DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Sara Palacios, la joven de Coria del Río que trabaja como camarera para poder ser ganadera: «No entiendo la vida sin esfuerzo»
#8M
Con no poco esfuerzo ha conseguido montar una ganadería de bravo que ya supera las setenta cabezas de ganado; espera lidiar su primera novillada sin picadores en 2025
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Atiende la llamada de ABC cuando encuentra unos minutos de descanso en su trabajo. Mejor dicho, en uno de sus trabajos, entre bares y caterings. Sara Palacios nació hace veinte años, y la suya no fue precisamente una cuna de plata. De orígenes humildes, ... los toros fueron para ella una fantasía sobre la que soñaba con un futuro mejor. No directamente como su padre, el banderillero de La Puebla del Río Leonardo Palacios, sino como ganadera. Entregar su vida a la crianza del toro bravo, con lo que ello cuesta y conlleva. Sin recursos económicos, todos trataron de quitarle una idea que parecía irrealizable.
Pero ella no desistió, hasta que un anuncio en Internet le alumbró la posible solución: las ayudas de la Junta de Andalucía para jóvenes agricultores y ganaderos. Tras realizar los cursos del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa), Sara Palacios incluso dio el paso adelante para arrancar su proyecto ganadero, sin esperar a que le concedieran dichas subvenciones.
Y como las cosas de palacio van despacio, no quería depender exclusivamente de la concesión de esta ayuda y se puso a trabajar para poder cumplir su sueño. Desde los dieciséis años trabaja en la hostelería. Cuando reunió lo suficiente, y por mediación de su padre, se presentó en la ganadería onubense de Juan Puerta (origen Juan Pedro Domecq) y cerró su primera acuerdo: veinticinco eralas y un semental.
Sara asistió durante más de un año a todos los tentaderos de la ganadería, en Zufre. Fue seleccionando cada becerra con buen comportamiento hasta completar un camión que puso rumbo a la primera finca que pudo arrendar, en la aldea Arroyo de la Plata (El Castillo de las Guardas). Tras un primer año en aquellos pagos, trasladó definitivamente su ganadería a Sanlúcar la Mayor, donde ya ha realizado sus primeros tentaderos como propietaria de la ganadería.
A la espera de recibir las ayudas económicas anunciadas, salva las cuentas de la ganadería gracias al cada vez más creciente turismo taurino y la venta de la bravura de su ganado a novilleros y aficionados prácticos. Estos pagan una cantidad a cambio de poder torear los animales. Tiene claras sus ideas, y no está dispuesta a convertir su ganadería en un recinto para capeas. Si la suerte le acompaña, esta temporada podría debutar con una novillada sin picadores: «Tengo tres erales y cuatro añojos, aún sin vender».
Tres años después de haberse sumergido en este proyecto, la joven ganadera asegura mantener «la misma o incluso más afición que cuando empecé». «Hay veces en que todo se pone cuesta arriba, porque hay setenta cabezas de ganado que alimentar y con mi sueldo como camarera y los beneficios de la ganadería no siempre es suficiente, pero no pierdo la ilusión. No entiendo mi vida sin esfuerzos».
Sobre el papel de la mujer en el mundo de los toros, asegura no haber sentido ningún tipo de discriminación: «Al contrario, me he sentido apoyada por todos».
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