La radiografía de la Plaza de España de Sevilla que obliga a su cierre: del zoco comercial al vandalismo

Desde hace meses ABC ha venido publicando varias informaciones en la que se ponía el foco en el deterioro paulatino pero sin freno de la Plaza de España, así como al estrés que se estaba sometiendo a este lugar de la ciudad, elegido por empresas y entidades para celebrar allí todo tipo de eventos privados.

Hace tres años años el gobierno municipal del socialista Juan Espadas aprobó un plan de conservación, que lejos de alcanzar su propósito de tener a punto el aspecto de este monumento para disfrute de sevillanos y turistas, no consiguió atajar los destrozos frutos de actos vandálicos. En diciembre caducó ese contrato y el gobierno de José Luis Sanz volvió a licitarlo. La inversión sería de cien mil euros.

Aunque se trata de un asunto competencia de una administración distinta a la local, otra evidencia de la situación de abandono de la Plaza de España es que no superó la Inspección Técnica de Edificios realizada en 2022 por las deficiencias detectadas. Así lo denunció la asociación conservacionista Adepa el pasado mes de diciembre.

La destrucción de balaustradas y otros elementos cerámicos de la Plaza de España, a veces objeto de robo, incluso, no es el único mal que padece este Bien de Interés Cultural (BIC). La plaza semicircular y su avenida principal se ha convertido en un gran zoco comercial: puestos ambulantes, mantas con souvenirs, músicos y bailaores callejeros, etc.

La Plaza de España, como el Centro de la ciudad, no es ajena la presión turística que vive Sevilla, pero eso no ha sido incentivo para que las administraciones públicas, hasta el momento, hayan tomado cartas en el asunto para elevar las medidas de seguridad y protección de este monumento o aquella que reglamenten la venta ambulante de productos de recuerdos.

Vandalismo, la feria comercial, la presión turística y el abuso de la Plaza de España como escenario para conciertos y fiestas privadas. Nadie quiere dejar pasar la oportunidad de celebrar sus actos en este original e histórico enclave. Dior o los Grammy Latinos son los dos ejemplos más sonados en los últimos años, pero en 2023 también se han desarrollado presentaciones de coches, cenas de empresa, conciertos, desfiles militares y civiles, rodajes, pruebas deportivas y ecuestres. La privatización de la plaza, con instalación de escenarios o carpas de grandes dimensiones, priva al resto de visitantes del esplendor del monumento durante días o semanas.

La plaza es de titularidad municipal y el edificio es estatal, salvo un pequeño espacio, que también es del Ayuntamiento. El año pasado se celebraron alrededor de medio centenar de actividades, según los datos facilitados a este periódico por el Consistorio. Algunas de ellas, incluso, de forma prolongada, como el festival Icónica. La consecuencia es evidente: no hay un solo mes en que la Plaza de España se pueda ver en todo su conjunto, lo que perjudica al ciudadano.

Pero los efectos no sólo se dejan notar externamente, sino que cada montaje afectan, de una u otra manera, a los elementos arquitectónicos. Esto hizo que la Comisión Provincial de Patrimonio solicitara en 2022 informes preceptivos antes de conceder el permiso para organizar cualquier acto. El salón multiusos en el que se ha convertido la Plaza de España, lejos de la idea de anfiteatro abierto de su creador, Aníbal González, ha sido escenario incluso de botellones de grupos de aficionados que visitan Sevilla con sus equipos para jugar contra los clubes locales.