Patrimonio

Santa María la Blanca: un milenio como suelo sagrado

El solar que ocupa la actual iglesia ha sido lugar de oración de las tras religiones monetístas: el islam, el judaísmo y el cristianismo

La restauración del retablo de Santa María la Blanca descubre el sanctantórum de la antigua sinagoga

El arqueólogo José Antonio Valiente señala el muro del hejal que ha salido a la luz en la iglesia Raúl doblado

Si se pudieran ver superpuestas las diferentes fases históricas por las que ha pasado el solar que actualmente ocupa la iglesia de Santa María la Blanca, la visión resultante se parecería mucho a los diferentes estratos que forman las rocas sedimentarias, generadas por la ... acumulación de materiales. En el caso del templo sevillano, esos materiales tienen en común una raíz religiosa monoteísta, que ha hecho que durante un milenio el suelo sobre el que se asienta haya sido sagrado para las religiones del islam, el judaísmo y el cristianismo. Esta evolución del inmueble la muestra el especialista Óscar Gil en su estudio 'Arquitectura de Santa María la Blanca, mezquita, sinagoga e iglesia en Sevilla'.

Esos estratos, o al menos la huella de ellos, pueden verse en la actual Santa María la Blanca, un templo de factura barroca con una nave central ornamentada con ricas yeserías y que alberga un diseño iconográfico de Bartolomé Esteban Murillo, aunque solo uno de los cuadros que pintó, 'La cena', permanece en la iglesia, ya que el resto fueron expoliados durante la invasión napoleónica a principios del XIX,

Pero siglos antes de que el canónico Justino de Neve guiara los trabajos para convertirla en un acabado ejemplo del barroco sevillano, el suelo de esta iglesia ya era sagrado, por cuanto se podía localizar en un edificio de la España visigoda, un templo cristiano del que quedan como restos dos capiteles la portada que tiene la iglesia en la calle Acheros.

Tras la invasión musulmana, se erigiría en este suelo una mezquita de barrio de reducidas dimensiones que, según algunos especialistas, tendría uno de sus accesos en la actual calle de Santa María la Blanca y donde estaría ubicado también el alminar. Sin embargo, apenas quedan vestigios de la mezquita en la actualidad, más allá de la puerta de ingreso y su recuerdo del patio de las abluciones. Se mantendría hasta 1248, fecha de la conquista de Sevilla por el rey Fernando III de Castilla.

En el repartimiento posterior, se cedió el actual barrio de la judería a la comunidad hebrea y ese momento la mezquita pasa a ser sinagoga, manteniéndose así ocupado el mismo espacio del inmueble hasta la primera mitad del siglo XIV, momento en que se produce una remodelación y ampliación del inmueble, construyéndose el hejal y colocándose bancadas para acoger a los fieles en el rezo.

En ese momento se anuló el muro de la quibla y se coloca el hejal, espacio donde se guardan los libros de la Torá y elementos litúrgicos. El asalto a la judería en 1391 marcaría su fin como sinagoga y abriría la actual etapa de Santa María la Blanca como iglesia cristiana.

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