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Así fue el 2020

Sevilla: La procesión se llevó por dentro

El mismo fin de semana que se decretó el estado de alarma, todo cayó como un castillo de naipes: la Semana Santa y la Feria se suspendieron. Ninguna generación viva recordaba nada parecido: la ciudad había muerto

El Señor del Gran Poder saliendo a la plaza de San Lorenzo el 1 de octubre de 2020 Juan Flores
Javier Macías

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La ciudad fue un sagrario vacío . Como en un Viernes Santo infinito, Dios estuvo ausente. Todo quedó cumplido en los albores de la primavera más negra de las que se recuerdan cuando el 14 de marzo se dictó sentencia: la ciudad ... había muerto. Como un castillo de naipes todo se vino abajo. La Semana Santa se enterró un sábado enlutado en plena Cuaresma. En la redacción de ABC faltaba el aire al pulsar el botón de «publicar», que comunicaba a la ciudad que la Pasión de Cristo no se viviría en la calle, ni siquiera en los templos. Que los pasos se quedarían a medio montar, que este año la procesión se iba a llevar por dentro. No hubo domingo con sol que resucitara el alma de una ciudad vacía, en la que la única fiesta se vivía en las ventanas a las ocho de la tarde con los aplausos que se dedicaron durante semanas a los sanitarios. Sólo veinticuatro horas después de la lanzada en el costado que certificó la muerte de la Semana Santa, llegó el segundo zarpazo: la Feria se quedaría en un espantapájaros de tubos y fantasmas en la Calle del Infierno.

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