Pedro Sánchez se lleva a Madrid la sede de la Casa de la ONU que nació de la Cumbre de Sevilla
El presidente del Gobierno incumple su propuesta de descentralizar la Administración por el resto del país y aleja esta sede de la ciudad anfitriona
Esta decisión se suma a la presencia de 15 ministros que no encontraron ni un hueco en su agenda para resolver los asuntos pendientes con Sevilla
Pedro Sánchez se recluyó en el hotel Alfonso XIII durante la Cumbre de la ONU en Sevilla: montó un despacho y un comedor

Sevilla ha terminado de despedir en estas últimas horas a los más de 8.000 participantes, los 187 países representados y los 70 líderes mundiales que han participado esta semana en la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación al Desarrollo de la ONU en ... la capital hispalense. Un evento que, según las primeras estimaciones, ha provocado un impacto económico de más de 20 millones, pero que en la práctica ha generado un interminable listado de inconvenientes para los sevillanos, con atascos, cortes de tráfico y otra serie de molestias en su día a día. Sin embargo, uno de los legados que dejará este encuentro han sido los constantes desplantes del Gobierno de España, confirmando así los agravios de Pedro Sánchez a la ciudad que le ha abierto sus puertas para acoger la celebración de esta cumbre.
Fue el pasado lunes (primer día de la conferencia) cuando el presidente del Gobierno realizó una comparecencia ante los medios en la que anunció la creación de la Casa de Naciones Unidas, una nueva sede que servirá para dar acogida a varias agencias de la ONU y que tendrá como objetivo el que puedan realizar su trabajo con «seguridad, apoyo y reconocimiento». Se trata de una oficina permanente que forma parte del documento que se ha denominado 'Plan Sevilla para la acción' y en el que, a pesar de llevar el nombre de la ciudad, han optado por centralizar su ubicación en Madrid. Un gesto que desde el Ayuntamiento de Sevilla han visto como un nuevo desplante de Sánchez que, según fuentes consultadas por este periódico, «nos ha llenado la ciudad de muchos problemas, aunque luego se lleva los frutos hasta la capital».
La decisión del Ejecutivo central plantea además una serie de medidas concretas que buscan fomentar el desarrollo de los países más pobres y que se gestionarán desde esta nueva oficina de la ONU. Pero la realidad es que el hecho de que tenga su sede en Madrid choca frontalmente con los planes iniciales del Gobierno de España de descentralizar los organismos de la Administración, abriendo nuevas dependencias en otras provincias del país. Ocurrió en su día con la Agencia Espacial Europea, que se situó en Sevilla coincidiendo con la etapa en la que su partido (el PSOE) estaba al frente del Ayuntamiento de Sevilla. Sin embargo, en estos momentos y con el popular José Luis Sanz en la Alcaldía, Sánchez ha preferido llevarse la oficina de la ONU a Madrid, aunque eso suponga una contradicción –otra más– con respecto a la estrategia que anunció allá por el año 2021.
Ministros ajenos a Sevilla
Esta decisión se suma al resto de los agravios que ha sufrido esta semana la ciudad por parte del Gobierno de España. Desde lunes y hasta el jueves, un total de 14 ministros (más el presidente) se han dejado ver por el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla Este, el escenario en el que se celebró la Cumbre de la ONU. Sin embargo, a lo largo de estos días no encontraron ni un solo hueco en su agenda para atender algunos de los asuntos que están pendientes de resolver en la capital hispalense desde hace años y que son responsabilidad directa del Ejecutivo. En Fibes estuvo, por ejemplo, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que no tuvo ni un minuto para abordar la financiación de los ayuntamientos. También el responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que tampoco afrontó el déficit de policías nacionales; o José Manuel Albares, titular de Exteriores, que no mantuvo ningún encuentro sobre el trabajo que se está realizando con Iberoamérica para el primer centenario de la Exposición del 29.
