En Sevilla hay tradiciones que parecen desafiar al tiempo. Una de ellas es el baile de los seises. No es solo un canto y una danza: es un instante suspendido entre siglos. En estos ocho días se entrelazarán, pues, la tradición, la fe y la danza infantil.
La danza es breve, solemne y cuidadosamente ritualizada. Cada paso, cada giro y cada toque de castañuelas tiene un carácter simbólico, manteniendo un estilo coreográfico de raíz renacentista que ha variado muy poco a lo largo de los siglos.
Este año la ubicación del baile de los seises ha cambiado, ya que durante toda la octava está siendo en el trascoro, delante de la Virgen de los Reyes. Esto es debido a las obras que están acometiéndose en la nave del altar mayor.
Aunque el origen de dicha danza se remonta al siglo XV —e incluso antes, según algunos investigadores—, esta sigue viva con una frescura que sorprende a quien la contempla por primera vez.
Como ha ocurrido este martes, para acceder a los restantes días de la octava se podrá hacer a partir de las 16.45 desde las puertas de San Miguel y del Bautismo.
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