«Sevilla es un caos positivo frente al orden alemán. Hay un engranaje perfecto entre lo que ves y lo que hace la gente»

Tras un problema de salud que la mantuvo varios años apartada del mundo artístico, regresó en 2021 con Project 15. «Me diagnosticaron un cáncer de colon y fue un shock tremendo porque nunca había tenido hasta entonces ninguna enfermedad y mi hija sólo tenía 3 años. Su nacimiento en 2012 lo cambió todo y, tras la operación de mi tumor, empecé una nueva vida y decidí pintar solo cosas que me gustaran«.

-¿Y qué fue lo primero que pintó?

-Una escena de la plaza de Abastos de Sanlúcar de Barrameda con un rape muy grande. Y también paisajes de Doñana y retratos de personas que antes sólo hacía por encargos.

-Uno de ellos fue el de la duquesa de Alba...

-Ese retrato me lo encargó el neurocirujano Paco Trujillo como regalo de bodas cuando se casó con Alfonso Díez. Lo hice a través de fotos suyas que encontré en Internet. Entonces la duquesa tenía más de 80 años y opté por hacer un híbrido de una mujer de edad inconcreta dando mucho enfoque a su mirada todopoderosa, a su forma de ser y a su forma de vestir. Y puse especial atención a su mano izquierda. El retrato saltó a los medios de comunicación el mismo día de la boda y salió en muchas webs esa misma mañana, antes del enlace, porque aún no había nada que publicar.

-¿Y qué le dijo ella?

-Que estaba muy logrado. Tras su muerte me encontré con su viudo en un Corte Inglés de Madrid y me dijo que tenía ese retrato en su casa detrás de su silla preferida. Pensé que me lo había dicho por compromiso pero algunos meses después en una entrevista en televisión salía él en su casa con el retrato detrás. Era verdad.

-Ese retrato le dio una popularidad que quizá no hubiera logrado de otra manera.

-Puede ser pero no me ha afectado en mi carrera. He seguido mi línea.

-¿Por qué se quedó a vivir en Andalucía?

-Después de viajar por toda Europa y Estados Unidos, Andalucía me atrajo por su luz. Pero sobre todo por su caos. En Alemania, mi país de origen, todo está tan ordenado que no te queda espacio para vivir. El caos que yo encontré en Andalucía no era negativo sino positivo. Un caos que implica libertad para cada uno respetando a los demás. Un caos en el que no está todo permitido sino sólo todo lo que permite el respeto a los demás. Y eso me gustó mucho. Aunque para mis padres Andalucía siempre ha sido África.

-¿Por qué?

-Ellos son alemanes extremistas. Nunca han venido a Andalucía ni van a venir. Asocian el calor andaluz con el calor africano y no creen que haya muchas diferencias entre una cosa y otra.

-Estuvo en Marbella en los años 90. ¿Qué vio allí?

-No me gustó tanto porque veía que echaban a los lugareños españoles y todo se hacía en función de los turistas.

-Y acabó en Sanlúcar de Barrameda...

-A diferencia de otras localidades cercanas como Chipiona o el Puerto, en Sanlúcar hay mucha animación todo el año. Y me acogieron genial a pesar de que entonces no estaban muy acostumbrados a los extranjeros. Me compré inicialmente un piso en segunda línea de playa pero hacían botellonas en una plaza enfrente de mi casa y me tuve que ir. Pude comprarme una casita en un campo de golf en 2005, en un proyecto urbanístico de Alfonso de Hohenlohe.

-¿Qué le pareció Sevilla la primera vez que vino?

-Fue hace más de veinte años y entonces no hablaba nada de español. Me encantó y pensé que por qué no había venido antes. Sevilla, como toda Andalucía, tiene ese caos positivo pero además vi una pátina especial y un engranaje perfecto entre lo que ves y el comportamiento de la gente. El idioma era español o nada y eso me encantaba.

-¿ Y ahora qué le parece Sevilla?

-Sevilla sigue siendo una ciudad preciosa pero el centro está perdiendo su alma, porque cada vez menos sevillanos viven en él a causa de los apartamentos turísticos. Todas las personas que están allí permanecen unos días o una semana como máximo y no tienen tiempo de integrarse con la cultura sevillana. Está todo enfocado al turismo y los comercios tradicionales se están perdiendo. Desde el punto de vista económico será un éxito pero esto tiene su precio. Me temo que esa tendencia es imparable.