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El alcalde de Sevilla enviará a la Policía Local a custodiar el Auditorio de la Cartuja para evitar otro ataque
El Ayuntamiento está convencido de que fueron intencionados tras tomar posesión del edificio tres días antes del primer incendio
La historia se repite: el alcalde de Sevilla ya tuvo que mandar policías al Casino de la Exposición para impedir okupaciones
Jesús Álvarez y Andrés González-Barba
Sevilla
El alcalde de Sevilla y su equipo de Gobierno están convencidos de que el Auditorio de la Cartuja no se incendió el sábado, sino que sufrió un ataque. Y no fue el primero, puesto que el domingo 24 de noviembre se produjo otro incendio ... de menores consecuencias. La cronología de estos «ataques» sugiere una posible relación con el hecho de que el Ayuntamiento tomara posesión del edificio el 21 de noviembre, porque apenas tres días después tuvo lugar el primer «siniestro», que se saldó por fortuna sin grandes consecuencias.
Seis días después, hacia las 20 horas del pasado sábado, se producía el segundo, que necesitó de la intervención de cinco unidades del cuerpo de Bomberos de Sevilla -y de una hora y media de intenso trabajo de sus efectivos- para ser sofocado. Lo que quiere evitar Sanz es un tercer ataque que pueda acabar definitivamente con el Auditorio y para eso ha decidido que la Policía Local custodie el edificio mientras se resuelve la adjudicación del contrato de seguridad que licitó nada más tomar posesión de la instalación cultural hace diez días.
Los trámites administrativos llevan su tiempo y, mientras se resuelven conforme a la ley, serán policías locales los que velen por la seguridad del Auditorio de Sevilla. La idea del equipo de Gobierno municipal es recuperarlo para completar la oferta cultural y de ocio de la ciudad.
El Auditorio fue objeto de actos vandálicos por parte de okupas durante los meses anteriores a que el Consistorio recuperara su posesión y por ese motivo lo primero que se hizo hace diez días fue cegar todas las entradas y ventanas de acceso. Parece que esa medida no fue suficiente para evitar el incendio del pasado sábado.
A pesar de su aparatosidad, con llamas de hasta seis metros de altura, los estragos podrían haber sido mucho más devastadores. Por fortuna —y la acción rápida de los bomberos— el emblemático edificio de la Expo'92 se salvó del pasto de las llamas y sólo presenta, después de un primer reconocimiento, manchas del humo en sus fachadas. Los que no corrieron tanta suerte son los dos inmuebles anexos que se encuentran en la parte trasera de este complejo, la nave de los almacenes y las oficinas, que sí fueron devorados por el fuego, a la espera de que los técnicos de la Gerencia de Urbanismo determinen si los daños estructurales puedan permitir que se salven.
En la comparecencia que hizo el domingo ante los medios de comunicación desplazados hasta el lugar del siniestro para explicar las últimas novedades, José Luis Sanz resaltó que el incendio tuvo «dos puntos de fuego perfectamente diferenciados». Asimismo, subrayó que hay una investigación abierta para estudiar las posibles causas del fuego.
En concreto, detalló que los daños del incendio han afectado a la nave de los almacenes que está en la parte trasera del auditorio, así como al edificio de las oficinas. «Entrando en el auditorio propiamente dicho no hay daños, hay manchas de humo solamente», señaló el alcalde, que también dijo que la investigación revelará el estado estructural de esos inmuebles afectados y si es posible o no recuperarlos.
A lo largo de la mañana del domingo, el ingeniero jefe de los bomberos estuvo inspeccionando una viga de la nave de los almacenes. «Una vez que terminen los bomberos, vendrán los técnicos de la Gerencia de Urbanismo y tendrán que ver si ese edificio tiene daños estructurales, algo que ahora no se puede ver a simple vista», ha recalcado el regidor.
Igualmente añadió que todo lo que había en los almacenes se ha perdido, «pero ahí lo que quedaba era ya mobiliario prácticamente desechado». En ese sentido, destacó que el antiguo inquilino del auditorio de la Cartuja, la empresa TCM Vision, «se llevó lo que realmente tuviera algún valor y ya no quedaba prácticamente nada de valor».
Respecto la noticia adelantada el domingo por ABC de que se hallaron petacas de gasolina en el interior del edificio, el alcalde dijo que «no podemos confirmar nada oficialmente porque tenemos una investigación abierta, pero todo parece indicar que había petacas de gasolina, y eso puede indicar que el incendio fue provocado, como también puede indicar que fueran dos focos totalmente diferentes».
Pasos administrativos
Sobre las críticas recibidas por la Asociación Legado Expo en cuanto a la «dejadez» del auditorio por parte del Ayuntamiento, Sanz dijo que «tomé posesión el 17 de junio de 2023 y el primer paso que dimos para recuperar este edificio lo dimos el 25 de julio de 2023, un mes después de tomar posesión». También recordó que el pasado 3 de octubre se recuperó la posesión del inmueble y que el 21 de noviembre se terminó el proceso de liquidación concursal. En ese intervalo de fechas, el inquilino propietario hasta ahora del edificio ha tenido un plazo para sacar las pertenencias del inmueble que considerara oportunas .
Desde el pasado mes de agosto, el Ayuntamiento ha ido licitando el expediente del contrato de seguridad del Auditorio, que no se ha podido poner en marcha hasta la semana pasada y que ahora ya se ha adjudicado tras la entrega de toda la documentación necesaria. Asimismo, han subrayado que han realizado una labor en el sellado de las puertas del inmueble.
Por su parte, el portavoz del grupo municipal socialista, Antonio Muñoz, lamentó ayer que «la desidia y el abandono al que José Luis Sanz tenía sometido el Auditorio Rocío Jurado ha provocado que este emblemático edificio de la Cartuja haya sido pasto de las llamas». En un comunicado, el PSOE informó de que se habían hecho eco días atrás de que «este espacio cultural, una vez que al actual gobierno le habían entregado las llaves tras un largo conflicto judicial con la empresa concesionaria por los incumplimientos de sus obligaciones con el Ayuntamiento de Sevilla, estaba siendo objeto de expolio, ocupación irregular y vandalismo, sin que el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, reaccionara de forma inmediata para garantizar una mínima labor de vigilancia y seguridad».
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