentido de ver esa acogida tan grande y tan cariñosa y pido a Dios que no os defraude. Con todas mis limitaciones, pondré todas mis energías al servicio de la Iglesia. Estoy muy agradecido y os pido que me ayudéis a ser un buen pastor.
Con humildad
«Llego a una archidiócesis con casi dos mil años, os pido ayuda»
Su referente es San Pablo. ¿Por qué?
Cuando estudié Teología en el seminario de Toledo, en los años más intensos de estudio, los dos santos a los que tenía más devoción eran Santo Tomás de Aquino desde el punto de vista intelectual y San Juan de la Cruz desde el espiritual. Una vez ordenado sacerdote, he tenido más admiración a los santos fundadores, San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán, San Ignacio, Santa Teresa, que es reformadora, San Juan Bosco, y en Sevilla, Santa Ángela de la Cruz, personas que han dado respuesta a las necesidades que la Iglesia y la sociedad en cada momento. Pero luego es San Pablo, que en el siglo I con los medios de transporte y comunicación de aquella época evangeliza todas las ciudades principales de la cuenca del Mediterráneo, el que más me influye. Si tuviese que elegir un referente es San Pablo, que además es el patrón del movimiento de Cursillos de Cristiandad.
En los Cursillos de Cristiandad es usted un referente en España. ¿En qué nivel está Sevilla?
Yo hice Cursillos con 17 años y desde entonces he formado parte como joven militante y después unos años como consiliario diocesano en Barcelona y ahora a nivel de España y del grupo europeo. El Cursillo de Cristiandad es un instrumento magnífico de primer anuncio, nació en los años cuarenta en el concepto de la peregrinación a Santiago de Compostela, en agosto de 1948. Hoy, con la secularización, el relativismo, el subjetivismo, la liquidez del sujeto posmoderno, el peligro del individualismo de personas que viven su propia vida como un enjambre digital sin conexión con los demás, la Iglesia tiene un mensaje que ofrecer presentando a Cristo, que aporta un ideal profundo a la vida, que enseña a vivir en fraternidad, en comunidad, en Iglesia, y que a la vez da consistencia personal. Este es el mensaje cristiano que en los Cursillos se vive en una experiencia de tres días que suele ser muy eficaz. Son carismas que suscita el Espíritu Santo, flores preciosas de un jardín inmenso, pero luego nos toca trabajar donde el Señor nos pone. En Sevilla funciona muy bien ese movimiento
¿Cuáles son los principales retos que cree que tiene como arzobispo de Sevilla?
Son retos comunes porque hoy, con la globalización, los desafíos son similares. Cuando conozca mejor Sevilla, los señalaré, pero hoy día el reto es el de una cultura dominante que es relativista, es subjetivista. Ese relativismo lo denunció mucho el Papa Benedicto XVI. Hoy no hay valores absolutos, todo está en función de la percepción subjetiva y de los grupos de poder, se desemboca en una actitud egoísta que lleva a la ley del más fuerte y los más débiles son descartados. Ese es un reto muy grande. Otro reto es el empobrecimiento religioso y espiritual que hay en la sociedad y la pérdida de sentido, aunque en Sevilla este problema se vive menos porque aquí la vivencia religiosa está por encima de la media de Occidente. Hay mucha gente que teniéndolo todo materialmente, no son felices porque su vida no tiene sentido, se ha roto el vínculo con Dios, con la trascendencia. Otro reto, el más candente, es la crisis económica, el fenómeno migratorio. A veces es por causa económica y a veces por causa bélica, pero en nuestras ciudades cada vez hay más diferencia entre personas ricas y pobres. Los ricos tienen los medios y los pobres tienen que conformarse más con las migajas. Si somos hijos de Dios llamados a formar una familia, no es lógico que en una familia unos hermanos vivan muy bien y otros muy mal. Sé que en Sevilla Cáritas hace un trabajo fenomenal.
Vinculación
«Soy hermano de la Macarena y he estado varias veces en Cursillos. Creo que encajaré bien con el carácter de Sevilla»
Hay muchos desafíos materiales. ¿También espirituales?
Claro. El sociólogo alemán Zygmunt Bauman utiliza la metáfora de la liquidez. La sociedad posmoderna es líquida, voluble, inconsistente, el hombre es líquido, es flojo, fofo, sin compromiso. Y también está el reto que nos señala el pensador coreano Byung-Chul Han, que habla del ‘enjambre digital’. La sociedad actual lo encuentra todo en internet, ahí hay muchas celdas individuales que están juntas, pero no comunicadas. Cada uno se baja sus aplicaciones, sigue a los youtubers, tiene whatsapp, pero no hay comunicación. En el Metro nadie habla con nadie, cada uno está con su Iphone y los chicos están juntos pero se hablan por whatsapp. Estamos más comunicados que nunca, pero tenemos problemas de relación. No formamos un nosotros, una comunidad, y eso es un reto.
En Sevilla están siete de los diez barrios más pobres de España. Muchas familias viven de las ayudas que reciben en las parroquias de la zona. ¿Conoce esa realidad?
No la conozco, pero me acercaré enseguida. Hay que aplicar la parábola del buen samaritano. Esa es la actitud, nos toca la conversión personal, pastoral, comunitaria, social y vivir a nivel personal e institucional para ver al hermano necesitado y compadecerse, no pasar de largo, curar sus heridas y acogerlo en casa, no sólo en la posada, sino en casa. La tarea de Cáritas es ayudar en las necesidades primarias, capacitar a las personas, no hablo materialmente, que también, me refiero a acogerlos en la comunidad cristiana. Tienes que hacerte prójimo, no que el otro sea prójimo contigo, sino que tú te haces prójimo con él.
