Sale a la calle a preguntar a la gente qué harían si cae el meteorito y las respuestas no tienen desperdicio: «Me tapo con una sábana»

En pleno centro de Sevilla, en la Puerta de Jerez, Pablo se acercó a a algunos jóvenes para plantearles la inquietante posibilidad de que un meteorito impacte en nuestro planeta en 2032. Las reacciones fueron de lo más variopintas: desde el puro pánico hasta las ocurrencias más surrealistas.

Una chica, sin pensárselo dos veces, soltó un sincero «entrar en pánico». Otra, más práctica, afirmó que agarraría a su gato y saldría corriendo, aunque no está muy claro hacia dónde. «Yo me iría para Marte», aseguró otra entrevistada, convencida de que allí al menos tendría oxígeno.

El video ha dejado respuestas de lo más sorprendente. Una estudiante universitaria, en lugar de preocuparse por el meteorito, lo vio como la excusa perfecta para «desapuntarse de la carrera». Pablo no tardó en imaginarse la escena: llegar al cielo y que Dios te diga que no puedes entrar porque aún tienes cinco créditos pendientes. Conclusión: más vale graduarse antes del impacto, por si acaso.

Otra entrevistada intentó ver el lado práctico del desastre: «Si cae en otro sitio, no me afecta, ¿no?». Su plan era meterse en un sótano y esperar a que todo pasara. Siguiendo con las estrategias de supervivencia poco ortodoxas, alguien más propuso algo todavía más simple: «Me tapo con una sábana». Según esta lógica, el meteorito vería la sábana y decidiría no caer allí. Soluciones fáciles para problemas gigantes.

Por otro lado, hubo quien optó por respuestas más drásticas. «Yo me voy a la bomba, a tirarme a la bomba», comentó un joven refiriéndose a la explosión del meteorito. Otro entrevistado aseguró que simplemente se quedaría en estado de shock, sin saber cómo reaccionar.

Y es que, aunque la posibilidad de que un meteorito impacte contra la Tierra en 2032 es baja, nunca está de más preguntarse: ¿cómo reaccionaríamos realmente ante un evento de este calibre? La ciencia tiene sus propias respuestas, pero el ingenio humano, al parecer, tiene otras muchas.