El rincón de...
Antonio Valiente Romero: «Los mejores mantones de Manila no venían de México. Se hacían en España»
La seda fue una industria estratégica en la España moderna. Se hizo una de las mejores del mundo, frente a las del norte de Europa y China, de low cost
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Iniciar sesiónDoctor en Historia Moderna, Antonio Valiente Romero es director de la Biblioteca Central de los Capuchinos de España en Sevilla y profesor de la UNED . Durante diez años estuvo investigando y documentando su tesis doctoral sobre ‘El Arte de la Seda ... ’, que se concretó en dos libros y dos artículos, cerca de mil páginas en total. En la actualidad trata de poner en pie la historia sedera sevillana, una de las más importantes de España. Su rincón preferido en Sevilla es la plaza de San Lorenzo. Le gusta la Semana Santa, es hermano de la Vera Cruz y hace senderismo. París, Toledo y Las Alpujarras forman el triángulo de sus preferencias geográficas.
¿Por qué fue la de la seda un sector estratégico para las monarquías españolas del XVI y XVII?
La materia prima tenía un alto valor económico y añadido. Por lo que la recaudación de impuestos era cuantiosa. La monarquía cobraba por la materia prima y por su conversión en tejido. Y eso era una suculenta fuente de ingresos.
¿Las monarquías de los Austrias estaban pendiente de un hilo de seda?
Sí, desde luego. En el XVI fue una industria boyante. Entró en crisis en el XVII por la crisis generalizada de la nación. Y se tardó cincuenta años en volver a levantarla.
Muchas personas lo desconocerán, pero para las arcas reales eran tan importantes la plata de Zacatecas como la seda de Toledo, Sevilla, Valencia y Granada.
Así es. Mientras funcionó el mercado americano, la industria era muy próspera. Cuando se desplomó, se abasteció con sedas extranjeras pagada con plata americana, lo que llegó a decir a Sancho de Moncada: «Españoles, plata tenéis, pero no para vosotros.»
¿Qué hacia a la seda española la mejor o de las mejores del mundo?
Su tradición medieval. Heredamos una tradición donde primaba la calidad por encima de todo.
Pero Flandes también tenía telares de seda. Y China. ¿Eran comparables aquellas sedas con las nuestras?
Ellos apostaban por tejidos ligeros y económicos. Con la crisis del XVII las sedas baratas inundaron el mercado. Fue el triunfo del todo a cien sobre la calidad.
¿En la excelencia de la seda española tuvo mucho que ver el sustrato musulmán previo?
Por supuesto. Los alcaides de los gremios recibían el título de alamí, que en árabe significa jefe de oficio. Y en los en los repartimientos de Málaga y Granada acudieron artesanos de la seda para comprar los medios de producción de esas ciudades. Pero no podemos olvidar la influencia genovesa, también muy importante.
¿Exagera quien sostenga que fue la industria de la seda granadina uno de los motivos principales para la conquista del reino nazarí por los RR.CC.?
Tan solo un poco. Pero una de las primeras medidas que tomaron tras la conquista fue poner bajo su control directo las rentas de la seda.
¿Las clases medias de la España del barroco tuvieron acceso a su uso?
Tuvieron dinero para comprarlas. Pero se lo prohibieron las leyes. Para la aristocracia era un honor utilizarla, para la mesocracia una falta grave.
Usted conoce, por investigación y documentación, el Arte Mayor de la Seda en Écija. ¿Qué tenía Écija para convertirse en uno de los centros de producción de seda?
Una tradición que venía del siglo XIV, su proximidad a Sevilla y Granada y facilidad para colocarla en el mercado americano.
Hay quien dice que Écija es una ciudad de seda, que su patrimonio es fruto de aquella industria. ¿Exageran?
No, en absoluto. En el XVIII, su época de mayor esplendor, las élites invirtieron en esta industria. Buena parte de sus beneficios se tradujeron en la monumentalidad de la ciudad.
¿Cuántos talleres de seda tuvo en funcionamiento Écija y cómo influyó la presencia de una industria tan estratégica?
Ciento diecinueve talleres funcionando de forma continua en 1733 y otros cuarenta y cuatro que lo hacían estacionalmente. Buena parte de la población se dedicaba a esta actividad y sus campos se llenaron de moreras
¿El galeón de Manila le hizo la competencia a la seda nacional?
Lo que le hizo fue mucho daño. La única forma que tuvo la corona para poblar Filipinas fue permitir ser intermediario de la seda china, lo que recortó el mercado americano de la producción nacional. En el Archivo de Indias están las quejas de los productores de Écija, Toledo y Murcia por esta cuestión.
Entonces, el mantón de Manila es un mito más en la historia. Los mejores mantones que podían lucirse no eran los que llegaban vía China desde México, sino los que se hacían en la Península, ¿o no?
Desde luego. Ese es un mito del XIX, cuando la sedería española no era más que un recuerdo.
¿Qué hace colapsar en España una industria tan potente?
La moda. Los sederos de Lyon apostaron por cambiar sus diseños todos los años y dejó de tener sentido comprar una pieza cara para desecharla al año siguiente.
¿Dónde se confecciona la mejor seda en la actualidad?
En Italia.
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