Las hermandades hacen en ese sentido una labor muy importante.
Conozco ese trabajo en un nivel más pequeño, de las hermandades de Tarrasa y de las rocieras de Cataluña que no pueden ir a Almonte. El Rocío de Cataluña se celebra en Tarrasa y cada año he ido y ya he visto que son personas serias y que están implicados en las parroquias y en Cáritas. Tengo noticias de que en Sevilla, efectivamente, las hermandades están muy implicadas en la caridad. Ese trabajo lo empezó el cardenal Amigo y lo ha continuado don Juan José Asenjo. En ese sentido me alegra mucho esa vitalidad también en la acción caritativa y social, que es muy necesaria.
La hermandad del Gran Poder envió una carta a sus hermanos en contra de la eutanasia. En esos asuntos también son activas.
Es estupendo. Yo entiendo que un cofrade es un miembro de su hermandad, pero antes es un miembro de la Iglesia por el bautismo. En los tiempos actuales, en que estamos lejos de aquel catolicismo en que todo el mundo era creyente, ahora un cofrade miembro de la Iglesia tiene que vivir su vida de fe y alimentarse en las fuentes, en la espiritualidad, en los sacramentos, en la palabra de Dios. La vida no se compone de varios compartimentos estancos, sino que tiene toda una unidad interior. Hay que formarse y dar razón de la fe y de la esperanza con el ejemplo edificante. Eso tiene una dimensión externa y social en la que todos estamos implicados. Como cristianos, la fe no la imponemos, la proponemos con un ejemplo de vida. Vivir en cristiano afecta a todos los ámbitos y es muy bueno que lo vivamos con armonía y de forma concreta. Yo no puedo ser creyente en la parroquia y luego en el trabajo callarme aunque se esté ofendiendo a Dios.
¿Es cierto que usted usa ejemplos de películas en sus homilías?
(Risas) Han exagerado un poco. Con los universitarios en los tiempos de pastoral, cuando había una película relevante, la íbamos a ver y yo utilizaba ejemplos. Alguna vez he puesto ejemplos de ‘El señor de los anillos’ cuando el auditorio lo puede entender porque la trilogía tiene una inspiración cristiana y Tolkien es un escritor católico muy formado. De ‘La guerra de las galaxias’ sólo he visto la primera y en unas colonias hablaron de ello y les expliqué cómo Skywalker pasa del bien al lado oscuro, cómo cae en la tentación, cómo el Maligno nos puede ir enredando. En un encuentro ecuménico con jóvenes, también salió ‘El señor de los anillos’ y se quedaron sorprendidos de que el obispo controlaba el tema. El Señor hablaba en parábolas para explicar el Reino de los cielos y habría utilizado las nuevas tecnologías en estos tiempos. Todo lo que hagamos tiene que ser para acercar a Cristo.
Le gusta el deporte, sobre todo la NBA y el fútbol.
En los años ochenta sí que fui aficionado a Jordan y a Larry Bird, pero luego no he tenido tiempo. El deporte me gusta y la NBA me resulta interesante. También utilizo a los deportistas en mis homilías y en los Cursillos. Soy del Barcelona de toda vida. Al principio de la diócesis de Tarrasa creamos una liga interparroquial y un año incluso vinieron a la entrega de premios Iniesta, Silvinho y Laporta.
Le han criticado por no dar pábulo a los independentistas. ¿Cómo ha llevado esa presión?
He vivido eso con una actitud muy clara. Con los dirigentes políticos mi relación es buena, yo he visitado todas las parroquias de la diócesis más de dos veces y siempre con una visita al alcalde o alcaldesa. Todos los alcaldes de todos los partidos han respondido siempre amablemente. La relación con ellos siempre ha sido buena. Es importante que la relación institucional sea correcta y fluida. Y con los dirigentes de la Generalitat también he tenido una buena relación. Tengo amistad con muchos, pero siempre preservando la libertad de la Iglesia. He comentado en muchas ocasiones que la vocación de los eclesiásticos es de servicio y la noble vocación política también es de servicio, por lo tanto hemos de tener puntos de encuentro. La relación ha sido muy buena, pero la libertad de la Iglesia es sagrada y no tiene soluciones técnicas para las cuestiones políticas y económicas, la Iglesia lo que ofrece son principios que se inspiran en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia. Ese es es el marco en el que me he movido. Nunca he permitido que utilicen las iglesias para dar mítines.
Independentismo
«Me he llevado muy bien con los políticos en Cataluña, pero nunca he permitido que se utilicen las iglesias para dar mítines»
No podemos acabar esta entrevista sin hablar de su antecesor, Juan José Asenjo. Él habla de usted maravillas.
Yo también de él. Lo conozco desde 2001 en que fui nombrado obispo. Hemos colaborado en muchas cosas, como en el encuentro en mayo de 2003 con el Papa San Juan Pablo II. Es una gran persona, un gran obispo que ha hecho un trabajo importante en Sevilla. Por los datos que yo tengo, por ejemplo, en el seminario y en la pastoral vocacional ha trabajado mucho y se ha entregado. La creación de la Facultad de Teología es muy importante, el cuidado de la vida consagrada, de los sacerdotes, una cosa que es vocacional para él que es el patrimonio, que hay que mantener y mejorar y también en la atención a las parroquias... Don Juan José es un hermano para mí que también me ha dispensado una acogida excelente. Espero que me ayude mucho con su consejo. Para mí es un ejemplo y estoy contento de que se quede a vivir en Sevilla.
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