Sevilla
La Cartuja vuelve a vivir de espaldas al río 30 años después de la Expo
El Jardín Americano, que fue abandonado en 1992 y reabierto en 2010, está sumido en la degradación
Pese a la remodelación de Torneo, esta orilla del río presenta numerosos desperfectos y una vegetación descontrolada
El Camino de los Descubrimientos de Sevilla: una laguna repleta de coches y gorrillas
El edificio 'espejo' del Jardín de las Cigarreras de Sevilla ya tiene la cubierta de cristal instalada
Sevilla
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Iniciar sesiónLa orilla verde del Guadalquivir a su paso por Sevilla, en la zona que comprende desde la pasarela de la Cartuja hasta el puente de la Barqueta, esconde una parte oscura. La de años de degradación, de proyectos interrumpidos, atrapada en una maraña ... de administraciones, ahogada en el incivismo. A pesar de los esfuerzos por insuflar aire a este pulmón de la capital hispalense, sorprende el estado de abandono que se advierte con sólo un vistazo. En un punto crucial para la integración del río en la vida de los sevillanos con su desarrollo urbanístico, recuperados los muelles de las Delicias y Nueva York, a punto de concluirse el Jardín de las Cigarreras, avanzado el proyecto de Altadis y planteado incluso un distrito portuario, resulta cuanto menos soprendente que esta zona del río legada por la Exposición Universal de 1992 refleje síntomas de un crónico abandono.
El caso más significativo es el del Jardín Americano, creado con motivo de la Expo y único a nivel nacional por su contenido exclusivo en especies americanas. Al menos entonces. Tras los fuegos artificiales, este entorno se convirtió en un páramo y no fue recuperado hasta 2010 gracias una inversión por parte del Ayuntamiento y de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) de 8,5 millones de euros. Un hito para esta parte que limita el Parque Científico y Tecnológico y que hoy día tiene como polos opuestos, tanto en cuidado como en aprovechamiento, dos edificios. Junto al pantalán, el Pabellón de la Navegación, consagrado como espacio museístico que cuenta la evolución de la navegación atlántica y que cada año recibe miles de visitas en sus instalaciones. De otro lado, el Auditorio Rocío Jurado, que cumple dos años de cierre desde que en julio de 2022 el Ayuntamiento acordara la extinción del contrato de arrendamiento con la empresa TCM Visión SL. Frente a su puerta, un enorme estanque da la imagen espejo de todo el recinto: empantanado, quieto, sucio.
Un cartel herrumbroso y partido por la mitad avisa de que los papeles se tiran en la papelera. A escasos tres metros hay una, semihundida. Un grupo de niños y su monitor se sientan en las escaleras que tocan el río. Muchas de ellas se encuentran con grietas y otros desperfectos. El cobre gana terreno en las vallas y otras estructuras. Una casetilla de madera devencijada también da idea del estado de abandono de un jardín en el que no son protagonistas las especies arbóreas, sino los estridentes graffitis. A pesar de las constantes intervenciones por parte del Ayuntamiento, al que le corresponde el mantenimiento de estos jardines de titularidad de la Junta, el estado del mismo continúa siendo deficitario. Hace seis años, el umbráculo, comparable al de la Ciudadela de Barcelona, tuvo que ser precintado por riesgo de derrumbe. En la actualidad está opacado por una vegetación que crece salvaje -ésta incluso se cuela por los tablones de madera de las pasarelas del jardín-. Llegó a tener una zona de invernadero controlada por ordenador y más de 400 especies de plantas, según explica la Asociación Legado Expo, una organización ciudadana que se encarga de proyectar la herencia de la muestra del 92, pero también de denunciar los desmanes que se cometen sobre ella.
Más allá de dejar pasar la oportunidad de mostrar y disfrutar de esta joya paisajística en todo su esplendor, la decadencia de este jardín deja también una notoria sensación de inseguridad. Las huellas de los sintecho se observan en varios puntos del recorrido, especialmente bajo los puentes. Durante las mañanas, un equipo de operarios de Parques y Jardines trabaja para adecentar el espacio. Hay mucho que cortar, como demuestran varias cubas llenas de ramajos que salpican el recorrido. Las labores incluyen también el Parque del Guadalquivir, cuya entrada, en el aparcamiento trasero de una discoteca, vuelve a dar muestra de la cara más sucia de Sevilla.
Si a la vera del río se aprecia una situación de degradación, arriba se asemeja. Por el Camino de los Descubrimientos se abre paso igualmente una vegetación descontrolada, una recorrido de alcorques y losetas levantadas, un zizagueante itinerario de vehículos aparcados sin permiso. En el Canal de los Descubrimientos, en venta, sigue creciendo la hierba silvestre y siendo refugio para personas sin hogar.
En la otra margen del Guadalquivir la imagen que refleja el río, donde el tránsito de paseantes y deportistas es mucho más intenso, mejora poco. Fuentes del Ayuntamiento aseguran que se ha procedido a su desbroce y que esta actuación forma parte de las rutinas del área correspondiente. En el agua, el Puerto y el Ayuntamiento de Sevilla tienen un acuerdo a través de Lipasam para la limpieza de la lámina del río. Para la recogida de flotantes se dispone de una embarcación, que barre todas las impurezas.
Pero fuera, las abundantes lluvias del inicio de primavera hicieron brotar de forma descontrolada a la naturaleza, que luce descuidada en buena parte del recorrido del Paseo Juan Carlos I. Hasta hace al menos unas semanas, un mendigo daba de comer a las ratas, que campan a sus anchas por los taludes del río. Pintadas, vestigios de unos botellones que no cesan, restos de basura, jaramagos indomables y un largo etcétera de desperfectos, copan esta orilla en la que se encuentra la Biblioteca Felipe González y varias naves para guardar material para la práctica deportiva.
Contrasta esta imagen con el paseo superior, en Torneo, por fin rehabilitado hace escasamente un año después de tres décadas de abandono y vandalismo. Un kilómetro y medio entre la estación Plaza de Armas y la Barqueta, en el que se ha invertido más de seis millones de presupuesto para adecentar y recuperar este espacio clave al que aún le queda mucho por mejorar y, sobre todo, que hay que mantener. Este tramo se inauguró al final del mandato de Antonio Muñoz, quedándose el proyecto global en stand by por las elecciones y el cambio de gobierno local. Recientemente, se iniciaron las obras de rehabilitación de la torre ferroviaria 'La Única', con 679.000 euros de presupuesto, y el actual ejecutivo prevé incorporar mejoras en la reurbanización total del bulevar hasta el puente del Alamillo.
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