Ratifican la pena de 14 años de cárcel por robar a un anciano en Sevilla y violar a su cuidadora
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía desestima el recurso del acusado contra el fallo de la Audiencia Provincial, que hace un año absolvía la otro implicado en los hechos
Una Navidad de horror para una anciana de El Pedroso: le roban dos veces y la agreden sexualmente
Sevilla
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Iniciar sesiónEl Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha ratificado de forma íntegra la condena impuesta hace un año y un mes a Miguel V. R. por robar a un anciano en su piso de la calle Genaro Parladé de la capital al ... tiempo que violó a la persona que cuidaba del hombre, con problemas de movilidad. La Audiencia de Sevilla le impuso catorce años de cárcel, pena que ahora se confirma.
Fue a finales de abril de 2021 cuando se sentaron en el banquillo de los acusados en la Audiencia Miguel V.R. y un segundo investigado, quien resultó absuelto de todos las imputaciones a las que se enfrentaba, librándose de una petición de pena de dieciséis años.
En la madrugada del 5 de octubre de 2016 un empresario local, entonces en avanzada edad y ya fallecido, sufrió un robo mientras dormía en su piso de la calle Genaro Parladé. Sobre las cuatro de la mañana aproximadamente, el condenado, de 54 años, «en unión de otro individuo que no ha sido convenientemente identificado» , se dirigieron al domicilio del anciano.
Sabía cómo entrar en el piso
El acusado, según quedó probado durante la vista oral, tenía conocimiento por personas de su entorno de la situación económica de la víctima, así como que por su edad y enfermedad se encontraba en cama y necesitaba ayuda de una asistente. También sabía el ladrón cómo entrar en el piso, en una quinta planta.
Así, uno de los asaltantes entró por la ventana corredera de la cocina, aledaña a la ventana de un patio común. Luego abrió desde el interior la puerta del domicilio al otro autor. Iban con guantes, linternas y con capuchas y pasamontañas para evitar dejar huellas o ser vistos. Pero a Miguel se le pudo ver prácticamente todo el rostro porque se le resbalaba el pasamontañas , no así al otro autor. El piso contaba con cámaras de seguridad.
Con un cuchillo de grandes dimensiones abordaron a los ocupantes de la casa, el anciano y su cuidadora. Primero a ella, quien salió de su dormitorio alertada por el ruido que hicieron los ladrones al entrar. Al toparse con ellos, intentó huir por el pasillo pero le dieron caza. La metieron de nuevo en su cuarto, la maniataron y le taparon los ojos, exigiéndole todo lo de valor que hubiera en la casa.
El soplo entre consumo de drogas
El condenado y el otro ladrón no se quedaron en el robo, sino que aprovechando el estado de angustia y desamparo de la mujer, estando ésta en el suelo y boca abajo, la violaron. Mientras este ataque sexual ocurría, le decían a la víctima que si contaba lo que estaba pasando volverían para matarla. Entró en pánico.
Después entraron en el dormitorio del dueño del piso, que se hallaba durmiendo conectado a una bombona de oxígeno. Lo despertaron de forma violenta, exigiéndole con un cuchillo en la mano todo lo que tuviera de valor.
Los autores abandonaron el lugar tras apoderase de un teléfono de última generación, un reloj Cartier de oro, una caja de plumas, un Ebook Amazon, 1.000 euros en efectivo, propiedad del inquilino, y un teléfono y 200 euros de la mujer.
En la vista oral, los acusados negaron los hechos. El que resultó absuelto se limitó a decir que Miguel lo implicó en el robo y violación por las rencillas que existieron entre las exparejas de ellos. Se conocen porque Miguel vendía drogas.
Una de las testigos claves, ante la Policía Nacional, apuntó a Miguel como la persona a la que comentó la situación económica del anciano. Esta mujer fue un elemento primordial en este caso. Los agentes pusieron el foco del caso en personas del entorno cercano y laboral del empresario asaltado. Así se llegó hasta una empleada que había trabajado en el piso, que era drogadicta. Según relató esta testigo, en un fumadero de las Tres Mil Viviendas le contó a uno de los acusados, habitual de este lugar, que sabía donde podía haber dinero y los detalles del piso.
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