«Repetí en BUP y dejé los estudios. A los 29 años entré en la Universidad y logré el mejor expediente»

-Usted no fue un gran estudiante en su infancia y adolescencia y luego se convirtió en el mejor estudiante de su promoción en la Universidad con el premio de la Universidad de Sevilla, de la Maestranza de Caballería, del Ayuntamiento de Sevilla y del Ministerio de Educación y Cultura. ¿Cómo fue posible ese cambio?

-En la infancia y la adolescencia no es que no fuera un gran estudiante, es que no era estudiante. No estudiaba nada, aunque en el recreo siempre era el máximo goleador. Las asignaturas humanísticas las aprobaba simplemente escuchando en clase, sacaba un 5 o un 6. Las matemáticas me gustaban y recuerdo un examen en primero o segundo de BUP que saqué un 10, la mejor nota de la clase. Y en el siguiente examen saqué un 0. Al final me dio la media de 5 y aprobé. Pero cuando mi madre se enteró de que no hice el segundo examen porque me había ido a jugar al fútbol, me gané una bronca. Tenía una mentalidad infantil. En clase perdía mucho tiempo leyendo cosas de Historia del Arte y rellenaba unos cuadernos en los que iba haciendo un catálogo de los cuadros que había en las iglesias de Sevilla.

-¿Repitió algún curso?

-Sí, segundo de BUP por una asignatura a la que no me presenté. Empecé a estudiar en los Escolapios de Escuelas Pías y, cuando se trasladaron a Montequinto, acabé en el San Francisco de Paula, al que prácticamente podía ir y venir solo andando Allí entré en cuarto de EGB y estuve hasta segundo de BUP. Es mi opinión pero a veces no se trata a los niños como niños. Un ejemplo es el Quijote, un libro maravilloso pero para adultos, que nos obligaban a leer. Me fui a hacer tercero de BUP a la Academia Ifar y mi padre y yo decidimos que haría la mili lo antes posible y la hice de voluntario en Tablada, con 18 años. Al acabarla, con 19 ó 20 años, compartí mi afición al fútbol amateur, donde militaba en equipos de Regional, con un trabajo en la tienda de ropa de mi abuelo. Mi abuela se hizo cargo de la tienda cuando él murió y yo me convertí en su gran apoyo.

-¿Y cuándo decidió que quería ir a la Universidad?

-Yo tenía muy claro que quería hacer historia del Arte y con 29 años decidí dar ese salto tras hacer un examen de acceso. No olvidaré mi primer examen en la Facultad, de la asignatura de Palografía. Saqué un 9,7 y de esa nota ya no bajé en los cinco años de la carrera. En cuanto llegué al lugar donde quería estar, todo fue muy bien. Como me gustan mucho los toros, pongo un ejemplo con toreros. Cuando vi por primera vez torear a El Juli con 12 ó 13 años, me pareció increíble porque demostraba un conocimiento del oficio de 20 ó 30 años más. Sin embargo, otro gran torero como Espartaco, con 20 ó 21 años aún no había roto. Pero cuando rompió con 24 años se convirtió en el número uno incontestable. Eso pasa también con la música: ¿con qué edad triunfó Leonard Cohen? Tiene que llegar tu momento y desde los 14 ó 15 hasta los 25 ó 26, al menos en nuestra generación, era un periodo de formación y luego cada uno tiraba por un lado.