No fueron los únicos ministros que visitaron Sevilla estos días. También se pudo ver a los titulares de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen; de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo; de Sanidad, Mónica García; de Igualdad, Ana Redondo; de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz; de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López; de Vivienda, Isabel Rodríguez; o de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy. Ninguno de ellos dedicó ni un sólo minuto a encontrarse con el alcalde de la ciudad o algún miembro de su gobierno. Pero más singular son aún los casos de otros dos responsables del Ejecutivo de Sánchez. Se trata de Diana Morant, ministra de Ciencia, que visitó la Agencia Espacial Española en San Jerónimo, o de Sira Riego, ministra de Juventud, que acudió a una instalación deportiva municipal en el Distrito Cerro-Amate. En ambos casos, no se informó al Ayuntamiento de ninguno de estos actos.
El resto de los agravios
Pero la lista de desplantes del Gobierno de España durante la Cumbre de la ONU no termina aquí. Durante meses, responsables del Ayuntamiento de Sevilla habían mantenido numerosas reuniones con otros miembros del Ejecutivo para definir los detalles del dispositivo de seguridad y movilidad que se activaría estos días. De esos encuentros se sacaron todos los detalles de estas actuaciones, quedando todo cerrado y acordado por ambas partes. Sin embargo, sólo 24 horas antes de que comenzara a llegar los primeros mandatarios a la capital hispalense, la Policía Nacional –responsabilidad del Ministerio del Interior– decidió cambiar el planteamiento inicial y cortar el tráfico en la avenida de Kansas City y sus incorporaciones, lo que provocó el colapso del tráfico en la ciudad y que el plan de funcionamiento de Tussam que había puesto en marcha el Consistorio –gratis en las líneas hacia Sevilla Este– no sirviera absolutamente para nada.
Aquella mañana del lunes la ciudad fue un auténtico caos. Los atascos se extendieron por las principales arterias de Sevilla y la mayoría de los sevillanos llegaron tarde a sus puestos de trabajo. El descontento entre los ciudadanos fue enorme y hasta el propio alcalde tuvo problemas para llegar a Fibes en el coche oficial de cara a su participación en el acto inaugural. A pesar de todo, José Luis Sanz aseguraba este jueves que la Cumbre había sido todo un «éxito» y quiso volver a «pedir perdón» a los vecinos de la capital hispalense por «las molestias ocasionadas». Con todo, señaló que fueron un ejemplo de «paciencia» y que demostraron también «el carácter acogedor» que hizo que «las más de 187 delegaciones se hayan sentido como en casa». Una serie de aspectos que, a juicio del primer edil, demostraron «la capacidad que tiene esta ciudad para organizar grandes eventos ».
Pero todavía ocurrieron más cosas durante estos días. El otro gran gesto de «desprecio» –como lo calificó Sanz– de Pedro Sánchez hacia la ciudad fue el veto al presidente de la Junta de Andalucía y al alcalde de Sevilla para que no acudieran a la cena que el líder del Ejecutivo organizó en el Palacio de las Dueñas para los altos cargos que asistieron a la Cumbre. A ninguno de los dos se les cursó invitación y esa actitud, unida al resto de polémicas que rodean actualmente al secretario general del PSOE, hizo que desde los balcones de las viviendas aledañas fuera abucheado por parte de algunos vecinos. Una decisión que, además, provocó que el Ayuntamiento tuviera que paralizar la obra de Emasesa en Santa Ángela de la Cruz, Dueñas y Gerona, poniendo en riesgo que puedan estar terminadas antes de la fecha comprometida.
Con todo, es evidente que la Cumbre ha traído algunos beneficios para la ciudad, como por ejemplo el hecho de que lo más de 600 periodistas que se han acreditado hayan llevado el nombre de Sevilla por todo el mundo o que el documento de conclusiones de la conferencia se haya denominado como el Compromiso de Sevilla. Pero también ha provocado que el Ayuntamiento, que ha colaborado como anfitrión del evento, haya sentido la falta de apoyo del Gobierno. Fuentes municipales escenifican esta situación en el discurso que pronunció Sánchez en el acto inaugural. En él agradeció el trabajo de la Junta de Andalucía y de la Diputación de Sevilla y, cuando llegó la hora de hablar del Consistorio, se remitió a decir «la ciudad que nos acoge».
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